Entrevista

Manuel Ventero: “Isabel la Católica es una excepcionalidad histórica, paradigma de mujer reinante”

El director gerente de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE publica «Damas y reinas», obra que surge «de la curiosidad por saber qué hacen las mujeres de los poderosos»

El retrato de Isabel I de Castilla pintado por Luis de Madrazo que se encuentra en el Museo del Prado
El retrato de Isabel I de Castilla pintado por Luis de Madrazo que se encuentra en el Museo del PradoLuis de MadrazoLuis de Madrazo

Existen en los 194 países de la comunidad internacional 147 mujeres consortes, de ellas 123 primeras damas y 24 reales, mientras que tan solo existen 3 hombres consortes. Una estadística que tan solo es reflejo de la continuidad de una situación histórica, y en la que ahora se profundiza gracias a la obra de Manuel Ventero. El director gerente de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE ha publicado «Damas y reinas» (Ediciones Universidad de Salamanca), ensayo que se acerca al día a día de las primeras damas y reinas consortes, y que revela las diversas formas de ejecutar el puesto: como mero acompañamiento o participando en actividades de carácter social y cultural. Una obra que, en palabras de su creador, «surge de la curiosidad por saber qué hacen y cuánto mandan las mujeres de los poderosos, ya sean reyes o presidentes de república».

¿Qué figuras ha estudiado especialmente de cara a elaborar esta obra y por qué?

El libro explica la diferencia entre “primera dama” y “reina consorte”, figuras en absoluto parangonables. Hay un interesante recorrido retrospectivo hasta la génesis del término first lady, originario de los Estados Unidos de América; y otro, simultáneo, sobre el tratamiento que las constituciones españolas han dado a la mujer, durante siglos. El resultado es manifiestamente mejorable: en materia de sucesión al trono, vamos, desde la «exclusión perpetua de las hembras» que establecía el Estatuto de Bayona de 1808, hasta la vigente supeditación a la existencia de un hermano varón. Curiosamente, la expresión «en el mismo grado, el varón a la hembra» ha permanecido inalterable desde entonces, algo que no se sostiene a día de hoy, se mire como se mire.

Las primeras damas y reinas consortes siempre han jugado el papel de “acompañar” a un hombre, ¿no es esa una actitud machista o reprimida en los tiempos que corren?

Tradicionalmente, las consortes se han limitado a ejercer un papel discreto de acompañamiento a sus maridos en actos protocolarios y, en ocasiones, a participar o promover actuaciones de carácter social o cultural. Y así continúa ocurriendo, en general. Hay excepciones, obviamente: mujeres que han renunciado expresamente y por convicción al estatus de primera dama -caso de México-, prefiriendo continuar con su vida profesional. Creo que el problema no es que la esposa del jefe del Estado acompañe a su marido en un acto protocolar, o viceversa; el problema es que, en 2022, la inmensa mayoría de jefes de Estado siguen siendo hombres. Esa es la pregunta que debemos hacernos. Pero es un tema complejo. Cada país tiene su idiosincrasia, su tradición. El último debate, político, social y hasta doctrinal sobre este asunto se produjo en Francia, en 2017, cuando Macron quiso oficializar el puesto de primera dama de la República. Lo cierto es que no mintió a nadie, lo llevaba en su programa electoral y ganó las elecciones. Pero cuando fue a implementarlo, se le echó literalmente encima todo el arco parlamentario. La tesis mayoritaria fue: “si la esposa del presidente quiere hacer política, que se presente a las elecciones”. Macron tuvo que conformarse con una llamada Carta de Transparencia, hoy vigente, que se limita a establecer unas mínimas funciones para la primera dama, pero no a instituir, como pretendía, un despacho estrictamente oficial para su esposa, Brigitte. La actual Carta de Transparencia le encomienda una serie de tareas en materia de representación, mecenazgo y acompañamiento del jefe del Estado en sus misiones. Y justifica estas tareas “en virtud, tanto de la tradición republicana como de la práctica diplomática”. Al final, son los ciudadanos los que sitúa en el sitio que desean a su primera dama, en cada país y en cada momento histórico.

¿Qué relaciones y diferencias existen entre Doña Sofía y la Reina Letizia como consortes?

Las comparaciones resultan siempre incómodas, pero no rehúyo la pregunta. Doña Sofía ha hecho, y aún hace, un magnífico trabajo, y los españoles la admiran y respetan. El de Letizia es otro tiempo, muy condicionado por los medios de comunicación, que ella conoce especialmente bien, y en el que el empoderamiento de la mujer es determinante. Y ella misma, desde un estatus de poder, contribuye a esa tarea, visibilizando al colectivo en buena parte de sus intervenciones.

Manuel Ventero: “Isabel la Católica es una excepcionalidad histórica, paradigma de mujer reinante”
Manuel Ventero: “Isabel la Católica es una excepcionalidad histórica, paradigma de mujer reinante”La Razón

¿Qué destacaría de nuestra Reina actual de manera individual y respecto a otras consortes?

La intensidad de su trabajo, que es notable. Pero, sobre todo, su nivel de compromiso. Se involucra, colabora y trabaja desde el origen. Participa en la estrategia de la Casa. Doña Letizia es parte del proyecto.

¿Cuál diría que es el principal papel que desempeña la Reina Letizia en nuestro país?

Letizia es, hoy por hoy, el mejor colaborador de Felipe VI. Los poderosos tienden a despegarse de la gente, de sus preocupaciones verdaderas. Creo que Letizia ha contribuido a “aterrizar” la jefatura del Estado, aportando una buena dosis de realismo, de conciencia popular. Advierte y aconseja al Rey. Carlo Collodi adjudicó ese papel al Grillo Parlante, el “Pepe Grillo” de Las aventuras de Pinocho.

¿Es Isabel II de Inglaterra un ejemplo de que la monarquía puede basar su fortaleza en una figura femenina?

Isabel II, titular de la Corona desde 1952, va camino de ser la primera en el ranking de permanencia, que encabeza Luis XIV, “el Rey Sol”, muerto en 1715, que alcanzó los 72 años de reinado. Se ha convertido por muchos motivos en referencia para la realeza en el mundo, también porque encarna la monarquía “parlamentaria”, que nació en Reino Unido. Aunque, hablando de reinas “propietarias”, si me pregunta por una figura fascinante, le hablaría de Isabel I de Castilla, verdaderamente, una excepcionalidad histórica, paradigma cierto de mujer reinante. Hace casi 600 años, Isabel invocó sus derechos al Trono de Castilla y, ni su juventud ni su condición de mujer le hicieron desistir. Compartió con Fernando, su esposo, el gobierno de la monarquía, pero jamás cedió la titularidad del trono castellano. Bajo su reinado, se recuperó Hispania de la conquista musulmana y se descubrió América. Su legado es majestuoso. Aunque este libro va de consortes, hablando de reinas, la mención a Isabel es obligatoria.

Con miras al futuro y en este sentido, ¿qué destaca de la heredera a la Corona?

Creo que, no sin sobresaltos, Leonor será reina titular de la Corona de España. Y eso supondrá un hito más de normalización en nuestra historia. Sus padres son muy conscientes de la dificultad, y parte de su tarea es prepararla para que erigirse en una reina del siglo XXI, una jefa de Estado con altura de miras y consciente de su papel, bastante más sutil que pudo serlo hace siglos. Por cierto, confío en que, antes de que llegue el momento, nuestros políticos resuelvan de una vez por todas la anomalía de preterir a la mujer en presencia de varón. No es de recibo a estas alturas.

¿Qué aspectos principales descubrirá el lector en este libro?

Descubrirá que el poder sigue siendo “cosa de hombres”: la inmensa mayoría de las jefaturas de Estado, se trate de repúblicas o monarquías, están en manos de varones. En consecuencia, el número de mujeres que ejerce la condición de consorte es muy elevado: 147 de 194 países (123 primeras damas y 24 consortes reales). Frente a ellas, se cuentan tan sólo tres “primeros caballeros”, un exiguo y significativo 1,5%. Y, siendo viudas las dos únicas reinas “titulares” (Dinamarca y Reino Unido), no existe en la actualidad ningún consorte real en activo. Descubrirá, sin embargo, que las consortes siempre han ejercido un poder “informal”, en ocasiones, muy efectivo. Se asomará a las diferencias entre consortes reales y primeras damas. El término first lady es originario de los Estados Unidos de América y es fascinante viajar hasta los tiempos de George Washington (1789-1797) y Martha Dandridge Custis, en busca de ese origen, que está plagado de anécdotas. Y conocerá las muy diferentes tareas que desempeñan las consortes en los 194 países del mundo, aunque la infancia es, con claridad, el tema mayoritariamente atendido por las consortes reales, y el colectivo mujer el asunto predilecto de las primeras damas actuales.