Espanyol

Justicia, señoría

La Razón
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«Giustizia, giustizia, Sire!», así comienza una de las escenas más bellas del «Don Carlo» verdiano. De forma muy similar se inicia esta semana este artículo. En este caso pidiendo a su señoría que haga justicia a la demanda de Jesús López Cobos en defensa de su honor. Se lo pide, para que no haya dudas, alguien cuyo cese como miembro del patronato del Teatro Real solicitó por escrito hasta tres veces López Cobos en disconformidad con mis críticas hacia él. Lo cortés no quita lo valiente.

La vista tuvo lugar el pasado día 4. Recordemos los hechos: Gerard Mortier realizó en febrero una entrevista al diario austriaco «Kurier» plagada de declaraciones falsas y lesivas para el maestro: «Jesús López Cobos era director titular cuando yo llegué a Madrid. Pero él apenas trabajaba con la orquesta. Tuvimos que echarlo». Es obvio que López Cobos no podía dejar pasar tales afirmaciones, realizadas en un medio importante de un país en donde dirige habitualmente y en el que su nombre es respetado. Ni el director se comportó como un vago en el Real ni Mortier podía afirmar «tuvimos», ya que López Cobos había decidido no renovar contrato cuando él llegó al teatro, aunque siguió trabajando hasta terminar su periodo contractual.

El periodista del «Kurier» confirmó previamente las declaraciones de Mortier, pero no acudió a la vista. La representación legal de Mortier presentó un certificado médico y excusó la presencia de aquél por hallarse en «fase terminal». Los representantes del Real declararon: «No le echamos, pero tampoco le renovamos», faltando también a la realidad, ya que López Cobos fue quien decidió no renovar. Su señoría debe saber que Gerard Mortier se halla enfermo, pero no en fase terminal, que ha acudido a ensayos y ruedas de prensas de las óperas «La conquista de México» y «The Indian Queen» y que esta misma semana, apenas siete días después de su incompadecencia ante su sala, está en Madrid. Señoría, reflexione y haga justicia. Ni puede dejarse tomar el pelo ni, supongo, dictar resoluciones injustas a sabiendas. Lo que está en juego no es la gravedad de la enfermedad de Mortier, sino la reputación de un director de orquesta. Entiendo la actitud de Mortier: si en España la Justicia va como va, ¡cómo no voy a aprovecharme yo!, pero también entiendo que López Cobos no puede acabar como el refrán: «cornudo y apaleado».