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Entrevista
Andrés Trapiello: «La izquierda es osada, pero la derecha a menudo es ignorante»
«Próspero viento» es una suerte de autobiografía política donde el autor rastrea el origen de la superioridad moral de la izquierda

De todo tiene «Próspero viento» (La Esfera de los Libros), el último ensayo de Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953), que sigue la estela dejada por la hegemonía cultural de la izquierda. Y aunque el subtítulo rece «Una vida política», más cabría hablar de una política vivida dado el carácter autobiográfico, y hasta íntimo, del mismo.
El título viene de «El cautivo» del «Quijote». Se ha estrenado una película homónima con un supuesto Cervantes homosexal...
La película no la he visto. Lo de la homosexualidad de Cervantes viene a confirmar algo que ya de antiguo se produce con él: cada época proyecta en Cervantes y en el «Quijote» preocupaciones propias únicamente del momento. En el siglo XIX hacen a Don Quijote el adalid de la libertad, a principios del XX hacen a Cervantes judío, y en los años 70 con la liberación sexual es cuando se plantea por primera vez su homosexualidad. Son interpretaciones legítimas pero que añaden poco o nada a las obras.
Con próspero viento, henchidas las velas de superioridad moral, navegaba la Flotilla para Gaza.
Lo que está sucediendo es que el Gobierno, de una manera desesperada, está intentando enarbolar muchas banderas al mismo tiempo intentando reenganchar a la izquierda, y esta es una bandera más. Primero fue Franco, luego el genocidio, y será el aborto... En definitiva, esto son poses «intelectuales».
Militó en el PCE(i), fue candidato al Senado por UPyD, participó del comisionado para la memoria histórica de Madrid, habló ante multitudes en Colón y Cibeles... Pero escribe que lo más político que ha hecho en su vida es traducir el «Quijote».
Sin duda, porque el beneficio de esa acción ha sido tangible y muy positivo. Tangible porque a día de hoy hay unos 200.000 lectores más del «Quijote» que lo habían intentado leer en español y no lo habían logrado. Poner a disposición de tantos lectores nuevos la obra literaria que más y mejor refleja la idiosincrasia española, creo que es lo más satisfactorio políticamente que he hecho.
En Cádiz, el gobierno local del PP no ha querido rescatar a Pemán (ni a Mercedes Formica), y sin embargo transigen con que al puente Carranza se le llame Rafael Alberti.
Me parece bien que le pongan el nombre del puente a Alberti, siempre y cuando no quiten las calles y demás a nombre de Pemán. Sobre todo recordando que Alberti y Pemán ya se reúnen en los años 60 en París y se reconcilian (junto a Bergamín, en el barco del gaditano Pedro Ardoy, que se beben una botella de coñac y componen letrillas jocosas al alimón). Y si la actuación de Pemán en la Guerra dejó mucho que desear como la de Alberti, ellos con el tiempo evolucionaron. Aunque estoy seguro que Pemán cambió mucho más para mejor que lo que lo hizo Rafael Alberti. Y que ahora salga gente de la izquierda más papista que el papa, y la derecha sea bastante timorata y acomplejada... La izquierda es osada, pero la derecha a menudo es ignorante. Y esto es un poco triste.
Usted fue uno de quienes rescataron del ostracismo a Chaves Nogales, quintaesencia de la tercera España. ¿No cree que, desde un tiempo a esta parte, ha habido un abuso de su figura?
Yo creo que no. Ya que se le interprete de una manera o de otra... Pero a Chaves Nogales siempre está bien leerlo. Nunca se le leerá lo bastante, y de hecho todavía es una obra que estamos recuperando.
Cuenta que cierto diario progresista decretó una «fatwa» sobre usted; bueno, sobre su obra.
En el libro cuento que en un momento determinado el subdirector del periódico –que había sido el mío durante 40 años– me confirmó que dejaba de reseñar mis libros literarios por mis opiniones políticas. Es decir, que mis artículos políticos en otros diarios me cerraban las puertas literarias en este. Y así se ha constatado durante año y medio. Ahora, me encantaría que me levantaran el entredicho.
Afirma que tarde o temprano se celebrará un referéndum de independencia en Cataluña con Sánchez en el poder.
De eso no tengo la menor duda. La única duda es si Sánchez estará en el poder; de eso se trata, de quitarlo cuanto antes para evitar que eso se produzca. Ahora, si para mantenerse en el poder ha de convocar un referéndum de esto ni yo ni millones de españoles tenemos alguna duda. Pero antes de llegar a comprobarlo, mejor quitarlo para no tener que comprobar algo así: porque eso sería un cataclismo democrático.
Su paisano, José Luis Rodríguez Zapatero...
¡Ese hombre no es mi paisano! Es de Valladolid...
Bueno, entonces, pasamos mejor a la última pregunta: ¿Acaso este libro de memoria política es es su obra más personal, más íntima quizás?
Es una obra muy personal, pero yo desde luego todo lo que he escrito es personal. Estoy convencido que si tengo que redactar un prospecto farmaceútico lo haría casi personal. Pero lo fundamental de este libro, como de casi todos, es regirse, como yo lo intento, por un principio que para mí es sagrado: ni presumir ni quejarse. Desde luego es un libro que aborda el Franquismo, la Guerra, los primeros años de la Transición y hasta ahora. Cuando me dicen que he votado a un arco muy grande de partidos, les digo que lo importante no es con quién has ido, sino qué has votado esas veces; y siempre ha sido lo mismo: por la libertad y contra aquellos que incumplen luego la Constitución española. Es un programa de mínimos. Y sí, volvería a ser un militante antifranquista pero me buscaría otros compañeros, demócratas.
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