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En primera fila con la cultura
Hombres G: «Nunca fuimos aristócratas ni macarras, éramos gente de barrio»
Inauguran el ciclo «En primera fila con la cultura», una serie de encuentros que, desde LA RAZÓN, buscan impulsar al arte y a los creadores, como fundamentos y claves de una época de polarización y cambios tecnológicos
Hay canciones que van directas al corazón. Sin pretensiones. Sin más artificio que el de calar en lo cotidiano hasta formar parte de ello. Así es la música de Hombres G. Una que casa con las calles, con los garitos, con los amaneceres y los viajes por carretera. Que nos lleva a pasárnoslo bien, a que nos queramos comprar un jersey a rayas en Venecia o a que usemos por despecho unos polvos picapica. Desde que la banda se fundase en Madrid en 1982 hasta hoy, esos temas han ido calando en la sociedad hasta formar parte de un imaginario popular permanente, unas veces canalla y otras plenamente romántico. David Summers (voz y bajo), Rafael Muñoz (guitarra), Javier Molina (batería) y Daniel Mezquita (guitarra), son los creadores de la banda sonora de varias generaciones, y ayer se dieron cita con ellas en la sede de LA RAZÓN.
Nuestro periódico cumple veinticinco años, y en la celebración no podía faltar la cultura. En tiempos de polarización y cambios tecnológicos, deben ser el arte, la música, el teatro o el cine los sectores que ocupen el centro de la conversación, del diálogo y de la reflexión. Para ello, son imprescindibles los creadores: los Hombres G inauguraban ayer «En primera fila con la cultura», una serie de eventos en los que durante este 2025 se rendirá culto al arte, impulsándolo más allá del entretenimiento. Y qué mejor forma que de la mano de estos representantes mundiales del pop-rock en español para poner el acento en lo necesario de la creación artística como herramienta clave para el desarrollo.

Fue un encuentro próximo. Tras probar sonido, los artistas conocieron las instalaciones de un diario que, minutos antes de que comenzase el evento, ya comenzaba a recibir a los primeros visitantes. Con gran afluencia de seguidores y fanáticos de la banda (de todas las edades), se desarrolló una charla dirigida por parte de periodistas de la casa: Ulises Fuente, redactor de Cultura de LA RAZÓN y responsable del área de música, fue el encargado de la presentación y el cierre, mientras que Javier Menéndez Flores, escritor, periodista musical y colaborador de esta casa, se encargó de hacer las diversas preguntas al grupo. Analizaron juntos la marca Hombres G como una capaz de formar parte de nuestro día a día. «Somos un grupo que empezó en los 80, pero no somos de entonces. Somos de 2025. Estábamos también en los 90, y seguimos, mirando siempre hacia adelante», explicó Summers.
El acto, una fiesta patrocinada por cervezas Victoria, Alambique de Santa Marta y Truvía, se desarrolló a partir de una mirada atemporal. Hubo recuerdos, como los de aquella Movida Madrileña en la que unos jóvenes Hombres G recibían un éxito repentino y, por tanto, todo tipo de comentarios. Siempre les encasillaron como, irónicamente, niños pijos. Aunque quizá prescindieran del Ford Fiesta blanco. Pero, aseguró Summers, «pijos eran todos. También Alaska y los Pegamoides. Todos eran niños bien, pero a nosotros nos llamaron pijos porque no íbamos disfrazados de Halloween como ellos. Nunca fuimos aristócratas ni macarras, sino gente de barrio y muy sencilla».

Entre sujetadores y triunfos
Tan campechanos, que cuando su música crecía como la espuma ellos aún debían dar explicaciones a sus padres. Menéndez Flores les invitó a bucear por el pasado, por aquellos años en los que todo comenzaba a florecer. Recordó Rafael Muñoz el día «al que a mi padre y a mí nos cambió la vida. Volvía de un bolo, y me crucé con él y sus amigos. En sus manos tenían una revista: la ‘‘SuperPop’’, y en la portada aparecía yo bajo el titular ‘‘Noche loca de los Hombres G con Sabrina’’». Todos recordaron a sus familias: en eso se basa su música, en la de escucharla, vivirla, con los tuyos. Molina recordaba cómo su padre «quería ponerme el tambor por sombrero» hasta que llegaron los reconocimientos, así como Mezquita celebró que «mis padres viven aún, y ahora tienen más interés en los Hombres G que cuando empecé». Y, hablando de recuerdos, no faltaron los sujetadores. Rememoraba Summers «una foto del grupo tocando en una discoteca, con plano cenital, y todo el suelo que pisábamos era un mar de sujetadores y bragas. En los años 80, nuestra vida normal era surrealista».

Es una banda de gran influencia nacional, pero también en el extranjero. Días antes de participar en este acto, tocaron en Latinoamérica llegando hasta a reunir a 63.000 personas en México. La música española sigue creciendo en el mundo, y con ella nuestro idioma. «América forma parte de nuestra vida desde 1987», aseguró Summers, «tener todo este cariño que va creciendo cada vez más es un triunfo para nuestro idioma. El español se va expandiendo cada vez más, y va a haber un momento, por ejemplo, en EE UU, que va a haber más gente hablando español que inglés». La aportación de la banda a la difusión del español en el mundo es clara y necesaria, más aún en una época en la que nuestro lenguaje es reconocido y reivindicado más que nunca y a través de la música en particular: «Deberíamos potenciar más nuestro idioma, porque es en ese en el que decimos te quiero».
Pasado, presente y, por supuesto, futuro. Bien se demostró en la cita con LA RAZÓN, donde tras la charla cantaron algunos temas y terminaron entonando «Sufre mamón» junto con una niña del público que calzaba unas zapatillas con el logo de los Hombres G y que se sabía hasta la última nota. Continúan impresionando, y también creando. Este mismo año han lanzado, mencionaba Fuente, «¿Por qué no ser amigos?», un álbum cargado de clásicos de la banda interpretados junto a artistas como Álvaro de Luna, Nil Moliner, Veintiuno, Marlon o Morat. Gente joven, que está viviendo lo que ellos disfrutaron en los 80 y 90, y que «supuestamente no tendrían nada que ver con nosotros ni con nuestra música, pero sin embargo todos eran fans nuestros. Les dimos libertad para encaminar las canciones como quisieran, y el resultado es un disco acojonante, hecho por nosotros y por artistas que nacieron mientras nosotros ya estábamos tocando», analizó Summers.

Hasta la fecha, cuentan con trece álbumes de estudio publicados. Se estrenaron en 1985 con «Hombres G», disco que ya incluía algunos de los que hoy son ya considerados como himnos del pop-rock nacional. «Devuélveme a mi chica» y «Venezia» fueron la carta de presentación de un grupo que, un año después, terminaría de enloquecer al público de la mano de «La cagaste... Burt Lancaster», álbum con títulos como «Marta tiene un marcapasos», «Te quiero» o «El ataque de las chicas cocodrilo». Tampoco dejan de resonar temas incluidos en «Voy a pasármelo bien» (1989) o «Historia del bikini» (1992), así como continuaron trabajando –aún siguen haciéndolo– con el cambio de siglo. En los 2000, aterrizaban icónicas letras de la mano de «Lo noto» o «Por qué no ser amigos». Todas ellas, de nuevo, hechas desde el corazón de cuatro hombres que quisieron cantar para divertirse y consiguieron que, aún hoy, todos lo sigamos haciendo junto a ellos.
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