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Pere Gimferrer: «El poeta actual que más me interesa es Shakespeare»

Pere Gimferrer / Poeta. Podía haberse llamado «El año 13»; sin embargo su título final es «No en mis días», el nuevo libro de poemas de este académico y maestro de la lírica que no renuncia a desentrañar la realidad de nuestros días

Un clásico. Gimferrer (Barcelona, 1945) ha publicado casi 20 poemarios
Un clásico. Gimferrer (Barcelona, 1945) ha publicado casi 20 poemarioslarazon

Podía haberse llamado «El año 13»; sin embargo su título final es «No en mis días», el nuevo libro de poemas de este académico y maestro de la lírica que no renuncia a desentrañar la realidad de nuestros días

Partiendo de una frase de Sebastián de Covarrubias, «No en mis días» es el nuevo libro de poemas del académico Pere Gimferrer. El volumen, editado por la Fundación José Manuel Lara, nos acerca una poesía muy vinculada con la actualidad, pero en la que tampoco faltan las referencias a aquellas literaturas y cinematografías que tanto apasionan a Pere Gimferrer, uno de los clásicos más modernos de nuestra literatura.

–Su nuevo libro «No en mis días» tiene un título que puede parecer una declaración de principios. ¿Lo es?

–Ése no fue el primer título sino el último. El primero era «El año 13», pero tenía una serie de inconvenientes. Todo el mundo me decía que «No en mis días» tenía más fuerza. Sobre si es una declaración, sí, claro, evidentemente que lo es. Aunque hay poemas que son de difícil comprensión por una serie de cuestiones que se mezclan y se superponen, muchos son de disconformidad. Lo que ocurre es que unos se entienden y otros no, y eso es deliberado, también debido a un tipo de estética que uso.

–El libro se abre con unas palabras de homenaje a una serie de autores como Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Octavio Paz, Emilio García Gómez y Martí de Riquer. ¿Qué importancia tienen estos nombres en su obra?

–Eran mayores que yo, muy diferentes unos de los otros. Una parte son creadores, otra filólogos y otra un poco una mezcla de las dos cosas. Es un agradecimiento en este momento. Ya había dedicado algún poema a alguno de ellos, pero no esta cosa conjunta.

–Entremos en alguno de los treinta poemas. Por ejemplo, «Too much Johnson», cuyo título parte de la primera película de Orson Welles, recientemente descubierta.

–Película que no he visto. Lo que describo no es esa película sino la que quería hacer Welles y de la que solamente rodó lo que se conserva, que es el primer «sketch». El segundo se tenía que rodar en Cuba, algo que he sacado de las memorias de John Houseman. «Too much Johnson» era también el título de una obra de teatro que en aquel momento montaban Welles, Houseman y otros.

–Es un poema sobre Nueva York.

–Y sobre Cuba y otras muchas cosas. Es uno de los más largos del libro y está lleno de cosas.

–En este sentido, también da un paseo a través el horror del siglo XX porque además del «Enola Gay» habla de Hiroshima o Guantánamo.

–Sí, pero mezclados con otras cosas, como Casas Viejas. Hablo de cosas actuales y antiguas. Es una suposición temporal, como la que hago en otras cosas. Es el simultaneísmo histórico y poético. No es una técnica nueva. Pero éste es un poema muy largo y bastante complicado, lleno de citas en español y en otras lenguas no siempre identificables.

–En ese poema habla tanto de «la pulsión homicida de Hiroshima» como de «la pulsión homicida de los Gal».

–Trata de que, una vez se tiene la decisión de matar gente, da igual, ya sea una persona como un millón. Pero eso sirve también por My Lay como por el Gulag o por otra cosa. También hay un juego de palabras con una canción de Judy Garland, cuando ella canta «For me and my gal», pero «gal» como «mi chico». La tentación de mezclarlo con el Gal en el poema era muy fuerte.

–Otra ciudad protagonista de uno de sus poemas es Madrid, que encontramos en «Teatro de sombras».

–Es un poema dedicado a la memoria de Ana María Moix. Tiene una explicación. En una edición del Premio Terenci Moix, hubo un audiovisual con imágenes de época de bombardeos y, como fondo, el poema de Neruda «Venid a ver la sangre por las calles». Es, en ese sentido, que lo relaciono con Ana María Moix. Al lado de eso, todo esto es materia de un poema muy conocido de Octavio Paz y de otro muy conocido de Neruda, como mínimo, sin hablar de Alberti, Bergamín y de un grupo de gente que sale en «Teatro de sombras». A ello se le suman varias cosas como la muerte de Vittorio Vidali, en 1983, un militar y guerrillero stalinista que estuvo casado con Tina Modotti. Algunos lo acusan de haberla matado por orden de Stalin, pero no está demostrado. Él aparece en poemas de Alberti como el comandante Carlos. Por las razones que fueran, el Partido Comunista, tanto el italiano como el soviético, le dijeron no fuera a Italia a luchar contra los partisanos y que se quedara en México con Modotti. Cuando fue como partisano, acabó como diputado y, en el momento en que explico su muerte, una o dos semanas antes, escapó de un atentado con bomba yendo en coche a Trieste. Era un personaje muy interesante e incógnito.

–Da la impresión de que en «No en mis días» hay un mayor pesimismo que en otros poemarios suyos.

–Depende en parte de los poemas. Determinados poemas seguro, pero por ejemplo el último no es pesimista.

–¿Tiene algo que ver la situación actual para este pesimismo?

–Hay un par de poemas que se refieren a la cuestión política española: «Parlamentarismo 2016» y «Gentlemen’s agreement».

–En el primero de ellos habla de algo terrible como «la noche de los ángeles sin voz».

-Sí, pero me refiero al día concreto en el que está escrito el poema, el del intento fallido y bastante lamentable por las dos partes de investir a Pedro Sánchez. En él nombró a la mona de Tetuán, que ya sabe que es una frase hecha, y «el aire rojo» por la crispación ambiental, pero no porque considere que los que tomaron partido por Sánchez eran rojos. El que pasa por rojo es Podemos, que es un partido neoperonista, por tanto lo contrario a un partido marxista. ¿«Los ángeles sin voz»? Son aquellas cosas que no se pueden manifestar porque no están representadas.

–¿Y «Gentlemen’s agreement» donde habla de «un país de trovadores ciegos»?

–Si se fija en la fecha es la de las propuestas, que no han ido a ninguna parte, de Ciudadanos a Rajoy.

–En otro poema habla del «Sabbat de Suresnes», una referencia al PSOE.

–Hablo del PSOE de la refundación, pero de una manera muy escondida y que quien quiera lo entienda. Hay algo que quería evitar y era atacar de una manera que pareciera pretendida a ciertos socialistas y que han sido amigos míos catalanes. Es decir, he querido dejar fuera a gente como Lluch o Iceta. Pero eso es distinto del actual comité federal, al que he dedicado un poema que no ha entrado en este libro.

–Tras «no darán sepultura al Sabbat de Suresnes» habla de «necesitan vivir como no-muertos».

–Sí, es un verso terrible. «No-muertos» es simplemente Nosferatu.

–«Me leyeron las manos una noche de plomo» es el único soneto del libro. Confieso que he tenido que leer dos veces la fecha del soneto, 10 de mayo de 2014, porque usted habla de «la vida hecha de bataclanes» y he llegado a pensar que se refería a los atentados de París del año pasado.

–No, no. Sin embargo, es verdad que una gitana me leyó las manos en París. No dijo nada muy importante, pero es la única vez que una gitana me ha leído las manos. Todo esto es muy anterior a lo ocurrido en la sala Bataclan.

–En otro poema, «Dióscuros», habla de la actualidad internacional, citando a Julian Assange y a Christine Lagarde.

–También hay referencias internas. Para empezar, yo nunca he sido partidario de la Unión Europea, algo que ya decía en «Alma Venus».

–En el verso final dice que «un maestral de Ventennio está arando en Europa».

–El Ventennio es el nombre que dan sus partidarios al periodo de 1923 a 1943 en el que Mussolini estuvo mandando en Roma.

–¿No es muy terrible pensar eso de Europa?

–No lo es más que lo que digo en «Alma Venus» sobre la Unión Europea. Un pasaporte unido con la unificación financiera determinada por la banca europea era una idea de Hitler. La diferencia es que aquello estaba hecho por medios militares. Napoleón también lo intentó, pero de otra manera.

–¿Sigue leyendo poesía? ¿Hay algún poeta actual que le interese?

–Sí, hay uno. Es William Shakespeare.

Un Nobel trovador llamado Dylan

Cuando se le pregunta su opinión sobre el último Nobel de Literatura, Gimferrer responde que «a mí me parece bien. Si en su momento hubieran sido Prévert o Brassens nadie hubiera dicho nada porque escribían en francés. Por otra parte, ¿alguien recuerda que toda la poesía de los trovadores era para ser cantada? Eso me parece un argumento de mayor importancia, aunque no se conserva toda la música de los trovadores. Y todavía hay otro aspecto y es que, además de cantante y letrista, es un excelente cineasta, aunque de una sola película de cuatro horas de duración. Me gusta mucho Dylan, pero creo que lo mejor que ha hecho es esa película que prácticamente no ha visto nadie. Está escrita, dirigida e interpretada por él, con el acompañamiento de Joan Baez, Sara Dylan, Allen Ginsberg y Roberta Flack. Es interesantísima y la vi en París», comenta.

«No en mis días»

«No en mis días» (Colección Vandalia, Fundación José Manuel Lara) es el título del nuevo poemario en castellano del autor de «Arde el mar». Fechados entre 2012 y 2016, los 28 nuevos poemas de Gimferrer muestran a quien es un maestro del lenguaje en la plenitud de su arte.

DIÓSCUROS

A Mar García Puig

Assange y Lagarde (¿Lagàrdere?) tienen «A» y «G»(¿Ange?) en partícula,/

deletreados como en el Finnegans Wake;

de Estocolmo a Estrasburgo, ángeles ciegos vuelan por Europa,/

mas de Assange a Lagarde va, trazada a cordel, una cinta magnética/

que separa los ángeles de las bodegas oscuras

(botteghe oscure, acaso) de los ángeles de la bodeguiya.

No es Assange, ni Lagarde, pero en Sobre los ángeles

sólo un ángel, herido, alicortado,

pudo sobrevivir tras el juego explosivo.

Hoy las camisas negras van plisadas.

Un maestral de Ventennio está arando en Europa.

29 / VIII / 2014

BATTLE OF ANGELS

Como en una alameda de leones

y en los cristales de la tempestad,

rasga la luz nuestro zarpazo a tientas,

tuertos vamos de luz en el zarpazo:

tiene la estancia luz de invernadero

en pleno martilleo azul de julio.

Cuca, acércate a mí: tan cerca estamos

que nos enlaza el lienzo en serpentinas;

del techo cae, como en lentejuelas,

el arregosto de la oscuridad.

Como las gemas que en la luz no encajan,

porque tienen más fuego que la luz,

Only lovers alive, como en Detroit,

en fantasmagoría de Jim Jarmusch.

Lo decía Gurdjieff: muchos no viven

y aparentan vivir; pero nosotros

vivimos de la lid de nuestros cuerpos,

en lieder de la noche disparada,

las baterías de la oscuridad,

el fingimiento de la luz que bate

el cuerpo vuelto un crepitar de sombra,

el arpa y el arpón en plena noche

cuando el sol va de puesta en los cristales.

Es ésta la esperanza: nos sostienen

las palmas de la mano del placer,

nos sostiene el deseo al enlazarnos,

al golpearnos, al rompernos: pátina

del teatro que el cuerpo desenfunda,

que al cuerpo desenfunda: así reluce

como la espada de la oscuridad.

Mordemos la bebida del relámpago.

28 / VII / 2014