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El «hashtag» muere, la RAE permanece

Irene Montero ha protagonizado una polémica al proponer utilizar el término «portavoza»

Imagen basada en un cartel de El Lissitzky
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Irene Montero ha protagonizado una polémica al proponer utilizar el término «portavoza»

Vivimos en un sobresalto permanente desde que Irene Montero se erigió en «portavoza» del «trending topic» y aupó a lo más alto de las redes un vocablo que no existe. La Real Academia Española se ha pronunciado: el sustantivo «portavoz» es común en cuanto al género, lo que significa que coinciden su forma de masculino y de femenino. La vocera (esta palabra sí figura) de Unidos Podemos en el Congreso ha desencadenado una marejada en un vaso de agua. Las redes, siempre en permanente estado de ebullición, han vuelto a arder y dividirse entre partidarios y detractores de Irene Montero, el nuevo «hashtag» que se ha aupado al podio de los efímeros TT. Las académicas, que son ocho «miembras», parecen cada vez más acostumbradas a que la otrora tranquila Docta Casa se convierta en campo de batalla de feministas cuyo objetivo es «reivindicar el uso de un lenguaje inclusivo», como la política podemita ha dicho para justificar la invención del término. El feminismo lingüístico, fomentado en gran parte por sus señorías, corre el riesgo de convertirse en un peligroso sembrado de minas. Ya lo dijo Paz Battaner antes de ocupar el sillón «s» minúscula: que el masculino ya incluye a los dos géneros. Nos tememos que clamó en el desierto. Para muestra, el desasosiego de la asociación de consumidores Facua, que propone la utilización de «personas consumidoras» en vez de «consumidores» o «personas usuarias» en vez de «usuarios» para evitar, señalan, discriminaciones. Y mientras, a la RAE están llegando un aluvión de preguntas y opiniones sobre el término en cuestión. No da abasto el departamento de «Español al día», que dirige una mujer (y en el que trabajan filólogos y lingüistas de ambos sexos) que prefiere no pronunciarse sobre el tema para no alimentar más la llama. Los correos que bombardean a la institución se llenan de «estupidezas» y dan vueltas de nuevo a la «cocreta», al «murciégalo» y la «almóndiga», términos no registrados en el Diccionario por mucho que haya quienes se empeñen en darles su sitio mientras el PSOE levanta la voz para pedir a la institución «una revisión del lenguaje, que sigue siendo sexista». Nos quedamos con aquello que dijo Darío Villanueva, director de la RAE: «Si se llama miembro a los hombres y miembras a las mujeres habrá que empezar a llamar miembros a los brazos y miembras a las piernas».