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Hugh Jackman: «Lo más difícil fue lograr un buen peluquín»

Con una mata de pelo impostada y un arduo trabajo de investigación en el personaje, el actor de fama mundial por su personaje de Lobezno da el salto al «biopic» político metiéndose en la piel de Gary Hart, un candidato demócrata inmerso en un lío de faldas.

Hugh Jackman se mete en la piel del político demócrata Gary Hart en «El candidato»
Hugh Jackman se mete en la piel del político demócrata Gary Hart en «El candidato»larazon

Con una mata de pelo impostada y un arduo trabajo de investigación en el personaje, el actor de fama mundial por su personaje de Lobezno da el salto al «biopic» político metiéndose en la piel de Gary Hart, un candidato demócrata inmerso en un lío de faldas.

Hugh Jackman, el famoso actor australiano conocido por interpretar a «Lobezno» en distintos filmes del universo Marvel, se pasa a la política. Figuradamente, claro. En «El candidato» da vida al político demócrata Gary Hart y, según sus palabras, ha sido con diferencia el papel más difícil de su carrera. El guión está basado en el libro del ex corresponsal político de «The NewYork Times» Matt Bai, «All The Truth Is Out», y ha sido adaptado a la pantalla grande por el director Jason Reitman y Jason Carson (ex consejero de las campañas de Dean en el 2004 y Clinton en el 2008).

A pesar que lo que se narra en el filme sucedió hace 30 años, el tema remite al contexto actual. «El candidato» nos sitúa en la campaña del aspirante favorito al partido demócrata en las elecciones del 1988. Todo parecía jugar a favor de Gary Hart hasta que un «affaire» extramatrimonial con Donna Rice mandó su carrera política al traste en un abrir y cerrar de ojos. Todo ello se unió con el apogeo de la mezcla entre la prensa política y la de entretenimiento, que se cebó con las aspiraciones de Hart para recuperar su campaña.

–¿Qué le atrajo de este personaje tan controvertido?

–Lo primero que me interesó fue Jason Reitman, el director. Me parece muy bueno contando historias.

–Como australiano, ¿estaba familiarizado con la historia de este político estadounidense?

–Tenía una ligera idea del asunto. Cuando leí el guión y el libro de Matt Bai me sorprendió que un incidente que pasó tan rápido tuviera tanta relevancia. Como mucha otra gente, yo mismo me preguntaba cómo pasó y cómo está conectado a lo que vivimos hoy en día. Creo que llegas a entender a Donna Rice y al resto de las mujeres en la cinta, así como al propio Gary Hart. Ves su historia desde perspectivas muy diferentes y eso me atrapó.

–¿Tiene sentido rescatar un «affaire» de hace más de 30 años?

–Porque creo que te hace entender muy bien la división y el antagonismo existente entre la política y la prensa que se extiende a lo que vivimos hoy en día. Fue un momento que hizo cambiar a la prensa hacia otra dirección, convirtiéndose la política en algo personal.

–Es una película muy diferente a lo que ha hecho hasta ahora, al igual que es diferente a lo que Jason Reitman viene haciendo. Para ambos es la primera basada en una historia real.

–Efectivamente. Los dos teníamos muchas ganas de embarcarnos en este proyecto, pero al mismo tiempo estábamos bastante nerviosos. La primera persona a la que Jason enseñó el filme fue a Donna Rice y luego a Gary Hart, quien la vio junto a su mujer y su hijo. Cuando cuentas una historia de este tipo hay consecuencias para las vidas de las personas que aparecen en la película y existe una cierta responsabilidad. Eso era algo que me preocupaba. Por ese preciso motivo me he preparado para este papel más que para cualquier otro que haya hecho antes, he leído e investigado todo lo que he podido y he visto multitud de material sobre Gary.

–¿Cuál era la mayor preocupación de Hart?

–Su familia, ahora y en aquel momento. Además, me decía una y otra vez que no entendía como un actor como yo tenía interés en interpretarle (risas).

–¿Y cómo ha sido hacer de él?

–Una palabra que puedo utilizar para definir a Gary es «esquivo», lo cual para un actor resulta algo un tanto abrumador, porque nuestra tarea es meterte en la piel del personaje. Tienes que entenderlo. Jason y yo tuvimos conversaciones al respecto, queríamos que la audiencia se sintiera cada vez más cercana a Gary para entenderlo, pero cuando ya parecía que estabas conociéndolo del todo echar un poco la marcha atrás. Tengo que agradecer al director la ayuda que me ha brindado para interpretarlo. Me ha dado mucha confianza.

–Solo tiene elogios para Reitman...

–Es increíble. No creo que hubiera sido capaz de hacerlo sin su apoyo y ayuda. Es un director al que le gusta colaborar con los actores, y eso se agradece bastante.

–¿Considera que el mundo de la política perdió a un buen candidato?

–Sin duda. Es cierto que ahora me considero amigo de Gary, pero dejando eso a un lado, me he dado cuenta de que todo el mundo que ha trabajado con él le tiene mucho aprecio. También creo que en aquella época la gente pensó que la prensa se había pasado tres pueblos con él. Era un hombre que políticamente tenía muy buena visión de futuro, algo que la mayor parte de los políticos no tienen.

–Tras acabar la película, ¿con qué te quedas?

–Con el orgullo por el resultado. Cuando veo la cinta, veo a Gary, y eso me hace feliz y también pensar que la gente vaya a ver la película. Va a hacer que se planteen cosas interesantes. Me siento muy orgulloso de haber tenido esta oportunidad.

–Comentaba antes que ha sido el papel para el que ha hecho un mayor trabajo de investigación..

–Sí, trabajé con un investigador que me pasó todas las cintas que pudo encontrar. Me lo pasé muy bien viendo un montón de material sin editar de las noticias de la época. He hablado con todos los miembros que formaron parte de su campaña, con amigos, familia... Acabé con cuatro carpetas llenas de notas. Me interesaba entender el sistema político, su historia, de dónde venía, intentar de algún modo entrar en su mente.

–¿Tuvo que subir de peso?

–No, pero sí me tuve que poner una peluca. Cada día que entraba en maquillaje le pedía perdón a Gary. Por mucho que lo intentamos, el pelo no quedó como hubiésemos querido. Su pelo era algo de lo que la gente hablaba mucho. Se decía que tenía el mejor pelo de toda la política americana. No pienso que mi peluca le hiciera justicia, pero nos tuvimos que acostumbrar.