Cada persona es un mundo -precisamente- porque cada cerebro es un mundo

Consuma “autoayuda” con moderación

La fiebre por los libros de “coaching” es imparable, más tras la pandemia, pero los expertos advierten de que no siempre son la panacea para acabar con los problemas

Se apilan en las librerías bajo el cartel de «autoayuda» aunque algunos son más científicos, otros inspiracionales, están los que narran vivencias personales que le hacen al lector empatizar y luego los considerados como «la panacea universal» que, por sus altas expectativas, a veces llegan a decepcionar. Hay quien dice que uno elige a los libros y, en concreto, en este género literario puede que los libros le elijan a uno. Paulo Coelho con su Alquimista,Jorge Bucay con sus Cuentos para pensar o Saint Exupery con El Principito, ¿serían o no serían autoayuda? Depende. Son libros que según la circunstancia, el estado emocional, la necesidad o la predisposición del lector marcarán un mensaje diferente en quien decidió navegar entre sus páginas. Hay quien considera incluso el término «autoayuda» como proscrito. Existen verdaderos «haters» de este género literario que, aunque los rehúyan, es uno de los más leídos y vendidos. Esos que ofrecen, por ejemplo, las claves de la felicidad, con vagas generalidades son los menos apreciados. Analizamos con escritores, psicólogos y psiquiatras si los libros, bajo ese epígrafe, ayudan o no.

La psicóloga experta en relaciones y dependencia emocional Silvia Congost, autora entre otros muchos libros de Personas tóxicas(Zenith) -de gira con su obra Objetivo Amarte, una obra sobre cómo comenzar a sanar y fortalecer la autoestima, y que estará en Madrid el próximo domingo, día 12 de junio y el 4 de julio en Barcelona- cree que no todos los libros denominados «de autoayuda» lo son porque «no todos te ayudan de verdad». Destaca que es importante que uno sepa diferenciar entre aquellos que le van a servir realmente y los que no le aportarán nada. «Los buenos son aquellos que te hacen pensar, los que te llevan a hacerte preguntas, a indagar dentro de ti, aquellos que te invitan a mirarte desde una nueva perspectiva auto compasiva, respetuosa y amorosa».

Considera que el hecho de que ahora se consuman más libros de autoayuda, en general, es porque hay más consciencia y se da más importancia al crecimiento personal y a la necesidad de mejora. «Es algo muy positivo porque falta educación en emociones y en relaciones y por ello, debemos buscar esa información, conocimientos y herramientas por nuestra cuenta. Y por supuesto, buscarlo en los libros escritos por profesionales expertos que llevan años investigando sobre un tema en concreto o analizando multitud de casos parecidos, es la mejor opción. Cuando estos libros nos aportan este valor, lo sabemos porque nos ayudan a comprender, soltar y crecer».

Y es que las redes sociales han hecho que muchos profesionales de la psicología o la psiquiatría puedan divulgar de una forma mucho más inmediata y cercana sobre temas muy necesarios «y esto ayuda a que la información llegue a todos los rincones del mundo y que cada día más personas despierten, dejen de resignarse con realidades que no les satisfacen o les destruyen, y que sientan el deseo de buscar otra salida para empezar a ser felices de verdad».

Cada persona es un mundo -precisamente- porque cada cerebro es un mundo
Cada persona es un mundo -precisamente- porque cada cerebro es un mundoPlatónIlustración

“Psicoeducación”

Jerónimo Saiz, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá de Henares reconoce que «dentro del ambiente académico y más científico hay bastante escepticismo» con los denominados como «autoayuda» porque estos libros muchas veces recurren a lugares comunes, bastantes superficiales, poco sólidos en cuanto a su argumentación científica. Pero también, advierte de que dentro de este género están catalogados libros que, frente a enfermedades concretas, dan información y recursos para poder ayudar a quienes las sufren, lo que en otros términos se denomina como «psicoeducación» y «esto sí que está comprobado que es útil, que merece la pena y que hay que hacerlo». Saiz destaca que un libro de estos no sustituye a un profesional ante unas personas que necesitan ayuda. Además, advierte que a algunas personas con problemas «les puede crear un sentimiento de culpa, de que son ellos los que fallan» y que lo que los libros describen lo podrían hacer todos los demás, pero, sin embargo, ellos no pueden. El catedrático en psiquiatría indica que es un género que lleva ya años siendo un «boom» «con el ansia de conseguir esa felicidad, el bienestar y el triunfo haciendo creer como si todo eso estuviera a nuestro alcance y solo dependiera de leer un libro».

Saiz reconoce que sí que hay gente que ve todas estas obras «con una crítica muy ácida» donde, «en términos de psiquiatría, no tienen mucho crédito, no son muy apreciados, pero tampoco hay que rechazarlos. Habrá personas a las que les pueda ayudar». Destaca que, además, en psicología y psiquiatría se utiliza biblioterapia que consiste en recomendar lecturas y sobre ello realizar intervenciones que son psicoterapéuticas. «Son una estrategia más».

Ruth Pérez Enríquez, psicóloga forense cree que, en esto, como en todo, «los hay muy buenos y muy malos» pero, en resumen: «Para mí no hacen ningún daño. Puede ser muy útiles para personas que no tienen más recursos, ya que hoy parece que las terapias son más un lujo y un libro de autoayuda les puede ayudar un poquito, aunque nunca puede sustituir a una terapia». Y, ¿qué buscaría en un libro de autoayuda? «Que sea práctico y que vengan ejercicios de relajación, de control de ansiedad... No conceptos vagos que no ayuden a nadie». Dice que también se fijaría en quién escribe ese libro, y qué contenido aporta.

La pandemia sirvió para alertar a la sociedad de la importancia de cuidar la salud mental. Pérez Enríquez reconoce que han incrementado el número de pacientes y con ello también han aumentado el precio de las tarifas por lo que a alguien con un poco de ansiedad un libro le puede servir. Ahora, a diferencia de hace unos años, reconoce que ir a un psicólogo o un psiquíatra no están tan mal visto, «pero sigue habiendo gente que no lo cuenta». «Las redes sociales y los libros han hecho que una parte de la sociedad esté más abierta». Y aporta un dato curioso: «La mayoría de personas que acuden a psicólogos y psiquiatras lo hacen lo más alejado de sus casas, para que no los vean sus vecinos».

“Comprender, es aliviar”

La psiquiatra Marian Rojas Estapé autora de Encuentra tu persona vitamina (Planeta) -uno de los libros más vendidos- asegura en sus libros que “comprender es aliviar” y entender el porqué uno tiene pesadillas, porqué se le duerme la mano o porqué nos relacionamos como lo hacemos, ayuda. “Porque si uno no se comprende, sufre innecesariamente” y es un esclavo de las emociones.

Para Anabel González, psiquiatra autora de libros como Lo bueno de tener un mal día o Las cicatrices no duelenasegura que el término «autoayuda» no le gusta, a pesar de que sus libros estén catalogados bajo ese epígrafe. Destaca que «hay muchos libros -de ese género literario- que son una colección de frases hechas, recetas fáciles». Cuando empezó a escribir, asegura que «mi idea era contar lo que trabajo con los pacientes para que pudiese llegar a más gente, pero se me proponía que lo hiciera hablándole al lector». Ese lenguaje del «tú tienes qué..., me da mucho agobio, porque parece que el autor del libro te insta a hacer o te va a dar la clave mágica».

Destaca que «una persona que tiene un punto de atasco a lo mejor hace un «click» y le puede ayudar un libro, pero muchas personas tienen problemas por un conjunto de cosas, es más complicado y, con una frase o una receta mágica no cambiará esos problemas. Muchas veces se requiere una terapia porque no es capaz de cambiar muchas perspectivas». Afirma que hay que diferenciar entre los libros de calidad y los que dan «recetas baratas», los que tiene pensamientos considerados como “Mr. Wonderful” que pueden, incluso, ser contraproducentes: «Si lo pasas fatal, y te dicen que todo está en tu mente, te puede ocasionar un sentimiento de culpa. Resulta que no lo encuentro fácil, me frustro más y me encuentro más miserable». También, advierte, la persona puede buscar una solución mágica y lee algo que no le cambia la vida, se puede ir perdiendo.

Y es que los que son de autoayuda sin más tienen un punto común con distintas versiones sobre una cosa. «Minimizan el sufrimiento de las personas, el estás mal porque quieres. La persona se siente más incomprendida. El objetivo de un libro es sentirte mejor, entenderte mejor». Asegura además que, a nivel de terapia, no existe hoy en día ninguna regulación: «Puedes decir que eres terapeuta que nadie te va a decir nada». «Los libros que no nos gustan a los expertos son este tipo, lo que van a decir una serie de cosas como sentando cátedra. Si eres una persona desesperada, te dicen que tiene la solución mágica para quitármelo en un día», y no sirve. Sin embargo, asegura que los que narran vivencias personales, sí que funcionan.

Julio Bobes, catedrático de psiquiatría de la facultad de Oviedo, jefe de servicio del Hospital Universidad Universitario Central de Asturias y presidente de la Real Academia de Medicina del Principado de Asturias asegura que «la intención de estos libros es buena» y cree que siempre que se trate de ayudar, no es criticable. ¿Qué se consigue con ese tipo de literatura? «Que la gente entienda mejor lo que pasa con su enfermedad, por ejemplo, algo que es saludable, porque le hace tener más conciencia de lo que te viene bien o no». Aunque destaca que el problema es que «a veces la gente lee, pero no entiende lo que está escrito, porque no siempre está bien escrito. Puede servir para que la gente se arrugue en vez de que se crezca».

Cuenta que «es una vía abierta con los mejores propósitos, que pasa como con los ríos, las piedras se transformas en cantos rodados simplemente con dejarla más kilómetros bajando el río. Cuando el río se inicia, todavía no son cantos muy bien pulidos; pero si le dejas veinte millas más abajo, a base de derivar y derivar se transforma en cantos rodados». Además, destaca que «el ayudar a los otros también refuerza mucho la autoestima, ver que para otro le sirve de referencia», porque incluso «hay patología en el arte». Por eso «no hará ningún daño. La intención es buena y con eso están más que aprobados. Y si, además, le sirve a alguien, pues mejor».

Efectos cuánticos en el cerebro podrían explicar la conciencia humana
Efectos cuánticos en el cerebro podrían explicar la conciencia humanaLa RazónLa Razón

Por su parte, Jorge Urrea, formador de liderazgos y gestión de crisis, autor de numerosos libros de diferentes ámbitos, Las mil y una crisises uno de ellos, asegura que cree «en la lectura de todo libro que te ayude, da igual en qué categoría esté en la librería». Subraya que la lectura tiene un carácter íntimo, ideal para la reflexión e introspección, donde uno puede adecuar el ritmo a lo que necesita, pausando, releyendo, subrayando. Ha sido así desde la antigüedad con libros sagrados, pero también con ricos clásicos como El Quijote,o modernos sencillos, despreciados como de autoayuda por pseudointelectuales que solo se leen a ellos mismos». Urrea destaca que él recomiendo a sus clientes «buenas lecturas de otros profesionales, porque enriquece el trabajo que hacemos juntos, aporta resonancias, vivencias, refuerza los mensajes y ayuda a continuar el trabajo en casa. Porque crecer es un proceso que no se hace solo el día de la consulta, se hace en la vida, y leer buenos libros que te inspiren es un derecho y un privilegio».

Julio de la Iglesia, policía nacional, Tedax y autor de El miedo es de Valientes (Alienta) asegura rotundo: «Claro que creo que funcionan. Estos libros no se eligen, te eligen ellos a ti. Tu subconsciente sabe que lo necesitas y lo busca sin descanso y hay libros que justo te muestran lo que necesitas aprender». Considera que el «boom» que está viviendo por este género literario es debido a que «ahora es un momento de miedo al futuro y presente e incertidumbre que nos ha llevado a mirar hacia dentro para saber qué es importante para nosotros y ahí es donde se produce el crecimiento personal».