Música

Fotografía

Marcus Miller frente al árbol de la música

El músico de jazz presenta en España «Afrodeezia» y tendrá ocasión de duelo en el escenario con el bajista Pepe Bao, Josemi Carmona y Amir-John Haddad

Marcus Miller frente al árbol de la música
Marcus Miller frente al árbol de la músicalarazon

El músico de jazz presenta en España «Afrodeezia» y tendrá ocasión de duelo en el escenario con el bajista Pepe Bao, Josemi Carmona y Amir-John Haddad

La historia de la música alberga un inmenso subtexto. Un mensaje cifrado que Marcus Miller (Nueva York, 1959) ha ido diseccionando, estudiando como un arqueólogo, pero no desde el comienzo de su brillante carrera sino cuando las experiencias vitales y su madurez le han llevado a comprender la fotografía completa. «Fue para el anterior trabajo, cuando escribí una canción titulada ‘‘Gorée’’, que es una isla (Gorea, en español) situada frente a la costa de Senegal. Allí hay un museo llamado La Maison des Esclaves que tiene una historia decisiva. Es el lugar adonde llevaban a los hombres y mujeres capturados como esclavos. Les introducían en una habitación y les apilaban en estancias pequeñas, como a animales. En algún momento, les dirigían a través de un pasillo hasta la que llamaban “Puerta de no retorno”. Es la que les conducía a los barcos», explica Miller. El resultado de esas experiencias y un proyecto en colaboración con la Unesco los plasmó en «Afrodeezia», el disco que está presentando por toda Europa en una gira que recala en Madrid (12 de abril) y Barcelona (13).

- Honor y orgullo

Tras aquella vivencia en África, la Unesco se puso en contacto con Miller para trabajar en un proyecto común, la Ruta de los Esclavos. «La idea es hablar de una historia que la gente joven conoce de oídas pero ignora los detalles. Yo mismo sabía que la esclavitud había sucedido y lo terrible que fue, pero no sabía cómo ni por qué. Y esta iniciativa busca que el relato se difunda. Pero no sólo eso, también aspira a transmitir el enorme honor y orgullo de todos los hombres que lo sufrieron y una circunstancia especial: que, enmedio de todas las humillaciones, también fueron capaces de transmitir una enorme alegría a través de la creación artística. Dieron lugar a una serie de ritmos y estilos que están en la base de la base de la música de hoy, y todo bajo una enorme opresión», señala Miller, uno de los más grandes bajistas del jazz de las últimas décadas. «Todo el proyecto, mi viaje y estas experiencias han encajado de una manera orgánica en mi vida, como si fuera el momento perfecto para hacerlas realidad. Nací en Nueva York, pero sabía que mi padre provenía de Carolina del Sur y mi madre de la Louisiana. Pero nada más de lo anterior. Ellos tampoco conocieron nunca sus orígenes, pero los tiempos han cambiado. Ahora tenemos los tests de ADN, y yo mismo me sometí a uno. El resultado es que mi sangre es un 30 por ciento de Nigeria, otro 30 de Camerún y el tercio restante de Costa de Marfil. para mí, tener acceso a esa información equivalió a conectarme con el pasado profundo y encendió una necesidad de conocimiento», explica. Fue entonces cuando apareció el subtexto de la música, cuando Miller entró en contacto con los músicos africanos (desde Marruecos –donde actuó ante 30.000 personas– a Nigeria) en un viaje a la raíz, que incluyó proyectos de construcción de viviendas en Zambia.

En el trabajo hay una canción que dedica a su padre, pastor de una iglesia episcopal. «Él siempre me animó a convertirme en músico, porque tocaba el órgano y el piano. Pero no era el único en mi familia. La llama de la música estaba presente también en su primo, que tocó con Miles Davis a finales de los 50», señala Miller, que hace como si él mismo no hubiera tocado con el maestro de la trompeta en multitud de ocasiones e incluso coproducido el emblemático álbum «Tutu». «Sí, la verdad es que Miles es una conexión interesante en mi familia. Mi padre vino a verme tocar con él la primera vez y jamás lo olvidaré. Me miraba sonriendo desde el patio de butacas y yo le veía desde el escenario. Fue mágico», rememora. De momento, en Madrid se encontrará con tres perfectos desconocidos y grandes músicos: con el excelente bajista Pepe Bao (O’funk’illo) pueden darse momentos de éxtasis, y también compartirá escena con el ex miembro de Ketama Josemi Carmona y el multiinstrumentista Amir John-Haddah (Radio Tarifa). «No nos conocemos, nunca nos hemos visto. Yo me he acercado a su música y creo que ellos conocerán algo de la mía. Pero algo se nos ocurrirá ¿no crees?».

Lakers... y Warriors

Miller creció en Nueva York y produjo la banda sonora de un documental, «One Love», sobre baloncesto. Imaginamos que será fan de los Knicks... «Lo era, pero me mudé a Los Ángeles hace 20 años y mi hijo sigue a los Lakers. Hemos vivido los títulos de Kobe Bryant, al que fuimos a ver al Staples hace poco». En cualquier caso, son malos tiempos para las dos franquicias... «Muy malos. Pero, al vivir en California, simpatizo con los Golden State Warriors, que juegan de manera increíble». ¿Serán campeones? «Siento respeto por San Antonio, con jugadores veteranos que llevan 15 años en la élite». De ahí saldrá el campeón». ¿Sin opciones para los Cavaliers? «Mmmmhh..., el año pasado Lebron plantó cara él solo durante las finales... Va a ser interesante».

- Dónde: Teatro Nuevo Apolo. Pza. de Tirso de Molina, 1. Madrid.

- Cuándo: 12 de abril, 20:30 horas.

- Cuánto: 30 euros.