Crítica de libros

Thoreau saca músculo

Thoreau saca músculo
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No es lo mismo hacer las cosas que, se supone, debemos hacer, que preguntarnos por qué hacemos las cosas que, suponemos, debemos hacer. Eso es lo que postula Mark Grief en estos lúcidos ensayos, en los cuales analiza, con una mirada profunda y aguda, los síntomas del malestar en la cultura contemporánea, aunque, al mismo tiempo, también se interroga por el sentido de ciertos hábitos, de ciertas costumbres, que han impregnado la vida social de los últimos años.

Publicados originalmente en la prestigiosa revista «n+1» (de la cual Grief es uno de los socios fundadores) los dieciséis ensayos reunidos en «Contra todo» no se proponen, sin embargo, como una ofensiva ante el sistema establecido ni ofrecen, tampoco, una perspectiva apocalíptica sobre el devenir de los tiempos. Con un tono cercano, erudito, lleno de referencias culturales aunque escritos desde el corazón de la experiencia, estos textos simplemente platean al lector una serie de cuestiones que tienen que ver con el sexo, con la comida, el ejercicio, el punk, el rap, el pop, la TV, es decir, con toda la experiencia constante de la vida cotidiana. Tal como señala en el prefacio el mismo autor, que creció cerca del lago de Walden, donde Thoreau se inspiró para escribir, precisamente, esa obra trascendental de la experiencia llamada «Walden», «Contra todo», más allá del título, no es un libro que pretende hacer una crítica a ciegas.

El gimnasio -sanatorio

«Es un libro de crítica de cosas que hago –afirma Greif–. Hábitos en los que coincido con un tipo de gente determinado, llamémos la clase media, o gente de las naciones ricas, o estadounidenses o europeos y sus iguales por todo el mundo. Llamémoslos nosotros o llamémoslos vosotros. Quiero hablar de vosotros.» Así, guiado por ese propósito, y teniendo como faro la filosofía de Thoreau, Greif avanza sin miedo contra todo y no duda en entrometerse en sitios emblemáticos de la sociedad actual como son, por ejemplo, los gimnasios (que le recuerdan unos hospitales voluntarios) para, desde ahí, y atravesado por la propia experiencia, formular preguntas relacionadas con las costumbres, los hábitos, y ciertas ideas de superioridad, de longevidad y de atractivo sexual que aún persisten en el sistema social. Todo un síntoma, según él, de lo que denomina el «atractivo de la infancia permanente». El tono del libro, aunque nunca deja de ser erudito, esconde sin embargo una mirada más lúdica y juguetona, especialmente cuando el interés se desplaza hacia la música (el rap, el punk, el pop y Radiohead), el fenómeno hipster, el estado de las fuerzas policiales y, sobrevolándolo todo, sentido de la vida, la experiencia de vida. «He dicho que tu vida tiene que ser tuya: nadie más puede vivirla por ti, al igual que no puedes entrar en la vida de otro y saber lo que siente», afirma Greif emulando el tono de Thoreau en una parte de «Contra todo» y que marca, de algún modo, el compás del volumen. Un libro que capaz de tomarle el pulso a un presente incierto y señalar el camino que indicará el porvenir.