China reclama al British Museum la devolución de 23.000 piezas
La demanda ha vuelto a reactivarse después del robo de 2.000 objetos de la colección del museo londinense
Hong-Kong Creada:
Última actualización:
Tras conocerse el saqueo de más de 2.000 objetos del prestigioso Museo Británico del Reino Unido, se ha desatado un escándalo en la industria cultural que ha sumido a los centros museísticos internacionales en una crisis de confianza y ha hecho rugir a países como China y Egipto, que reclaman la devolución de tesoros “expoliados” que aún conserva el citado organismo.
China se ha sumado recientemente a las demandas para que la institución londinense devuelva obras de arte y objetos de su colección adquiridos indebidamente, publicando su petición formal en el periódico estatal en lengua inglesa "Global Times", y enumerando algunas de las aproximadamente 23.000 reliquias chinas del museo. Entre estas piezas de inmenso valor citan "estatuas luohan tricolores de Liao, bronces rituales de las dinastías Shang y Zhou, pergaminos de sutra budista en piedra de las dinastías Wei y Jin, y otros tesoros nacionales". Y es que, las piezas chinas, que abarcan desde el Neolítico hasta la actualidad, incluyen pinturas, grabados, jade y cerámica. Según el editorial, "la inmensa mayoría de la enorme colección del Museo Británico, de hasta ocho millones de piezas, procedía de países distintos del Reino Unido, y una parte significativa de ella fue adquirida por canales inadecuados, incluso por medios sucios y pecaminosos".
Países como China, Grecia y Nigeria han expresado su convicción de que los objetos culturales incautados o saqueados por las fuerzas coloniales deben devolverse a su lugar de origen, incluso antes de que hubiera motivos para dudar de la capacidad del Museo Británico para salvaguardar sus tesoros. Por ello no es de extrañar que el clamor para que Reino Unido devuelva las reliquias chinas supuestamente expoliadas por este país se haya convertido en trending topic en China, con más de 210 millones de visitas en la plataforma Sina Weibo, similar a Twitter. Los internautas del gigante asiático exigen que se les devuelvan de inmediato sus bienes. Los medios estatales chinos también respaldaron las demandas de devolución de vestigios culturales de otros países, como India y Sudáfrica.
Tras la Segunda Guerra del Opio (1856-60), en 1860, tropas británicas y francesas saquearon el Antiguo Palacio de Verano, o Yuanmingyuan, en Pekín. Las obras de arte y los objetos culturales expoliados fueron a parar a los museos y colecciones privadas de toda Europa. Según las estimaciones chinas , 10 millones de objetos fueron robados del pais desde la primera Guerra del Opio (1840-42) hasta la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa (1931-45).
Con todo, Pekín considera que, habida cuenta que esta institución no dispone de una lista de los objetos perdidos, es "difícil creer que no se perdiera ninguna reliquia china en el reciente lote robado", tal y como explicó el experto en repatriación, Wang Zhongjie ,al oficialista "Global Times". "Y tengo que decir que aquellas reliquias que se extravíen es muy probable que lo hagan definitivamente y no puedan ser reemplazadas", advirtió Wang. Por su parte, el Museo Británico ha rechazado estas afirmaciones, citando la Ley de Museos del país que prohíbe a las instituciones públicas de la nación retirar objetos de colección en casi todas las circunstancias.
El uso de esta ley ha sido criticada por el gigante asiatico por ser " muy hipócrita y ridículo utilizar una normativa establecida por uno mismo como excusa para negarse a obedecer la moral internacional y cumplir con la responsabilidad internacional", describiendo a la institución implicada como " un microcosmos de la historia de la expansión colonial británica”. China defiende que “aunque el gobierno británico haya borrado las huellas dactilares de los saqueadores en estos artefactos, no puede eliminar la verdadera propiedad de estos bienes culturales."
Las peticiones de restitución del Museo Británico se han intensificado en las últimas semanas tras la revelación de que un empleado habría estado sustrayendo cerca de 2.000 objetos de la colección de este centro -entre ellos joyas de oro y piedras semipreciosas- y vendiéndolos a través de eBay. El organismo ha despedido a Peter John Higgs, su conservador jefe de arte griego y romano, al que se considera responsable de los hurtos. Por su parte, Hartwig Fischer, director de la institución, ha dimitido de su cargo en respuesta al escándalo.
A pesar de todo, merece la pena destacar la exposición "El siglo oculto de China (1796-1912)", que se exhibe hasta el 8 de octubre en el Museo Británico de Londres y presenta 300 piezas de un periodo tumultuoso que condujo al final de la dinastía Qing. En su apogeo, la dinastía gobernó sobre un tercio de la población mundial. La exposición abarca un importante periodo en el que cuatro mil años de dominio dinástico llegaron a su fin por los disturbios civiles, las guerras del Opio, la rebelión de los bóxers y la primera guerra chino-japonesa, allanando el camino para la caída de los Qing y el advenimiento de la República.
Una muestra de excepcional importancia histórica está escondida en un rincón. Un documento de tamaño A3 en dos páginas, con un sello de cera negra, las chuletas rojas del emperador Daoguang (Xuanzong) y la firma del plenipotenciario británico en China, Henry Pottinger. Se trata del Tratado de Nankín, firmado a bordo del HMS Cornwallis el 29 de agosto de 1842, al término de la primera guerra del opio. El documento abría por la fuerza al comercio exterior varios puertos chinos, entre ellos Guangzhou y Shanghai, obligaba a la dinastía Qing a pagar una enorme suma a los británicos en concepto de indemnización y, por supuesto, les cedía el control de la isla de Hong Kong. Este "tratado desigual" original, procedente de los Archivos Nacionales de Kew (Londres) ha atraído a numerosos visitantes chinos.