Entrevista

Alice Kellen: "No veo a muchos hombres satisfechos de leer "Orgullo y Prejuicio" igual que cuando leen "Drácula" o "Moby Dick"

La escritora española atiende a LA RAZÓN para contarnos los secretos de sus tan exitosas novelas románticas que acumulan miles de ventas

Entrevista a la escritora Alice Kellen.
Entrevista a la escritora Alice Kellen.Alberto R. RoldánLa Razón

La literatura contemporánea no puede escapar de la influencia del entorno social en el que se desarrolla. Así lo entiende la reconocida escritora de novelas románticas, Alice Kellen, quien se prepara para participar en el festival literario "Negro y rosa" en Tres Cantos. Con su capacidad para capturar las dinámicas románticas contemporáneas es la autora superventas en España con títulos como "El día que dejó de nevar en Alaska", "El mapa de los anhelos" o "Nosotros en la luna". Kellen ha ganado el corazón de numerosos lectores con sus historias que reflejan la realidad social que nos rodea.

Pregunta: ¿Cómo crees que los temas de amor y relaciones en tus libros se relacionan con las dinámicas románticas contemporáneas?

Respuesta: Bueno, al final, yo creo que cuando escribes, tratas de reflejar un poco la realidad social que te rodea. Y en este caso, yo creo que las novelas románticas han ido evolucionando también. Conforme lo hemos hecho, en cuanto a la manera en que establecemos vínculos, la forma en la que nos relacionamos, porque, evidentemente, todo influye, incluso el mundo tecnológico, a la hora de cómo cambian las tendencias y cómo se establecen esas relaciones y esas dinámicas. Entonces, bueno, yo creo que las novelas tienen que ser espejos y, en cierto modo, los lectores y las lectoras buscan un poco cuando leen sentir que estás hablando no solo de ellos, sino de sus amigos, de su entorno, de su mundo. Tampoco es un esfuerzo porque tú también cuentas un poco tu forma de verlo. Al final es la forma actual en la que concebimos el amor.

P: En un mundo cada vez más digital y conectado, ¿cómo crees que la tecnología afecta a las relaciones de tus personajes? ¿Y cómo abordas esto en tus historias?

R: A ver, tengo que decir que es un campo en el que todavía no me he metido todo lo que quizá debería, es cierto que a mí, por edad, quizá me venía más lejos en el sentido de que cuando yo era adolescente, las redes sociales no existían, y las que había tampoco las usábamos tanto para conocer gente. Todavía estaba despegando. En mi novela “Nosotros en la luna” ellos, tienen como una amistad a distancia y se comunican a través de emails en los que, obviamente, la tecnología está presente. Hubiese sido mucho más bonito que fuese a través de cartas. Pero es cierto que, al estar ambientada 2006, no tenía mucho sentido. Y tienes que adaptar la tecnología a las historias de hoy en día.

De todas maneras, es verdad que en los libros, a lo mejor tendemos a romantizar un poco este ideal de ir por la calle y conocer o chocar y encontrarte y en seguida conectar. Sí que es cierto que creo que en las novelas, como en todo, no hablo solamente de la novela romántica, sino en general, no tienen la misma repercusión las redes sociales en comparación a la vida real porque es verdad que si no en todas las novelas estaríamos todo el día hablando de Instagram, de Twitter, de no sé qué, porque eso es lo que hacemos en la vida real. Pero es cierto que cuando estás leyendo un libro como que tenemos más un poco a no poner esa parte de realidad, nos centramos más, a lo mejor, en las distancias cortas, pero en todos los géneros.

"Antes se hacía hincapié en que los hombres no mostraran sus sentimientos porque era algo cursi"

P: De hecho, en las películas pasa mucho y te lo crees un poco más que en los libros...

R: Y decir que antiguamente esto pasaba claro, antes de que tuviésemos las redes sociales conocías a alguien saliendo una noche. O sea, supongo, hoy en día también, de hecho, yo conocí así a mi pareja. Pero es verdad que claro que las novelas románticas si tuviesen que reflejar la realidad actual, pues a lo mejor tendrían que conocerse por Tinder y no pasa. Supongo que eso hace que también tenga esa parte de ficción que nos gusta imaginar y ahí ya, como escritora te vienes arriba. Tampoco te suelen pasar las cosas que ocurren en las novelas en general.

P: ¿Por qué las novelas románticas están tan mal vistas y las películas románticas, no?

R: También pasa con la música, quiero decir, toda la música habla, más bien, casi todas las canciones hablan de amor o desamor y no están mal vistas. Yo creo que tiene que ver con muchas cosas. A veces con prejuicios y en cómo catalogamos las etiquetas. Gran parte de las novelas de ficción que no están catalogadas como romántica giran en torno a una historia de amor. Lo que pasa es que no las ponen en la sección de novela romántica. Esto unido a que bueno, a que es un género que probablemente, igual que la comedia romántica a veces, ha sido consumido más por mujeres.

Yo creo que se ve un poco “cursi” o como si se hablasen de sentimientos. Esto hace que se vayan creando más prejuicios y que digamos que se aparte un poco a un lado. Pero puede que, a lo mejor, todo esto también sea una cuestión educativa. No hablo de las generaciones anteriores porque yo creo que sí ha ido cambiando esto. Pero es verdad que hace años, a lo mejor leer una novela romántica o que te guste ver una película romántica o hablar de amor o de sentimientos no era como una cosa educativa que se enseñara.

Antiguamente se hacía mucho hincapié en que no mostraran sus sentimientos en y en que todo esto era muy cursi, como si el amor solo le interesara a las mujeres. Ahora creo que interesa por igual a hombres y mujeres. Entonces, bueno, ahí está todo un poco enquistado. Yo creo que poco a poco, sí que hay cosas que van mejorando y hay prejuicios que van cayendo, pero todavía queda mucho trabajo por delante.

P: Sí. Porque de hecho, ha habido un corte porque las novelas románticas a lo largo de la historia, Orgullo y Prejuicio, por ejemplo, es romántica o Cumbres Borrascosas y han sido libros que se siguen leyendo hoy en día y que no tienen ese estigma...

R: Creo que parte de esta percepción también se debe al transcurso del tiempo. Además, obras como "Orgullo y Prejuicio" o "Cumbres Borrascosas" no se valoran de la misma manera que otros clásicos considerados de mayor estima. Hay una tendencia a asociarlos con un ámbito más femenino, lo que los separa un poco del reconocimiento general. En mi opinión, esto refleja ciertos prejuicios arraigados y es una cuestión tanto educativa como de falta de fundamentos sólidos. De hecho, tampoco te creas que veo a muchísimos hombres diciendo que los han leído con el mismo orgullo con el que dicen "me he leído Drácula" o "Moby Dick". Esto es una pena porque al final leer debería abrirnos la mente. Para mí es un ejercicio de empatía.

"Es importante que la gente joven adquiera el hábito de la lectura desde la adolescencia"

P: ¿Cómo crees que se percibe la lectura de novelas románticas en comparación con otros géneros literarios?

R: A mí es que me gusta leer de todo. Me gusta leer la romántica, ciencia ficción, fantasía, histórica y todos los géneros. Siempre intento acercarme a los libros con curiosidad y sin prejuicios y viendo a ver qué me ofrecen y a veces no aciertas con un autor, pero es un autor, no dices automáticamente todo este género no, tienes, como la curiosidad, el querer probar. Y es cierto que con la novela romántica, incluso con los clásicos, yo creo que pasa esto de que ni siquiera se les da esta oportunidad. Directamente es como un candado para algunas personas. Luego les preguntarías y te dirán a mí no me gusta nada la romántica, pero les preguntas que libro has leído y no te ha gustado y serían incapaces de decirte ningún título porque, en realidad, no han leído ninguno.

P: ¿Puede ser que se les asocia más a los hombres con la novela policiaca, con la novela negra, y a nosotras a lo mejor se nos relaciona más con la romántica?

R: Sí. Y es eso, al final viene un poco de los valores y lo que enseñas desde pequeño y al final, cada generación vamos intentando cambiar esto, pero tampoco no es un cambio que surja de un día para otro. Y todavía yo creo que nos queda también un camino por recorrer.

P: ¿Consideras importante llegar a los lectores jóvenes con la literatura?

R: Yo creo que hay una etapa, en torno a la adolescencia, que es muy importante que la gente joven adquiera el hábito de la lectura y para eso les tienen que llegar novelas que les interesen, que les enganchen, que les atrapen. Por supuesto que la gente tiene que leer porque los libros te van a enriquecer. Pero en esas edades hablando de novelas más clásicas o novelas que te mandan en el instituto no les atraen del todo y tienen que ver que leer no tiene que ser solo una obligación, sino que también simplemente puede ser entretenido o divertido. Y lo más difícil al final de todo esto es mantener el hábito de la lectura. Alguien joven que está acostumbrado a llegar a casa y por la noche, sentarse y leer una hora antes de dormir seguirá haciéndolo.

Por tanto, considero esencial que los temas que gustan a los adolescentes se reflejen en las novelas. Creo que es crucial, ya que es durante esta etapa cuando se deben fomentar hábitos de lectura. Es mucho más probable que alguien de treinta o cuarenta años se interese por la lectura si ha estado leyendo durante toda su vida. Por el contrario, si alguien no ha leído nada en los últimos diez años, resulta más complicado despertar su interés repentino por la lectura.

P: Claro. O sea que en relación a esto es importante aficionar a los niños desde pequeños a la lectura...

R: Por supuesto, es importante acompañarlos. Creo que como padres, podemos guiarlos y aconsejarles sobre qué historias leer. A veces, queremos que nuestros hijos lean ciertas historias porque consideramos que son valiosas, pero también es esencial permitirles que elijan y que la experiencia de lectura sea divertida para ellos. Es un equilibrio difícil de encontrar, pero necesario. Mi padre era un gran aficionado a los clásicos, así que me introdujo a autores como Julio Verne y Dickens. Aunque disfruté mucho de esas lecturas, también descubrí otros libros por mi cuenta, como la serie Harry Potter, que me ofrecieron diferentes perspectivas y experiencias. Por eso, considero que encontrar ese equilibrio es complicado.

Sin embargo, crecer en un hogar donde mis padres valoraban la lectura, tenían una biblioteca y consideraban normal pasar la tarde leyendo en silencio, definitivamente influyó en mi amor por los libros. Esta familiaridad con la lectura desde una edad temprana aumentó considerablemente las probabilidades de que yo y mis hermanos nos interesáramos por la lectura. Otro deseo común que compartimos todos los lectores es transmitir nuestra pasión por la lectura. Nos alegra enormemente cuando las personas que nos rodean también disfrutan de los libros. Siempre intentamos contagiar el hábito de la lectura, pues creemos en sus beneficios y en el placer que puede brindar.

P: Hablabas de los clásicos que leía tu padre, ¿por qué consideras que los clásicos están catalogados así y son tan importantes?

R: Bueno, evidentemente los clásicos, digamos que ya han pasado el filtro del tiempo, ya han sobrevivido al paso del tiempo, han permanecido, hay muchos otros que no. Hace años, muchos libros eran populares, como los de la generación Beat en Inglaterra o los juveniles, entre otros. Sin embargo, algunos de estos títulos han caído en el olvido debido a diversos factores. Es difícil prever qué libros actuales seguirán siendo relevantes dentro de 40 o 50 años y continuarán capturando el interés de las futuras generaciones.

"Considero esencial que los temas que gustan a los adolescentes se reflejen en las novelas"

Suelen ser libros que, a lo mejor, tienen este componente atemporal y, obviamente, hay muchos que tienen una calidad exquisita y que es verdad que te siguen emocionando, que es como si estuvieran hablando de ti, aunque hayan sido escritos hace cien o ciento cincuenta años, pero bueno, sí que pienso que también hay muchísimas novelas actuales que aportan otras cosas diferentes, es que no tienen por qué aportar todas lo mismo, como por ejemplo, ese reflejo de hoy en día, esa cotidianidad, ese sentirse identificado. Si eres joven, también buscas un poco a lo mejor personajes que tengan tus mismas inquietudes y que vivan en tu mismo mundo y en tu realidad, como toda esta etapa tecnológica. Los libros también a veces ayudan a cómo queremos explicar a nuestros hijos toda esta parte de los móviles, de las relaciones, de la tecnología, también son un canal al final.

De hecho, la mayoría de los infantiles tienen moraleja y sirven para explicar muchas cosas, como las rabietas o qué no tienen que ver la tele. En resumen, los clásicos son clásicos y los libros actuales nos aportan cosas que los clásicos no pueden aportar. Y, como digo, todo tiene que convivir. No hay nada que sea ni bueno ni malo para mí. A mí me parece algo muy importante. Pienso que a veces todo es más fácil de lo que lo hacemos, como, por ejemplo, ir a una librería, pasear, ir con calma sin prisa, abrir un libro, leer las primeras páginas, que puedes hacerlo y nadie te va a decir nada y ver si te atrapa, te gusta y te llama la atención como está escrito. Y no fijarnos tanto ni en las etiquetas que puede haber en cada sección ni en las cubiertas, porque a veces también son un componente de marketing. Y tendríamos que ser más libres, ir sin prejuicios y ver qué descubrimos.

P: Hemos hablado al principio de la tecnología. ¿Cómo crees que influye la tecnología en los lectores jóvenes o en los niños a la hora de expresarse?

R: A mí me parece que es una época muy complicada en todo este tema de la tecnología. Yo no sé muy bien hacia dónde nos conduce. Así que es evidente que afecta a la atención y la concentración y es algo que está demostrado. Y creo que los jóvenes de hoy en día tienen un reto por delante, porque, por un lado, les estamos exigiendo que tienen que aprender a convivir con las redes sociales y con todo lo tecnológico y lo tienen que incorporar a su vida porque a nivel laboral, probablemente, llegue un momento en el que es necesario también y no puedes ignorarlo completamente, pero al mismo tiempo, también se les exige que tengan mucho cuidado porque son adictivas, porque enganchan, porque te afecta a todos los niveles, porque es muy difícil.

Quizás seas capaz de concentrarte en actividades que requieren más atención que simplemente ver vídeos en TikTok. Es un desafío que implica gestionar múltiples aspectos y enfrentar diversas situaciones. Personalmente, no habría disfrutado de ser adolescente en esta época, ya que creo que habría tenido dificultades para lidiar con todas las responsabilidades y distracciones presentes en el entorno actual. No es fácil hacerlo a ciertas edades y es verdad que luego ya lo llevas de otra manera y puedes mantener más el control. Aun así, incluso siendo consciente de todo esto y habiendo leído libros sobre el tema porque me interesa, me sigue pareciendo complicado.

Yo, de hecho, los fines de semana y por las tardes me obligo a dejar el teléfono en un cajón de casa que tenemos dejamos ahí los teléfonos y a veces me obligo a irme a comer o irme a hacer una ruta o irme a donde sea y no llevármelo porque es muy difícil tener este aparato en el bolsillo y no estar constantemente pendiente de todo este mundo tecnológico que te reclama que estés ahí. Entonces no me quiero imaginar cómo lo habría gestionado si ahora me cuesta. Durante las vacaciones, especialmente en Navidad o en verano, a veces opto por desinstalar completamente mis aplicaciones de redes sociales. De lo contrario, me veré tentada a revisarlas constantemente. La única manera efectiva que he encontrado para evitarlo es eliminar la aplicación por completo durante ese tiempo. Si incluso aplicarme límites a mí misma resulta un desafío, imagina cómo puede ser esto para alguien de 15 o 16 años. Realmente no lo sé. Personalmente, encuentro que es un desafío difícil de superar. Entonces, para los jóvenes, seguramente sea aún más complicado y una lucha constante. En definitiva, es extremadamente difícil. El progreso de la tecnología creo que es un tema que nos asusta a todos porque sabemos que no podemos escapar de ello. Es un desafío que tenemos que gestionar de alguna manera, y lo más aterrador es que no hay marcha atrás.

P: ¿Qué similitudes encuentras entre la novela romántica y la novela negra?

R: Aunque tienen una diferencia fundamental en cuanto al final previsible en la novela romántica y el misterio por resolver en la novela negra, ambas comparten la importancia del ritmo narrativo. El objetivo es mantener al lector enganchado y emocionado, ya sea con un giro inesperado en la trama o con un momento emotivo que lo haga sentir la historia en su interior.

Es un desafío intrigante mezclar ingredientes conocidos en géneros específicos para crear historias únicas que sigan sorprendiendo al lector, pero también es la parte divertida de escribir. Me esfuerzo por encontrar formas originales de contar historias dentro de los géneros establecidos, manteniendo el interés del lector y haciéndolo sentir que está experimentando algo nuevo y emocionante. Un ejemplo es Andrea Longarela a la cual admiro y es amiga mía, y es increíble cómo logra atrapar a los lectores, incluso a mí me pasa conociendo los detalles de la historia.