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Gina Lollobrigida, la abundancia de una "maggiorata"

La actriz popularizó un término que la inmortalizaría como mito erótico
En "Trapecio", Gina Lollobrigida compartió reparto con Burt Lancaster y Tony Curtis
En "Trapecio", Gina Lollobrigida compartió reparto con Burt Lancaster y Tony Curtis.

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En aquellos años 50 del boom económico, la abundancia pectoral de la estrella de la comedia neorrealista italiana Gina Lollobrigida representó el desbordamiento erótico de una diosa. Con ella nace «la maggiorata», bomba sexual de pechos inmensos, cintura de avispa y nalgas pendulantes. Su singularidad es que nacieron todas de golpe, gracias a los concursos de belleza italianos en los que participaban las mujeres más bellas de Italia en busca del estrellato en el cine.
En Miss Italia de 1947, Gina Lollobrigida quedó en cuarto lugar. La ganadora fue Lucia Bosé, con su belleza marmórea y gesto distante, que lograría inmediatamente la atención de Antonioni interpretando papeles de burguesa enamorada.
El segundo puesto recayó en Gianna Maria Canale, tras ser descalificada por ser casada y madre Eleonora Rossi Drago, la reina del «cine de romanos», y quedó finalista Silvana Mangano, que conseguiría el estrellato mundial con «Arroz amargo» (1949).
Para Gina Lollobrigida fue también su lanzamiento en el cine italiano, tras unos años de papeles secundarios o sin relevancia artística. El papel de La Bersagliera en «Pan, amor y fantasía»(1953) le vino de la mano de Luigi Comencini y Vittorio de Sica. Con ella nacía el erotismo rústico. Variante del erotismo húmedo de Silvana Mangano con las medias negras y la falda arremangada recogiendo arroz, y de Sophia Loren en «La chica del río» (1954), bailando el Mambo Bacan. Sin embargo, quién impuso el canon de las «maggioratas» italianas fue Jane Russell en «El forajido» (1941), con sus pechos enhiestos como misiles termonucleares.
Fue tal el éxito internacional Gina Lollobrigida con este papel de mujer pueblerina del Abruzzo, con una sencillo traje de flores, que realzaban su famoso escote, a lomos de un pollino, que se repetiría en una serie mítica. Siguió con «Pan, amor y celos» (1954), y en «Pan, amor y…» (1955), su lugar lo ocupó su máxima competidora Sophia Loren.
La belleza de Gina Lollobrigida llegó a Hollywood gracias a sus turgentes pechos. Un especialista en ellos, el magnate e ingeniero aeronáutico Howard Hughes, que tenía fijación con los senos de Jane Russell, para quien inventó el primer «sostén ascensional», basado en los paracaídas, la invitó a Hollywood y le firmó una opción. No debió de leer bien el contrato porque su trabajo en el cine americano estaba condicionado a probarse el sostén ascensional y una proposición matrimonial. Una forma de acoso sexual refinado, que al rechazarlas, quedó excluida de rodar en EEUU durante siete años.
Puede afirmarse que con La Bersagliera Gina Lollobrigida se convirtió en la primera «maggiorata» del cine italiano. El apelativo nació en «Il processo di Frine» (1952), donde Vittorio De Sica pedía ante el juez la absolución de Gina argumentando: «¿No se absuelve a los “minorati” psíquicos? ¿Cómo no va a absolverse a esta “maggiorata física”?»
Apelativo popular que a partir de entonces designaría a las nuevas estrellas del cine italiano de abundantes pechos y vertiginosas curvas. Gina y Sophia Loren representaron la abundancia corporal de los nuevos símbolos sexuales populares.
Gina Lollobrigida apenas medía 1,56, lo que estéticamente aumentaba su prodigiosa delantera y sus nalgas ingrávidas con una provocación sexual que enardecía a los hombres más que al lobo de los dibujos animados de Tex Avery.
Por su impronunciable apellido, en España fue conocida como «La Lollo». Y fue tan popular y querida que en un filmlet de mantequilla, la vaca Marcelina cantaba: “Que trabaje Gina —dice Marcelina—, quiero sólo descansar”. Y durante el rodaje de “Salomón y la reina de Saba” (1959), cuando murió Tyrone Power de una angina de pecho, se bromeaba con que había muerto de «un pechazo de Gina».
Gracias a las exenciones fiscales a actores y directores norteamericanos, Hollywood recaló en Italia y España, donde Gina rodó grandes superproducciones. Su primer éxito fue «Trapecio» (1956), junto a Burt Lancaster y Tony Curtis. Gina lucía unos bodys de lentejuelas superajustados en lo alto del trapecio, mientras se balanceaba en un triángulo amoroso. Su doble de trapecio fue Pinito del Oro.
Repitió vestuario exótico en «Salomón y la reina de Saba”»(1959), donde pudo mostrar el ombligo y realzar su pechos por un ensortijado metálico, que hacía enloquecer a Tyrone Power y luego a Yul Brynner. Pero donde Gina Lollobrigida resaltaba exultante fue en la comedia. Será recordada por su papel junto a Rock Hudson en “Cuando llegue septiembre” (1961). Ella fue, sin duda, «La mujer más bella del mundo», pese a su mohín desdeñoso en esos labios carnosos que insinuaban el paraíso de la abundancia.