Personajes de nuestro pasado

Buscando el fundador mítico: lo que une a Troya con España

En los orígenes suele haber una figura precursora, un fundador legendario, que es designado por un oráculo o una divinidad: el más famoso es Ulises, pero también están Menelao, Agamenón y Atridas

Cuadro de Giovanni Domenico Tiepolo: La procesión del caballo de Troya en Troya (1760).
Cuadro de Giovanni Domenico Tiepolo: La procesión del caballo de Troya en Troya (1760).Giovanni Domenico Tiepolo

La historia mítica hispana funciona a menudo con esquemas binarios de larga memoria en la mitología de los diversos pueblos del mundo desde los comienzos. Esa ambivalencia la recordábamos la semana pasada y hunde las raíces en nuestra historia antigua: entre lealtad y traición, por ejemplo , como en el caso de Viriato, los cabecillas de las revueltas ibéricas frente a Roma, por no hablar de las muchas tradiciones medievales, desde la épica castellana a la historia de las dinastías, como los Trastámara, y así sucesivamente hasta llegar a las independencias de las repúblicas americanas: patriotismo y deserción, heroísmo y perfidia se configuran como dualismos perpetuos, como dos fuerzas motrices y pendulares de la historia mítica de España con momentos también emblemáticos en las batallas donde se producen, desde Aljubarrota a Granada, desde Guadalete a Covadonga, en un esquema estructuralista y complementario de oposiciones en tensa armonía que ven el avance de nuestra narrativa mítica.

Desde Castilla a Rusia

Pero, además de los arquetipos duales, en segundo lugar podemos constatar una tensión entre lo viejo y lo nuevo en la antigua mitología histórica de nuestros lares. En los orígenes, frente a los epígonos de hoy, suele haber una figura precursora que sobresale siempre, la del fundador legendario u oikistes. Ya sea Hércules, Túbal o Breogán, con raíces en el mundo griego, semítico o céltico, el precursor llegado de fuera, colono primordial venido en pos de la tierra de promisión es designado por un oráculo o por una divinidad. Con su perfil, la mitología histórica mira a los orígenes de un héroe fabuloso que encarna el bien conocido arquetipo representado por Moisés o Eneas, buscando para su pueblo la tierra utópica del fin del mundo que será su nuevo hogar. Ocurre con diversas dinastías que todas buscan ese precursor y hacen proyecciones antiguas con su figura. El origen esencial, compartido con toda Europa, es ciertamente el de la materia troyana: prácticamente todos los poemas y cronicones medievales europeos que buscaron legitimar orígenes de reinos, desde Castilla a Rusia, trataron de tender puentes con la primordial caída de Troya, el ciclo de los orígenes épicos de la antigua Grecia, la guerra que enfrentó a aqueos y troyanos por causa de la bella Helena y sus postrimerías en los diversos regresos («nostoi») de sus héroes. El más famoso de los «nostoi» es, ciertamente, el de Ulises, pero hay otros menos célebres o afortunados, como los de los Atridas Menelao o Agamenón, que narran cómo los griegos volvieron a sus casas y fueron mejor o peor recibidos. Muchos griegos no se quedaron en sus casas, según este esquema, cuando no fueron troyanos supervivientes los que buscaban nueva patria. El mecanismo es tan antiguo como la leyenda del prófugo troyano Eneas, antepasado de la dinastía julio-claudia y de todo el poder imperial romano. Recuérdese cómo Geoffrey de Monmouth en su «Historia de los reyes de Britania» sitúa al troyano exiliado Bruto como un lejano precursor de los britones y enlaza el mundo troyano con el artúrico, dando carta de naturaleza al mítico rey que acabaría sus días en Avalon. O cómo, en las lejanas brumas del norte escandinavo, Snorri Sturluson habló del troyano Tror como primer fundador, enlazando la vieja Troya con la lejana Thule.

Pues así sucede en España con teucros y aqueos: unas veces los héroes troyanos y otras los griegos llegan a las costas del Finisterre hispano como fundadores. Los griegos, en su larga travesía de los regresos al hogar después de la guerra de Troya, continúan en pos de una nueva casa hasta aquí. Interesa especialmente el caso de Ulises, que habría fundado nada menos que Lisboa (Ulisipona), o una Odiseia tan al norte como Galicia. También la leyenda, fomentada por la geografía mítica de Estrabón, de que los gallegos (o gallaikoi), tuvieran mucho que ver con los helenos. Un ejemplo es el de Teucro, personaje ambivalente: ora rey fundador de Troya, hijo del dios-río Escamandro, ora arquero griego que lucha en la Ilíada. Es más importante este último Teucro, griego de estirpe mezclada con los troyanos, del que se cuenta que habría fundado Pontevedra en una tradición que remonta a la época romana. Larga es la peripecia de Troya en Iberia y de sus fundadores míticos en nuestra historia legendaria.