Conciertos

RTVE y su monumental problema

RTVE y su monumental problema
RTVE y su monumental problemalarazon

Orquesta de la RTVE lleva su vida de sobresalto en sobresalto, prácticamente casi desde su fundación en 1965. Sus cambios de sede han constituido siempre un problema. Desde aquel concierto en la Zarzuela y el posterior en el Liceo ha llovido mucho. El Palacio de Exposiciones y Congresos no fue la sede ideal, como tampoco lo ha sido el Monumental. Pero quizá no se trate de un tema aislado, sino que ha de buscarse la causa en el desinterés que la propia RTVE ha mostrado por su agrupación. Me constan los intentos en la penumbra por endosársela a la Comunidad de Madrid y Ayuntamiento hace algunos años. Algo parecido a lo que ha venido sucediendo con Radio Clásica. El Teatro Monumental de la calle Atocha fue diseñado por el arquitecto Teodoro de Anasagasti en 1923, siendo protegido como Bien de Interés Cultural desde 1977. Fue inicialmente una sala de cine. En 1988 se emprendió una reforma para su utilización como sede de la Orquesta que no pudo acometerse con la amplitud deseada, según el informe emitido en su día por el arquitecto Felipe Delgado. El estado de algunas de sus instalaciones es lamentable, como el anfiteatro, pero, sobre todo, los camerinos, intransitables e inhóspitos. Si en su día gozó la ventaja de la boca del metro de Antón Martín, lo cierto es que la zona se ha vuelto imposible para los coches y su alejamiento del resto de la vida musical tampoco le beneficia. De ahí que se tratase de trasladar la sede al Palacio de la Música, pero el default de Caja Madrid paralizó un proyecto que merecería la pena recuperar, porque Madrid necesita otra buena sala de conciertos más que otra tienda de ropa.

La actual dirección de la orquesta se halla más implicada en ella, pero no siempre acierta. Durante años se ha intentado reformar el teatro, sin poderlo lograr por falta de acuerdo entre los herederos de Matías Colsada, su propietario fallecido en 2000. Justo poco antes del verano se obtuvo su acuerdo y autorización. Se cerró el local con precipitación y sin un plan estudiado, con los abonos vendidos para la temporada, para iniciar unas obras que no se sabe cuándo finalizarán. La web de la orquesta no informó; tampoco las taquillas, donde sólo hubo un teléfono que nunca respondía... Y los abonados, mayoritariamente de tercera edad, leyendo en prensa que tendrían que trasladarse al Escorial o Pozuelo. ¿Quién asistirá a esos conciertos tan fuera de programaciones?

Ahora sabemos que se ha renovado su alquiler por diez años. El problema es que habrá de captarse otro público porque la recuperación del existente parece inviable. Esperemos que no se genere una excusa para la desaparición de una orquesta que, eso sí, lleva años teniendo que redefinir su espacio no solo en la vida musical, sino también en su propia casa de RTVE.