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Entrevista
Mathilde Forget: "El sistema patriarcal permite y favorece la existencia de violadores"
La autora deposita en la autobiográfica "Por voluntad propia" una crítica a la gestión judicial de las víctimas de violencia sexual

Analítica, decepcionada, predictiva, se preguntó muchas veces después de sufrir la agresión si la culpabilidad que sentía le pertenecía o había sido construida por la intervención oportunista de la mirada ajena, inducida de algún modo por la farragosa participación no pedida del entorno. Mathilde Forget presentó una denuncia por violación y después de haber experimentado hasta qué punto las mujeres son en muchas ocasiones acusadas y puestas en el banquillo de los culpables de manera automática por parte del sistema judicial, escribió un libro, su segunda novela, para depositar un porcentaje considerable de esa víscera en el papel, transitar el género literario de los procesamientos y resignificar el lenguaje dotándolo de las características suficientes como para convertirlo en un "gesto político".
"Las víctimas de violencia ahora están hermanadas y eso es gracias al #MeToo"
Si algo tiene claro la autora francesa, quien durante el cálido y generoso encuentro que mantenemos en la terraza del Café Comercial no manifiesta trauma en la palabra, pero sí un dolor íntimo, agudísimo y profundamente discreto en el gesto que sobreviene de manera más notable en los momentos en los que conversamos de las consecuencias de lo sucedido, es que "la culpa está hecha para que las víctimas nos callemos". "La sociedad –prosigue– pone en marcha la idea de culpabilizar y hacernos sentir culpables para que nos quedemos quietos, para que nos sintamos responsables y nos guardemos eso que resulta tan incómodo de aceptar por el resto para nosotros. A menudo me preguntan por las aportaciones reales del #MeToo y no sé exactamente cuáles son los cambios en la sociedad o en las instituciones que ha generado su aparición, pero en cualquier caso sí tengo claro que lo que ha cambiado es el hecho de que las víctimas ahora están hermanadas y que eso permite luchar contra la culpabilidad. El #MeToo ha hecho que nos reunamos, nos reconozcamos como personas que han vivido lo mismo y no nos sintamos solas en nuestros testimonios, ha permitido que aprendamos a decir ‘‘no, no soy culpable de lo que pasó y tú tampoco’’".
Sin revanchismo
La forma que tiene Forget de articular literariamente el relato a través de una hibridación entre la precisión aséptica y descriptiva del interrogatorio y la ficcionalización de algunos de los pasajes, confiere a "Por voluntad propia" una estructura de entretenido y atrayente testimonio, pero también de cruda y directa representación de la desprotección estatal a la que están sometidas las víctimas de violencia sexual. No hay revanchismo, ni lamento tendencioso, ni siquiera autocondescendencia en el tono utilizado por esta protagonista representada por la propia autora como alguien que no aparenta ni su edad ni su sexo que una mañana de domingo se presenta en la comisaría de policía por voluntad propia tras pasar la noche con un hombre, pero sí una disección muy reveladora del funcionamiento de los interrogatorios –definidos en la novela como "diálogos a los que les han borrado ciertas réplicas, lo cual le da una apariencia mutilada y vaga al discurso del interrogado"– y de la manipulación a la que se pueden ver sometidas las palabras pronunciadas.
"Las violaciones en el seno del matrimonio están por desgracia muy normalizadas y es algo que ocurre mucho"
"El Comandante no repite nunca exactamente lo que digo, siempre modifica la frase un poco, como sugiriendo lo que quería decir en el fondo. Hay gente que hace eso", narra la joven en un momento dado de la historia detallando esta suerte de apropiación discursiva por medio de interpretaciones excesivamente personales con las que se pretende completar la verdad. Inevitablemente preguntada por la resignificación reciente de la figura caricaturizada del violador que casos aberrantes y de todo punto insostenibles en términos morales como los de Gisèle Pelicot han propiciado, Forget apunta que "me parece importantísimo esto y es verdad que todo el proceso histórico de Gisèle ha mostrado esto que comentas de manera extremadamente fuerte. En el caso de nosotras, de las feministas militantes, ya sabíamos que este tipo de perfiles existen en muchos ámbitos, yo no me he sorprendido de que hubiera abogados violadores, pero es bueno que toda la sociedad lo vea, lo conozca, lo sepa. Creo que es muy muy importante justamente que cambie esa idea. Pienso sobre todo en las violaciones en el seno del matrimonio ¿no? que son unas viola-ciones muy normalizadas por desgracia y que se dan muchísimo. Antes de que todo esto pasara no éramos igual tan conscientes o no pensábamos en una violación que ocurría dentro del seno del matrimonio, porque siempre se ha vinculado al agresor con el encapuchado, con el inmigrante, con el extraño".
Y completa notable-mente reivindicativa en forma de despedida: "Creo que en realidad fíjate, no depende tanto de los violadores que haya o del número potencial que pueda existir, sino de lo problemático que resulta el hecho de que el sistema patriarcal permite y favorece la existencia de violadores y es un sistema en el que participa absolutamente todo el mundo".
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