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Estreno

Crítica de "Dialogando con la vida": una película huérfana ★★★

Dirección y guion: Christophe Honoré. Intérpretes: Paul Kircher, Vincent Lacoste, Juliette Binoche, Xavier Giannoli, Christophe Honoré, Wilfried Capet, Isabelle Thevenoux. Francia, 2017. Duración: 122 minutos. Drama.

Un fotograma de "Dialogando con la vida"
Un fotograma de "Dialogando con la vida"Imdb

Es una feliz idea que Christophe Honoré interprete a su propio padre en “Dialogando con la vida”, teniendo en cuenta que la película es un homenaje a la muerte prematura de este en un accidente. En ese gesto el filme se queda huérfano, y sus imágenes están impregnadas de un sentimiento de duelo que atraviesa, como un escalofrío, la columna vertebral de un clásico relato de iniciación.

En ausencia de una figura paterna, de una autoridad que ordene el mundo, “Dialogando con la vida” busca una voz propia desesperadamente. La de su protagonista adolescente, Lucas, alter ego de Honoré, confiesa a cámara sus sentimientos de un modo un tanto afectado, y la película titubea entre el drama familiar sobre la pérdida y el despertar a la vida de un chico homosexual que, hambriento de afecto, se bebe de un trago sus experiencias parisinas a un paso del colapso.

Honoré, que nunca ha sido un cineasta sutil, se enamora del ‘angst’ juvenil de su personaje, es decir, de sí mismo, y no sabe reconocer que la verdadera película está en otra parte: en un padre melancólico que tal vez murió siendo infeliz, en el modo en que el silencio y la mirada baja se conjuran para notificar una noticia fatal, en la risa desubicada entre las lágrimas familiares, en una cena de luto en la que hablar de política viola la memoria de un muerto. En esa descripción de un tiempo y un espacio que se vuelven extraños, ajenos -sí, huérfanos-, está lo mejor de esta desigual variación de “Vivir deprisa, amar despacio”, en la que Honoré ya contaba buena parte del periplo de Lucas.

Lo mejor:

El primer tramo del filme retrata con sensibilidad cómo penetra el sentimiento de duelo en una familia.

Lo peor:

El cine de Honoré sigue estando empapado de una afectación algo pomposa.