Moda

«Falta cultura de moda a nivel mundial»

Las claves de su éxito y el papel del diseño centraron las preguntas a Ágatha Ruiz de la Prada

La diseñadora y colaboradora de LA RAZÓN protagonizó un encuentro en el que políticos y representantes de la moda estuvieron presentes / C. Bejarano, R. Mondelo, A. R. Roldán, l. Díaz, C. Pastrano
La diseñadora y colaboradora de LA RAZÓN protagonizó un encuentro en el que políticos y representantes de la moda estuvieron presentes / C. Bejarano, R. Mondelo, A. R. Roldán, l. Díaz, C. Pastranolarazon

Las claves de su éxito y el papel del diseño centraron las preguntas a Ágatha Ruiz de la Prada.

Tras la primera intervención de contenido más personal de la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, llegó el turno de preguntas a la protagonista de la tarde, que no por ser hechas por periodistas lograron controlar la divertida verborrea de la creadora. Cuestiones sobre su condición de aristócrata, las claves de su éxito o el papel de la moda en España y en el mundo animaron la conversación sin caer en el acartonamiento. Preguntas lanzadas por la terna que formaron Santiago González, director de informativos de Antena 3; Julián Cabrera, director de informativos de Onda Cero; y Francisco Marhuenda, director del diario LA RAZÓN; más los comentarios y las bromas de Alfonso Ussía.

–Santiago González: El sector de la moda ha aportado un 3% de la riqueza del PIB. Y hablando de las redes sociales, de la importancia de los móviles en la actualidad y la comunicación entre todos, ¿estamos preparados en el sector de la moda para afrontar lo que supone el cambio que aporta la competencia de las ventas online?

–Agatha Ruiz de la Prada: Es una gran oportunidad. Tener una tienda es más caro que tener un hijo tonto. Está todo carísimo y alquilar es prohibitivo. Luego tienes que tener gente allí, que el aire siempre esta roto, porque es así, y si no es la puerta... Es una especie de ruina. En cambio, ahora con internet, cualquier persona tiene la oportunidad de llegar a todos lados. Aún falta porque hay problemas de transporte, también carísimo, y las aduanas, que son una lata. Estoy deseando el libre comercio con Estados Unidos, pero no hay manera con este señor [Trump], aunque llegará. Es algo importante para mí. Es difícil en este momento, pero poco a poco se está arreglando y es una oportunidad enorme para cualquier diseñador. Puedes servir desde cualquier lado.

–S.G.: Es una época de consumo rápido, como la comida rápida, ¿eso condiciona el sector?

–A.R.P.: Acabo de llegar de Costa Rica, donde tenía un desfile, y allí me encontré con una conferencia de moda y medio ambiente que me gustó mucho porque, además, es una de mis obsesiones. Mi abuelo ya era ecologista en los años 20. Le daba importancia a los árboles y creía en todo ello. Ahora se está empezando a notar un movimiento que une ecología y moda, y, aunque todavía es incipiente, cada día se habla más. En París fui a la Fórmula E y me dieron una chaqueta hecha con plástico reciclado del mar, de Ecoalf. Hice una excepción a mis principios y la dejé en París para un día que tuviera frío y me la puse. Es más importante la ideología que la estética. Y, por otra parte, estamos en un momento en el que haces una cosa y se ve en el mundo entero, lo cual es una gozada. Por ejemplo, me he puesto este traje porque hace mucho que no lo sacaba en Instagram, que me lo ha dicho mi hijo... Es la oportunidad de que se pueda ver. Es una época que tiene esas tonterías de presumida, pero, a la vez, existen muchas ventajas. Es un momento de cambio y el que se sepa adaptar... Gracias a Montoro, porque por él conseguí hacer el cambio.

–Julián Cabrera: Una de las quejas de la cultura es la falta de apoyo de las instituciones y, por su lado, el mundo del diseño es puntero a la hora de vender fuera la marca España. ¿Echan de menos una ayuda por parte de los gobiernos?

–A.R.P.: A mí me han ayudado una barbaridad y no lo han hecho más porque no he querido. Siempre he sido muy honrada y no he pretendido hacer nada malo porque luego se sabe todo me lo sacan por ahí. Así que he intentado pedir de menos. Al final me han hecho muchos favores, pero podían ser más y no creo que el problema de la moda española sea la falta de ayudas. Falta cultura de moda a nivel mundial. Cada vez hay menos distancia entre unos lugares y otros, aunque si naces en París y te dedicas a esto tienes un 80% ganado. Son ventajas de estar en un lugar que lleva siglos favoreciendo la industria y pensando que la moda es importante. Aun así, ahora todo está fastidiado y yo, que voy mucho a Lyon, he visto cómo de todas las fábricas que había solo quedan tres o cuatro. Una grande como Hermès y las demás están tiritando. Creo que hay que adaptarse porque todo está cambiando. No es una cuestión de ayudas del Gobierno. Debes estar fuera, yo tengo la suerte de contar con dos hijos que están conmigo y les encanta salir al extranjero, incluso hablan en inglés entre ellos. De los cinco desfiles que he hecho en la última semana, Tristán ha estado en tres, Cósima en dos y yo solo en el de Costa Rica. Un punto al que he llegado porque tengo un estilo. Y eso que al principio fue duro, pero tiene una cosa buena, que es que se reconoce, como un cuadro de Picasso, que sabes que es suyo. Eso es algo que a la gente le gusta mucho. Y, luego, España es número uno en moda porque tenemos Inditex, que es una pasada y nos conviene una barbaridad a todos. Antes ser español era una porquería y ahora con «empresazas» de éstas es mucho más fácil.

–J.C.: Siempre ha estado comprometida con el medio ambiente y la igualdad de género y vivimos en un momento en el que el feminismo es el movimiento que más gente consigue movilizar, como hemos visto en el 8M y tras la sentencia de «La Manada». ¿El feminismo está en las mejores manos en nuestro país y está siendo bien entendido?

–A.R.P.: No sé en qué manos está, pero estoy muy contenta de que haya una vicepresidenta de Gobierno, la segunda ya, y que en Madrid ocurra lo mismo, por citar unos ejemplos. Es impresionante cómo estamos mejorando. El presidente Zapatero, que hizo muchas cosas mal, se tomó muy en serio todo esto. Me encantaría que Hillary Clinton hubiera ganado, soy muy fan y me dio una rabia tremenda. Es la mayor de las cabronadas que he visto últimamente. Estamos en un momento bueno y, de vez en cuando, hay que patalear. Esto es como el ecologismo, que hay que serlo siempre. No vale ahora sí y después no. Estamos en un movimiento de feminismo rabioso y me encanta. Ya bajará, pero tenemos que serlo de por vida. Ahora es mucho mas divertido ser mujer que hombre, es tremendo ser hombre. Yo tengo una suerte bestial por pertenecer a la mejor generación. Como mujer he hecho lo que me ha dado la gana e, incluso, este año no he pagado ni una cena, gracias a amigos como Marhuenda. Es una gozada.

–Francisco Marhuenda: Hablabas de Francia, donde ser aristócrata era positivo. ¿Cómo fuiste acogida en el mundo de la moda por tu situación?

–A.R.P.: Eso fue un hándicap, porque no está nada de moda serlo. Galiano era hijo de fontanero, Alexander McQueen lo era de electricista, te podría dar mil ejemplos de eso pero no conozco a ningún aristócrata. Fue un handicap. ¿No crees?

–Alfonso Ussía: conocemos a muchos que han vivido de eso. Nadie tiene que desjarretarse por ser vizconde o barón. Hay que llevarlo con naturalidad, porque es un legado natural.

–A.R.P.: ¿Tú lo usas? Es que yo no sé cómo se hace eso... ¿Llamas a un restaurante y te presentas?

–A.U.: Claro. Y es inmediato.

–A.R.P.: Te prometo que no...

–A.U.: Yo no tengo ningún título y me inventé 14. Y no sabes lo bien que viví. Me abrió muchísimas puertas.

–F.M.: ¿Cuál es la clave del éxito que has tenido? ¿Cuál es la clave para el futuro?

–A.R.P.: Hay que tener tres cosas. La primera es un estilo propio. Y lo mío te podrá gustar más o menos, pero la gente lo reconoce y hasta un niño sabe dibujar un traje de Agatha Ruiz de la Prada. Y eso es importante. Segundo, comunicar, y en eso me estáis ayudando mucho vosotros. Y tercero, es tener cómo vender las cosas. Isidoro Álvarez me ha ayudado más que nadie en la vida. Él me dijo que yo era como Picasso. Y tener a El Corte Inglés detrás fue la pera. En un año vendimos 700.000 unidades de ropa infantil y por entonces yo vivía en París y sabía que estaba en España porque los veía por todas partes. Y otra cosa: perseverancia. Me ofrecieron vender la empresa y menos mal que no lo hice. Estilo propio, comunicar y distribuir.