Lang Lang, dos orejas y rabo

¡Ay que ver lo que mueven los medios de comunicación! Hemos visto muchos claros en el Auditorio Nacional en el ciclo pianístico de la Fundación Scherzo, sin embargo hubo lleno en el recital de Lang Lang, cuando además se trataba de un concierto fuera de abono. Los medios crean los nombres y Lang Lang es una gran figura del márquetin pianístico.

Lo es sin duda, pero también un gran pianista, muy especialmente por su apabullante técnica y no tanto por la madurez interpretativa. Se lució en «Las estaciones» de Chaikovski, una obra que encaja bien con personalidad artística. En cambio resultó muy discutible su visión del «Concierto italiano» de Bach, absolutamente fuera de estilo, con abuso del pedal. Cerraron los «Cuatro scherzos» de Chopin, que no son para nada una broma, sino una estructura. Para disfrutar de este solista conviene cerrar los ojos ya que, en caso contrario, la vista machaca el oído hasta el punto que parece como si Lang Lang sí se tomase a broma estas cuatro piezas, levantándose a saludar en pose torera tras cada uno. Cerrando los ojos se podía disfrutar de un sonido poderosísimo y bonito, una claridad meridiana y una seguridad infalible. Otra cosa es que para personalismos uno prefiera los de Sokolov y para seriedad clasicista a Zimerman.