Entrevista
Constance Tsang: «Me siento inevitablemente atraída por historias de vida y muerte»
La cineasta chino-estadounidense debuta con la intimista «Blue Sun Palace»
E ntre los abisales rincones de explotación sexual y decadente belleza embalsamada de un salón de masajes ubicado en Flushing (Queens) y el humanismo cadencioso del duelo y la identidad, transita el bellísimo debut cinematográfico de Constance Tsang que aterriza hoy en salas españolas. Envuelta en ese misterio estético permanente en el que los espacios, los lugares, los sitios en los que sucede la vida, adquieren un protagonismo a través de la geometría de sus formas, la energía de sus colores y la disposición de sus elementos más propios de los personajes que de los objetos inanimados a los que representan tan presente en el cine de Wong Kar-wai, «Blue Sun Palace» relata la experiencia migrante de la comunidad china en Nueva York sirviéndose de una historia de amistad femenina y triangulación amorosa entre Didi y Amy –compañeras del mencionado spa– y Cheung (interpretado por Lee Kang-sheng, actor fetiche de Tsai Ming-Liang, considerado uno de los mejores directores de la Segunda Nueva Ola de cine taiwanés), un inmigrante procedente de Taiwán que trabaja en una constructora y que desarrolla un vínculo afectivo hacia la primera para más tarde –y condicionado por una serie de dramáticos acontecimientos– hacia la segunda. Contemporánea, ligera y luminosa, la cineasta nos recibe para conversar sobre las particularidades de los retratos estigmatizados en el cine o la resignificación de las amistades entre mujeres en la gran pantalla.
¿Hasta qué punto óperas primas como ésta cree que contribuyen a que se invierta la mirada estereotipada con la que a veces se ha tendido a retratar a la comunidad china en el cine?
Digamos que la perspectiva que los occidentales han mostrado hacia la comunidad china desde mi punto de vista está llena de estereotipos. Siempre vemos la misma cosa. Parece que la comunidad china está dentro de ella misma pero al final la visión que se tiene de ella por el cine que se consume sólo la tiene el mercado. Creo que hay excelentes películas chinas. Yo misma me inspiro mucho, por ejemplo, en la Nueva Ola taiwanesa. ¿Llega aquí? pues seguramente muy poco. ¿Qué películas se compran realmente? Es eso lo que importa, ¿sabes? En cuanto al retrato que se hace, creo que el estigma siempre surge del desconocimiento. La falta de empatía y el no tener interés en saber cómo es en realidad la cultura de una comunidad. Ese es el verdadero problema.
¿Es cierto que hay una inevitable parcela de recuerdos personales depositados en esta historia?
En casi todas las películas que me gustan, en todas aquellas que disfruto como espectadora, la visión de la vida del director o directora está profundamente ligada a la del narrador del propio relato. Me parece una realidad bastante habitual además. Este filme habla realmente sobre las alegrías y los dolores de vivir, y creo que la vida como la conocemos es un equilibrio entre ambos. Para mí es muy importante escribir una película que entienda y que conozca, una película en la que sepa por qué los personajes son así, por qué van en una dirección concreta, me siento inevitablemente atraída por historias de vida y muerte. Mis padres fueron migrantes chinos en Nueva York, hay muchas personas que formaron parte de mi infancia en Flushing cuyas vivencias resuenan en las de estos personajes, sin duda.
La relación entre Didi y Amy está retratada de una manera muy íntima y profundamente honesta. Antes no acostumbrábamos a ver con frecuencia este tipo de amistades femeninas.
Desde luego. En la relación que tienen entre ellas siempre hay optimismo, pero también dolor y amor puro. Es importante que en las relaciones se equilibren los conceptos. Al final en esa visión de las relaciones entre mujeres está también mi percepción del mundo.