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Literatura

Arturo Pérez-Reverte, el quinto mosquetero

El autor apadrina una nueva traducción revisada y actualizada de «Los tres mosqueteros» de Alejandro Dumas, que prologa él mismo

Arturo Pérez-Reverte conversa con María José Solano
Arturo Pérez-Reverte conversa con María José Solano en la sede de la bodega de ProtosJeosm

Lo reconoció con un leve encogimiento de hombros, como algo obvio o casi inevitable: «Toda la vida me la he pasado buscando a amigos como los tres mosqueteros, o mujeres como Milady de Winter o Constance Bonacieux». Arturo Pérez-Reverte, en presencia de la escritora y editora María José Solano, reveló que leyó por primera vez la historia de Athos, Porthos, Aramis y D’Artagnan cuando era un niño menudo, pero de imaginación ya desbordante y proclive a la magia que destilan las grandes historias.

Él también recibió su aleccionamiento de vida en su propio Long John Silver, un marino viejo, contrabandista de oficio y muy bregado en el mar, que le ofreció su primer cigarrillo y del que aprendió que hay que despedirse de la vida antes de que a uno lo desguacen. La memoria de esos días queda atrás, pero no el sabor de las emociones que conoció a través de estos espadachines, con sus sombras y pecados, también con sus fidelidades y gallardías, que afianzaron amistad en más de un duelo bajo el lema «uno para todos y todos para uno». «Con este libro entendí que un lector puede proyectarse en un libro. Me cambió la vida por eso, porque me sumergí en su texto. Gracias a estos personajes descubrí la amistad, la lealtad y a los enemigos».

Ilustración de Ferrer-Dalmau para la portada del libro
Ilustración de Ferrer-Dalmau para la portada del libroZenda/Edhasa

En un entorno privilegiado, que, sin duda, hubiera agradado al propio Alejandro Dumas, probado gastrónomo y gran catador de caldos, las bodegas Protos, en Peñafiel, el novelista presentó la nueva edición de «Los tres mosqueteros» que publica «Zenda/Edhasa» y que sale ahora con traducción revisada y actualizada, y un prólogo inédito firmado por él mismo. Una introducción que propone, nada menos, que un encuentro entre Alejandro Dumas con otro hombre de armas, no de menor valía, aunque de horma y carácter distintos a los de los protagonistas franceses: el capitán Alatriste. «Él es más oscuro, es un asesino a sueldo, tiene sombras, recuerdos, mientras que los mosqueteros tienen otras lealtades. Alatriste quizá se parece a Athos, que se emborracha, que tiene el pasado de su mujer. Es de quien nace Alatriste, por eso se bate con él en “Misión en París” (Alfaguara) –la última aventura de su célebre soldado de tercios–, porque los dos se entienden bien y tienen una altura moral bastante similar».

Pérez-Reverte firma el prólogo, donde improvisa un encuentro entre Dumas y Alatriste

Arturo Pérez-Reverte admitió que uno de sus malos preferidos es el conde de Rochefort. «Junto al capitán Garfio y el cocodrilo que aparecen en “Peter Pan”», corrió a apuntar. Aseguró que, junto a Richelieu, marcó una línea dinástica de villanos que ha llegado hasta hoy. «Hay malos que nacen malos y otros que se hacen malos por la vida. Los peores son estos últimos porque saben por qué son malos, tienen argumentaciones y saben muy bien por qué quieren ajustar las cuentas contigo. El problema de Occidente es que ha creado demasiados villanos y ahora nos quieren venir a ajustarnos esas cuentas». El escritor aprovechó la ocasión para subrayar la relevancia que tiene esta novela y la lectura temprana en la formación del carácter y ofrecer un horizonte más amplio a la mirada. «Lo que me ha permitido sobrevivir es la lectura, porque te familiariza con la maldad, y puedes reconocerla antes cuando venga a encontrarte. El problema hoy es que los jóvenes cuentan cada vez con menos referencias para entender el mundo. No las reciben en la educación y a veces tampoco en casa. Por eso hay que leer».

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