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Conflictos

Así fue la guerra más corta de la historia: qué países se enfrentaron y cuál fue su duración

Se trata de un conflicto armado que se resolvió de una forma muy breve entre dos países del mundo con tendencias diferentes

Una de las guerras más polémicas que han existido en el mundo pasó a la historia por ser el conflicto más corto y con menor duración
Una de las guerras más polémicas que han existido en el mundo pasó a la historia por ser el conflicto más corto y con menor duraciónDreamstime

Durante toda la vida, por tristeza, han existido guerras y conflictos que han cambiado el mundo, más allá de vidas y daños personales y materiales. Imperios y grandes potencias que han masacrado territorios o luchas en las que buena parte de los países participaron, como las dos grandes contiendas del siglo XX (Primera y Segunda Guerra Mundial). Momentos de tensión que duraron años, aunque en ocasiones, solo unos meses o incluso menos tiempo. Así, la guerra más corta de toda la historia solo duró unos minutos, menos de una hora.

Fue un conflicto armado conocido como la guerra anglo-zanzibariana, que se dio entre el Reino Unido y el sultán de Zanzíbar, Khalid ibn Barghash, el 27 de agosto de 1896. Solo duró 38 minutos, según los documentos históricos, aunque algunos dicen que se prolongó hasta los 45 minutos. Ni siquiera una hora de reloj para resolver una guerra, que se puede decir que tardaron más en provocarlo que en la resolución. Y pese a su corta duración, está en la memoria histórica como la "guerra más rápida jamás ejecutada" o "el conflicto más corto que haya existido jamás".

En aquel tiempo, Zanzíbar era un sultanato de la actual Tanzania, conocido por su comercio de esclavos y especias, y fue el principal mercado de África Oriental. Pero era protectorado británico desde 1890, cuando el Imperio Británico, en plena expansiva colonial, se hizo con Zanzíbar.

38 minutos y sin bajas: así fue la guerra más corta de la historia que enfrentó a Reino Unido con Zanzíbar

El sultán Hamad ibn Thuwaini, al frente del archipiélago, murió el 25 de agosto de aquel año, y durante su reinado cooperaba con los intereses británicos. Su sobrino, Khalid ibn Barghash, quiso heredar el trono, pero se encontró con dos problemas: su nula intención de cooperación con los británicos y el derecho de veto sobre el nombramiento de sultanes que tenía Zanzíbar por ser protectorado del país europeo.

Los británicos exigían la rendición de Khalid, que se negó a rendirse pese al ultimátum lanzado en el que se le ordenó que abandonara el palacio, con el fin de imponer a otro candidato que el cónsul Basil Cave tenía entre manos y con el que sería más fácil colaborar.

Pero como es costumbre en este tipo de situaciones, los conflictos se convierten en un tira y afloja en el que nadie quiere ceder. El nuevo sultán rebelde produjo un movimiento de resistencia, formando un ejército de 2.800 hombres, siendo la mayoría civiles y unos cuantos soldados. Amenazaban con atacar a cualquier británico que estuviera en contra de ese trono heredado con piezas de artillería e incluso cañón. Pero al frente, estaba todo un imperio, que como es lógico no se asustó, y respondieron formando filas y afirmando que a las 9 de la mañana del 27 de agosto, si no se rendían atacarían.

"No tenemos intención de bajar nuestra bandera y no creemos que vayáis a abrir fuego sobre nosotros", fueron las palabras del sultán autoproclamado. Y ante la negativa a rendición, la flota británica comenzó a bombardear las costas de isla. Sobre las 09:40 horas, las fuerzas zanzíbares se rindieron después de todo el destrozo. Murieron unos 500 soldados de Zanzíbar, mientras que solo un británico resultó herido.

Durante esa guerra, se usaron alrededor de 500 bombas, más de 4.000 cartuchos de ametralladora y unos mil de rifles. Tras el breve conflicto, los británicos pusieron en el trono a Hamud ibn Mohammed, el otro primo del anterior sultán.