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La revista Matador se reinventa y comienza su andadura con un monográfico dedicado a Iñárritu

La emblemática publicación inicia una nueva andadura y, a partir de ahora, sus números anuales están dedicados a un nombre de la cultura internacional. 

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Habían llegado a la "Z". Eso suponía que se había alcanzado una meta y, al tiempo, que se había cumplido con un proyecto. A lo largo de estos años,  "Matador" se ha convertido en una cabecera de prestigio, con el halo de rompedora, original y subversiva. La calidad iba de la mano de la sensibilidad por el arte al tiempo que suponía una apuesta por las tendencias y los autores más desconocidos. Desde el primer momento mostró su vocación por salirse de los cauces ordinarios. En lugar de ordenarse por números, se apostó por recurrir a las letras del alfabeto. Eso aportaba una concepción nueva, pero también que su recorrido tendría un final. Un final al llegar a la "Z". O sea, 28 números. 

La tesitura que se planteaba, ahora que se había llegado a esa meta, era: ¿Qué hacer? ¿Se abandonaba el proyecto? ¿Se retomaba? En medio de las dudas, una voz les indicó que hoy en día cuesta mucho crear una marca y que si existe una marca, había que estar loco para abandonarla o dejarla de lado. Óscar Becerra, director de La Fábrica, y César Martínez-Useros, director editorial, se enfrentaban así a una tesitura a la que se sumaba la desaparición de Alberto Anaut, que había sido el corazón de este proyecto. 

"Había que continuar. No podíamos dejar a la comunidad que habíamos creado alrededor de esta cabecera tirada. Así que decidimos ponernos a pensar. Nos reunimos con Alberto Anaut para poner los tres las ideas en común y enseguida nos dimos cuenta de que habíamos coincidido en nuestras intenciones", comenta Óscar Becerra. 

El proyecto que salió de ahí fue la semilla de la publicación que acaba de editarse. Tras 28 años y otros tantos números ordenados de la "A" a la "Z", surgía una propuesta que pretendía ser continuista y a la vez renovadora, no traicionar los orígenes, pero, al tiempo, que supusiera un salto hacia adelante. El resultado es una revista que, manteniendo el mismo alma, es distinta. El propósito ahora es publicar con el mismo ritmo, un número al año, pero esta vez centrado en una persona de relieve internacional vinculada a la cultura. "Alguien que vaya por delante de nosotros y que sea capaz de intuir lo que hay", explicó Óscar Becerra. 

Pero como todo en un gran proyecto, no resultaba tan sencillo. En esta nueva revista a lo que se aspiraba es a dar un retrato abstracto del personaje. El objetivo no es acometer el dosier de un creador. Tampoco que el creador se dedicara a comisariar una serie de contenidos. En realidad se trataba de evocar su universo imaginativo a partir de sus influencias, gustos, preferencias y obsesiones. "Lo que hicimos fue reunirnos con Alejandro González Iñárritu. Costó porque es un hombre ocupado, pero después de tres intentonas, quedamos con él en Londres. Allí le planteamos nuestro proyecto y le hicimos una entrevista para llegar a entender su universo", aclaró Óscar Becerra.

El resultado es un primer número que aborda temas esenciales del director de cine, como la muerte, el viaje, la frontera, el relato o los pájaros. Unos asuntos que se tocan a partir de distintas disciplinas artísticas: la pintura, la fotografía y la literatura. En las páginas podrán encontrarse fotógrafos que entusiasman al cineasta, como Graciela Iturbide, Lieko Shiga o Juan Manuel Castro Prieto. Pero este número también va acompañado de textos escritos por Juan Villoro, Wendy Guerra, Jordi Soler, Paul B. Preciado, y, por un trabajo recomendado por él mismo, del artista Anselm Kiefer sobre el "Finnegans Wake" de James Joyce.

Una revolución de contenido también exige un cambio del contenedor. Y esto puede apreciarse en varios aspectos. A partir de ahora, la revista tendrá una portada dura pero flexible y la tipografía ya no es la misma: ha cambiado. De hecho, el diseño a partir de ahora se conservará y no variara de año en año con sucedía anteriormente. El propósito es tener ya una vocación de revista clásica y que todo el peso recaiga en los contenidos que se ofrezcan a los suscriptores.