Cultura

Entrevista

Jamie Cullum: “Los políticos no entienden que la libertad es importante”

El artista inglés presenta la edición completa de “The Pianoman at Christmas”, álbum al que añade a sus temas originales versiones clásicas, en forma de homenaje a la nostalgia navideña

Jamie Cullum se pone nostálgico con la Navidad
Jamie Cullum se pone nostálgico con la NavidadEnrique CidonchaLa Razón

En esa vorágine de luces, compras, fiesta y abrazos que es la Navidad, Jamie Cullum es capaz de ofrecernos calma. Pero no por el ritmo de su jazz, siempre tan fresco y cañero, sino porque a través de su voz y piano es capaz de hacer disfrutar de cada detalle. Dejarse llevar es la clave, y su nueva entrega de “The Pianoman at Christmas” así lo demuestra. Es una edición completa del álbum, ya disponible, con 11 versiones de clásicos y dos temas originales, así como con la colaboración de grandes del jazz, como Lady Blackbird o The Vernon Spring. Aprovechamos la visita del artista inglés a España para que nos ofrezca ese momento de calma, una charla en la que, desde el centro de Madrid, asegura que “este país me encanta, nunca siento como un trabajo el venir aquí, es una gran ciudad, es maravillosa”.

¿Qué le atrae de España?

Sobre todo la gente. Muchos británicos venimos de vacaciones y disfrutamos de la cultura. Mi base de fans aquí es muy fuerte, y es muy agradable tocar aquí, porque el público español es divertido, ama a los músicos, les encantan los grandes intérpretes, responden muy bien al arte. Así que para mí es un gran placer.

¿Es complicado salir del Reino Unido?

Muy difícil, demasiado. Y será un verdadero problema para la industria de nuestro país. Hace poco que han eliminado el visado para los artistas. Yo hice tres espectáculos aquí en los que necesitaba uno, y me llevó semanas y toda una oficina para conseguirlo. Y cuesta mucho dinero. Sí, hay muchas complicaciones. Y esto va a ser así durante algunos años.

¿Se le ve solución al problema?

Mi opinión es que no deberíamos haber salido de la Unión Europea. Pero tampoco tengo experiencia para entender bien la economía y la política. La libertad es importante. A veces esto los políticos no lo entienden tan bien, y pueden ver como algo frívolo que los artistas se muevan libremente entre países. Pero la mejor manera de entenderse es comprendiendo el arte del otro. Si se lo pones difícil a los artistas, solo podrás contar con aquellos que están en la cima o con carreras ya establecidas. Pero lo más interesante ocurre al principio de la carrera de un músico, por lo que creo que habrá una gran pérdida para todos los países si los artistas no pueden moverse.

Parece que la cultura es la última preocupación de la política.

Sí, porque son perspectivas polarmente opuestas. El arte tiene que ver con la empatía y la toma de riesgos. Y, obviamente tengo un gran respeto por los políticos, pero tienen formas de pensar muy diferentes.

Presenta la edición completa de “The Pianoman of Christmas”, ¿qué aporta nuevo?

La música navideña tiene mucho que ver con la nostalgia, con lo ritual. Tengo discos que me encantan y que saco en Navidad, para sentir que se acerca la fecha. Quería hacer un álbum que formara parte de este tipo de tradiciones, para otra persona. Adoro la era de la canción de autor, del Great American Songbook, el Tin Pan Alley, ese año clásico de los cancioneros, así que quise hacer algo sobre esto. Para la primera parte del álbum solo hice canciones originales, lo que es un gran reto. Pensé que si incluía solo clásicos navideños no daría a mis canciones la oportunidad de volar por sí mismas. Me negué a hacer versiones, y los temas volaron en las casas de la gente, fue emocionante. Entonces, pensé que este año podría seguir con algunos clásicos.

¿Cómo es diferenciarse en un universo tan ambiguo como la música navideña?

Tengo una ventaja razonablemente única. No conozco a mucha gente que escriba estas canciones de estilos más antiguos. Quizá Harry Connick Jr., Gregory Porter, Norah Jones... pero no hay tantos. Los grandes discos de Navidad han sido de Ariana Grande o Kelly Clarkson, que tienen estilos más recientes, de pop o r&b. Pero esa nostalgia, el estilo del Great American Songbook no es tan común.

¿Qué le gusta de la Navidad?

La parte musical, por supuesto. Y la comida. Me gusta lo que significa para los niños y para mis hijos. La magia y la expectación. Y la reunión de las familias y los amigos, ese sentido de desaceleración. Disfruto mucho con el invierno, me gusta esa sensación en la que retiras la locura que hay en ti y te relajas. Aunque, en realidad, la Navidad es una locura. Pero tienes la chimenea, bebidas, música y buena comida. Y desconectas. Esa sensación es necesaria.

¿Es importante reivindicar el jazz?

Esto es más una cuestión de la industria musical que de los artistas. No se elige ser músico o compositor para vivir. Puedes elegir serlo para ganarte la vida o para tener éxito y ser famoso. Pero es como jugar a la lotería. Y esto no es lo que te lleva a hacer música durante 20 años, sino que lo que te empuja hacia adelante es la obsesión. Y en el jazz hay aún menos razones para buscar el éxito. Haces jazz porque te despiertas en medio de la noche y por la mañana pensando en ello. Es una obsesión.

¿En qué punto de su carrera se encuentra?

Es difícil de decir. Me siento como si estuviera empezando. Esto puede sonar a mentira, pero es sincero. El año pasado creé este álbum de Navidad y puse toda mi energía en él. Y este año hice los covers. Ahora, estoy estudiando música, trabajando con un profesor. Porque he sido músico autodidacta y estoy estudiando por primera vez, y es como si estuviera empezando algo nuevo. Me encanta esa sensación.

¿Qué estudia?

Piano y armonía. Suelo tocar de oído, así que estoy aprendiendo a leer música por primera vez, saber qué estoy tocando exactamente. Es enormemente enriquecedor.

¿Le sirve más en cuanto a teoría o en cuanto a técnica?

Para ambas, pero también para disfrutar. Usted por ejemplo escribe y, a veces, tal vez lee algo donde, simplemente, siente que está disfrutando de las palabras. Sabe escribir, pero se das cuenta de que hay alguien que lo hace mejor y dice, ojalá poder escribir como Jonathan Franzen o Margaret Atwood. Quizá piense que no está cerca de ello. Pues yo me siento así todo el tiempo, y eso forma parte de ser un artista. Sigue adelante, emociónate.