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Crítica de clásica
Elim Chan, el gesto elocuente
Obras: "Concierto para violín" de Beethoven, "Poema-fábula" de Gubaidúlina, "Sinfonía núm. 9" de Shostakóvich. Intérpretes: Elim Chan, directora. F. P. Zimmermann, violín. Orquesta Nacional de España. Auditorio Nacional de Música. Madrid, 21/XI/2025.

La hongkonesa Elim Chan, que tiene en su agenda del año a todas las orquestas importantes de América y Europa, ha debutad en el podio de la Nacional de España. Ojalá vuelva pronto. Su gesto es tan elocuente que me la podría imaginar ensayando en silencio, sin usar la palabra más que para nombrar los pasajes. "¡Compás tal!", y luego ya solo brazos, manos, batuta, ojos y cuerpo. A lo mejor exagero, pero no creo que mucho. Impresiona, además, su avidez. No deja frase sin refinar ni acorde sin encaminar.
En el "Concierto" de Beethoven, tuvo una bonita conversación con Franz Peter Zimmermann, empeñado en sacar en todo momento punta musical a su virtuosismo. Se lanzó a cada pasaje como un toro, empujando el tempo en un sentido y en otro, timándose con los miembros de la orquesta, sumándose en los "tutti" a los primeros violines (¡y, a veces, a los segundos!), pero sin emborronar las escalas. Le sonaron limpias, pero a la vez orientadas, vencidas hacia la meta, que en Beethoven está siempre arriba, en el ultra agudo. Más que por color o potencia, Zimmermann conquista por la cantidad de vida que es capaz de insuflar a cada idea del compositor.
Frank Péter Zimmermann. Foto: OCNE. Rafa Martín
La ONE de Chan reservó su sonido más exquisito para Sofiya Gubaidúlina. Su "Poema-fábula" es la historia de un trocito de tiza que no es casi nada, pero lo tiene todo, porque es capaz de dibujar sus sueños. La compositora lo cuenta mediante un dechado de transparencias, resonancias y celosías, cruce casi místico de sencillez y complejidad. Ahí, a la batuta no le queda más que purificar hasta el extremo el sonido. Eso hizo Elim. Después, en la "Novena" del sarcasmo y el dolor, ambos infinitos, no diré que la maestra llegara a desentrañar el enigma Shostakóvich, porque eso es imposible, pero fue capaz de enunciarlo con vigor y limpieza. No se puede pedir más.
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