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La versión más gótica de «Lucia di Lammermoor»

El Teatro Real programa prácticamente íntegra la ópera de Donizetti con un reparto espectacular, 15 funciones y una puesta en escena tan fantasmal como aterradora

La versión de Adlen, que se inspira en la terrorífica atmósfera victoriana de los cuentos de Poe, ya se vio en la English National Opera / English National Opera
La versión de Adlen, que se inspira en la terrorífica atmósfera victoriana de los cuentos de Poe, ya se vio en la English National Opera / English National Operalarazon

El Teatro Real programa prácticamente íntegra la ópera de Donizetti con un reparto espectacular, 15 funciones y una puesta en escena tan fantasmal como aterradora.

Drama trágico en tres actos. Por si no fuera suficiente la sucesión de tragedias que vive la protagonista el compositor añadió el adjetivo, para subrayar. No hace falta que imaginen cuán terrible pueden ser las vivencias de la protagonista, obligada a contraer matrimonio forzoso, enamorada de otro hombre y que acaba por enloquecer, abrumada por tan oscuros acontecimientos. Se trata de un auténtico paradigma del romanticismo italiano que desde su estreno concitó la admiración del público. De hecho fue la única que se mantuvo en el repertorio antes del denominado «Donizetti Renaissance», que a partir de 1950 consagraría definitivamente al compositor.

Se podrá ver en el Teatro Real desde el jueves y hasta el 13 de julio esta producción de la English National Opera (ENO) que cuenta con la dirección musical del maestro Daniel Oren y con la fantasmal y gótica puesta en escena de David Alden. Quince funciones para las que se ha reunido a un reparto, en palabras del director de orquesta, excepcional, del primero al último, incluyendo el del esposo, brevísimo pero de una enorme dificultad. Se podrá así escuchar en los papeles principales a las sopranos Lisette Oropesa y Venera Gimadieva, como las dos Lucia; Javier Camarena e Ismael Jordi, ambos tenores dando vida a Edgardo, así como a Roberto Tagliavini y Marco Mimica, barítonos que será Raimondo.

Joan Matabosch, director artístico del coliseo, señaló que se han cometido «verdaderas atrocidades con la partitura. Ahora se podrá escuchar casi la versión íntegra al completo, lo que resulta bastante inaudito», como lo es el hecho de disponer de un instrumento como la armónica de cristal, de un sonido entre lo mágico y lo fantasmal (se pudo escuchar ayer durante la resentación en director) que es clave en un momento de la representación y que Sascha Reckert (uno de los dos músicos que lo tocarán) ha moldeado a su gusto teniendo en cuenta que se la tiene que dotar de la fuerza dramática que exige la partitura. El sonido se asemeja al de la viola de gamba y Donizetti sentía verdadera fascinación por él.

Los tenores y el fútbol

Y como nada se puede sustraer al influjo del balompié, Javier Camarena abrió su intervención felicitándose por la victoria de México sobre Alemania. Jordi le felicitó y dijo que a España le queda mucho Mundial y que «hemos empatado con el campeón de Europa». Y es que el español iba para futbolista y se cruzó, bendita la hora, la lírica en mitad del césped. Vamos, que la ópera le metió un gol y a él no le importó mucho. Ambos vestían ayer americana con pañuelo en el bolsillo y no llevaban corbata. Son de la misma generación y se llevan más que bien: «La rivalidad la construye el público. Él es un gran tenor, intérprete, cantante y persona. Es un lujo para esta generación contar con voces como la suya», señala el mexicano, que, aunque no es muy futbolero sigue a su selección: «Me llega al corazón y es una manera de apoyar a los compatriotas que representan a mi país», a lo que Jordi añade que «reponer en un Mundial de ir perdiendo dos veces es para tenerlo en cuenta».

Que se represente casi íntegra es un reto «que nos permite recuperar pasajes bellísimos. Después de esta versión siempre querría cantarla completa», explica. Y él debutará el papel. Sin embargo, Jordi ya está fogueado y se está convirtiendo en una presencia tan familiar como la de Gregory Kunde. Se ríe cuando se lo decimos y dice con su acentazo que «mejor que me echen de menos a demás, ¿no?». Después del verano vuelve con «Faust». Ambos aplauden, como señala Mata- bosch, que esta ópera signifique hoy una reivindicación del papel del tenor, «que después de cantarse lo que se canta ahí le queda el último acto. Tienes que ir dosificando porque si no te quedas colgado», cuenta el andaluz, para quien el papel es de los más completos. Lo tiene todo». Una vez dado voz a sir Edgardo di Ravenswood se tomarán sus vacaciones. ¿Tiene tiempo? «Yo estoy muy atento a los periodos de descanso. Una cosa es el bel canto y otra la vida», explica Ismael Jordi, que este verano cantará en el festival Tío Pepe y ofrecerá un concierto de música mexicana. Javier Camarena después de la «Lucia» del Real se tomará tres semanas antes de enfrentarse a «Los pescadores de perlas», de Bizet, con Plácido Domingo y Aida Garifullina en Salzburgo.