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Arte
Marc Lipp, el artista que ha convertido a Trump en un icono pop
Según medios especializados estadounidenses, este artista de Florida ha sido el encargado de crear el retrato del presidente de EE UU para la Casa Blanca

En los últimos días se ha producido otro cambio en la Casa Blanca. Esta vez, uno que es ante todo simbólico, pero que sin duda va en la línea que Donald Trump quiere difundir con su nuevo mandato. Se ha colgado un cuadro del nuevo presidente de Estados Unidos en la pared donde estaba el retrato del ex presidente Barack Obama. Una pintura que lejos queda de la obra que representaba al otro presidente, y que está basada en uno de los momentos políticos más importantes de los últimos meses.
El cuadro emula el momento en el que Trump sobrevivió a un intento de asesinato el pasado año. Aparece el presidente con el puño en alto, la cara ensangrentada, escoltado por agentes del Servicio Secreto y una bandera estadounidense ondeando de fondo. Lo firma, según publica "New York Post", Marc Lipp, un artista de Florida especializado en la representación artística de la cultura pop.
“El arte siempre ha sido el elemento principal en mi vida y cuando acepto un proyecto, mi objetivo es darle al cliente un producto que sea lo que quería como si pudiera pintarlo él mismo”, explica Lipp en una declaración recogida por el centro expositivo Blue Gallery Contemporary Art. En las redes sociales del pintor se observan retratos de figuras como Audrey Hepburn, John Lennon, Elvis Presley o Clint Eastwood. Todas ellas, estrellas e iconos del imaginario de las últimas décadas, y a las que ahora se suma el retrato del presidente de EE UU: ¿convierte así a Trump en una suerte de icono pop?
La obra ha levantado la polémica entre los diversos círculos de arte. Según escribió "The New York Times", la pintura "provocó críticas de algunos historiadores presidenciales, quienes no recordaban que otro presidente colgara un cuadro de sí mismo durante su mandato en la Casa Blanca". Además, el historiador Ted Widmer calificó en el "Times" dicho retrato como "de mal gusto", refiriéndose a la imagen que representa, la cual trae intrínseca un atentado presidencial, así como la polémica en torno a las armas siempre presente en EE UU.
Según la tradición, los retratos de los presidentes más recientes suelen ocupar el lugar más destacado de la Casa Blanca. En cuanto al de Obama, aún cuelga en un lugar prominente.
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