Festival de San Sebastián
El milagro de Alauda Ruiz de Azúa en San Sebastián: "Los domingos", Concha de Oro 2025
La película de la directora de "Cinco lobitos" se impone en una edición marcada por el reconocimiento a títulos españoles y por las reivindicaciones sociales a favor de Palestina
Arrancaba la 73ª edición del Festival de San Sebastián con un presentido latigazo de protesta y culmina esta noche con algo parecido a un rayo de esperanza divino. Si algo desató desde sus primeras proyecciones en el inicio de las jornadas del certamen "Los domingos", la película con la que Alauda Ruiz de Azúa se alzaba ayer con la Concha de Oro, fue un incontenido e indiscutible debate colectivo. Ateos indignados, creyentes convencidos y en mitad de la litúrgica ecuación de interpelados, una marea grande de conversaciones inconclusas: igual que las respuestas que la directora de "Cinco lobitos" ofrece a las preguntas planteadas en esta historia protagonizada por una adolescente de diecisiete años, estudiante de colegio privado católico, que quiere meterse en un convento como monja de clausura.
Los intérpretes Itsaso Arana y Óscar Lasarte fueron los encargados de presentar una ceremonia que subrayó en diferentes ocasiones a través de la intervención de premiados y participantes la coyuntura de significación política relacionada con el infierno sucedido en Gaza que ha impregnado estas intensos días. Muestra de ello fue la intervención que se produjo tras otorgar el Premio del Público. "Queremos dedicar desde el fondo de nuestro corazón a la familia de Hind Rajab y a las personas de la Media Luna Roja, a los voluntarios que respondieron a su llamada. Tenemos que alzar la voz porque estamos hablando de una situación de devastación, de un genocidio. Palestina libre", clamó el actor palestino Motaz Malhees, protagonista de la desgarradora "La voz de Hind", cinta que sirviéndose de las grabaciones reales de petición de auxilio que la pequeña Hind Rajab, de tan sólo seis años, solicitó por teléfono el 29 de enero de 2024 durante horas a Rana Faqih, una operadora voluntaria de la Media Luna Roja Palestina, relata uno de los miles de finales trágicos que las vidas de las personas en Gaza están sufriendo.
Por su parte, el director francés Joaquim Lafosse recogía la concha a Mejor Guion y a Mejor Dirección por "Seis días", una cinta mientras que la actriz argentina Camila Plaate hacía lo propio por su emocionante trabajo en "Belén" como Mejor Actriz de reparto, cinta sobre la prohibición del aborto en argentina dirigida por Dolores Fonzi que en palabras de "viene a traernos memoria, verdad y justicia. Si se puede, se pudo. Al movimiento de mujeres tucumanas que pusieron cuerpo y alma en cada lucha por los derechos de las mujeres. El canto colectiva nunca desafina. Esta historia es el fuego de todas. Vivan las mujeres y viva la lucha colectiva. Ganó Belén y ganamos todas". Quien también pareció ganar con una carga significativamente grande y femenina a sus espaldas, en este caso el Premio a la Mejor Interpretación protagonista fue Zhao Xiaohong, actriz que se presta a hacer una visceral interpretación de sí misma para contar un episodio dramático de su vida tras su paso por la cárcel atravesando las dificultades de una maternidad necesitada de recuperación y su lucha por sobrevivir en la China actual por "Her Heart Beats in Its Cage". "Nunca me imaginé que iba a llegar este lugar", declaró visiblemente emocionada.
Mucho de colectivo, pero esta vez en el discurso que propone la obra, volvió a tener el Premio Especial del Jurado y no por la parte cuantitativa del término que adquiría el año pasado concediéndose a todo el elenco de "The last showgirl" (cinta dirigida por Gia Coppola y protagonizada por Pamela Anderson), sino por la parte más hermosamente vinculada al carácter social, político y humanístico del concepto de la que José Luis Guerin se sirve en el documental "Historias del buen valle" para configurar una suerte de reivindicación magnética de la pausa, enclavando el centro del relato en Vallbona, un barrio del extrarradio de Barcelona de poco más de 1000 habitantes (cerca de Terrasa, lugar de fundación de la ESCAC con el que el Presidente del Jurado, Juan Antonio Bayona, ha declarado durante la entrega del galardón tener una fuerte relación) aislado por el salvaje contraste del río, las vías férreas y las autopistas. Pero también una reivindicación de la memoria gestada en la supervivencia y en las luchas vecinales que, durante los 122 minutos de metraje que alcanza, configura un microcosmos identitario protagonizado por los habitantes de este barrio periférico, a quienes filma subrayando su dignidad y mostrando cómo siguen preservando todas aquellas formas de vida erradicadas de los núcleos urbanos.
La depuración del trabajo de Guerin, que ya recibió este mismo galardón en 2001 por su documental "En construcción", partía como favorito a la Concha en varias de las quinielas, pero con este premio, el segundo más importante del palmarés, obtenía también un merecido reconocimiento. La película también se llevó el Premio Cooperación: "Se me ocurre que la cooperación es el mejor antídoto del que disponemos antes las políticas excluyentes de los nacionalismos. "Mi única patria es mi memoria y no tiene himnos", decía Pizarnik. Y reconociéndome en esa afirmación la única bandera que tiene sentido ahora mismo es esta", pronunció señalando la pegatina con la sandía que lucía en la solapa de su chaqueta aludiendo a la de Palestina.
Siguiendo con la línea de impresiones meritorias y del sello español predominante de los títulos premiados, la Concha de Plata a la Mejor Interpretación protagonista ex aequo con Zhao Xiaohong fue a parar en manos de José Ramón Soroiz por su inmensa interpretación en "Maspalomas". El popular actor vasco llevaba años sin ponerse delante de la cámara cuando Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi Galdos le llamaron para dar vida al personaje de Vicente, un hombre de 76 años homosexual que tras una separación relativamente reciente de una pareja masculina que le mantenía económicamente, atraviesa un periodo de disfrute, despreocupación y esparcimiento en la isla hasta que un accidente relacionado con la salud le obliga a regresar a su Donosti natal para internarse en una residencia donde esa valentía con la que lleva afrontando los últimos años de su orientación sexual se ve forzosamente reprimida.
Aunque Ruiz de Azúa reconocía en entrevista con este periódico que su relación con la fe ha sido inexistente y la percepción de lo religioso para ella siempre estuvo asociada a una rama tradicional de la sociedad, introducirla en el epicentro de una familia como la de Ainara (interpretada por la joven Blanca Soroa), fragmentada por heridas pasadas relacionadas con la gestión económica relajada de los negocios de su padre, herencias conflictivas y la muerte de su madre siendo muy pequeña, era el pretexto narrativo perfecto para diseccionar una institución casi más sagrada que la Iglesia. Entender de dónde venía una vocación religiosa, si eso se construía de alguna manera, si era una cuestión genuina en la que alguien sentía algo sobrenatural o realmente sólo podía estar influenciado o empujado por un agente externo o qué papel jugaban las fragilidades internas en una toma de decisión como la de introducirse en cualquier orden religiosa o meterse a monja de clausura eran algunos de los conflictos que se planteaba la directora de "Querer" y que en los domingos trata de explorarse a través de una estratégica disección de la gestión adulta.
Finalmente, se impuso la conversación inconclusa, el debate generado a través del cine, la tolerancia narrativa y el ejercicio de libertad considerable al que Alauda Ruiz de Azúa se acoge para proponer la idea, como bien subrayaba durante su discurso de agradecimiento recogiendo la que constituye la tercera Concha consecutiva obtenida por una película española (siendo "O Corno" y "Tardes de soledad" las últimas), de que "intentar entender algo signifique validarlo".