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Paco de Lucía, el toque divino

El Director del Aula de Flamenco de la Universidad de Cádiz analiza el legado del artista

El músico gaditano Paco de Lucía ha fallecido a los 66 años
El músico gaditano Paco de Lucía ha fallecido a los 66 añoslarazon

Su despedida no ha sido tan discreta como le hubiera gustado a alguien tan tímido. La noticia ha golpeado en todo el mundo por inesperada. Revolucionó la armonía flamenca, encontró en Camarón un aliado perfecto y se convirtió en una estrella internacional.

De entre los muchos mensajes que han incendiado las redes sociales por la súbita e inesperada muerte de Paco de Lucía me identifico sobremanera con este que firma mi buen amigo Francisco López, productor artístico y miembro del Teatro Villamarta de Jerez: «Todos somos Paco. Por eso, hoy hemos perdido una parte de todos nosotros. De la que más duele, de la intangible». En efecto, la guitarra ya legendaria del mito algecireño ha estado siempre ahí con nosotros, en la aparente rutina diaria, insertada en nuestras constantes vitales. Al apartarse de un modo tan desgarrador nos damos cuenta de que desconocíamos en realidad cuál era el verdadero alcance de sus ritmos, de sus armonías, latiendo al mismo tiempo de nuestros corazones.

Otras generaciones anteriores presumen de haber convivido con estrellas del arte jondo, pero la nuestra puede alardear de ser la coetánea del músico más grande de la historia del flamenco, sin que quepa discusión, al contrario. Pues nadie alcanzó mayores cotas en cuanto a virtuosismo y creatividad que Paco. Hoy reflejada en una obra a la que el calificativo de «genial» incluso le viene estrecho, como aquel que le viera nacer bañado por la sal de Cádiz hace justo 66 años. Su creación se extiende a más de treinta discos de larga duración en solitario, sin citar sus innumerables colaboraciones en otras tantas producciones discográficas de diversos artistas. Se pueden contar mil cosas porque el artista dio hasta tres vueltas de tuerca a la música que representaba en cuanto a su evolución desde la raíz.

Músicas hegemónicas

Transportó la estética flamenca al lenguaje del siglo XXI; escribió junto a Camarón de la Isla una de las más bellas páginas de ese dolor digno que llamamos flamenco, dolor de llaga que no termina de supurar; dinamitó todas las fronteras temporales y geográficas que situaban al arte jondo en un pequeño mapa para llevarlo a los más importantes teatros del mundo, que se rendían ante su arte con mayúsculas, y, finalmente, dialogó de tú a tú con las músicas más hegemónicas del planeta, desde el jazz a lo clásico, aportando siempre esos pedazos de corazón que los grandes guitarristas como él llevan repartido en la yema de los dedos.

Pero de entre todo aquello que se puede contar de un personaje tan trascendental, yo me quedo con una anécdota acaecida cuando lo conocí personalmente, allá por el mes de marzo de 2007. Fue en su Algeciras natal con motivo de su nombramiento como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Cádiz. Un desconocido Paco, por aquello del birrete adornando su cabeza, escuchaba atento la laudatio de más de una hora en la que se explicaban los méritos artísticos para serle otorgado tan justo homenaje académico. Le tocaba su turno y se levantó la persona como queriendo dejar a un lado y sentado en la silla al artista internacional. Con la timidez que siempre le caracterizó, apenas necesitó un par de minutos para el agradecimiento: «Vengo de un arte que no se puede aprender en los libros, pero que es tan importante como los libros. Y, entre otras cosas, he venido a Algeciras, porque necesitaba oír el eco de mi padre de mi madre y de mi tierra». Se dio media vuelta y se sentó.

«Entre dos aguas»

Y no sé. Aquello me dejó un poco perplejo. Lejos quedaba ese titán batiendo su vida contra seis cuerdas en los escenarios. El artista que ya no podía tener más premios en su haber y que hacía rebosar los estadios y los auditorios con más capacidad que encontrarse puedan. Allí estaba la persona, sencilla, desnuda, tal vez desprovista de intelecto para sentirse pequeño ante los recuerdos de su infancia. Aquel niño, cantaor flamenco frustrado, que escogió la guitarra para esconderse tras ella y mirar el mundo desde el pozo sonoro que es la boca del instrumento.

Admirado por los grandes de la guitarra, desde Mark Knopler (quien cuando lo vio tocar dijo que admitía no saber nada del instrumento) a Carlos Santana, el gran Paco de Lucía resultó que precisaba su tierra como el emigrante necesita atrapar un puñado de arena cuando lleva media vida en el exilio. Y dentro de ella, la voz de su padre escondida tras cualquier esquina de la Cuesta de la Bajadilla algecireña camino a la playa que, según Serrat, nos llevaría a Estambul, pero también a México, donde dijo adiós para siempre el maestro. Es lo que tiene vivir todo el tiempo «entre dos aguas».

Era la suya una búsqueda espiritual, acaso. Una búsqueda que viene a demostrar, una vez más, que los más grandes artistas de todos los tiempos son al final inocentes soñadores de paraísos perdidos que nada tienen que ver con las cuentas corrientes, ni las mansiones y sí con el alma cuando necesita recordar lo esencial por verdadero.

Paco nos ha dejado para siempre. Tuvo que ser frente al mar porque, de algún modo, su Algeciras natal tenía que estar presente en este adiós. Y allí estaba a través del inmenso azul para abrazar a ese hijo predilecto que hizo soñar a más de medio mundo con las seis cuerdas de su guitarra. A ese hijo cuya meta después de alcanzarlas todas era buscar el eco de su padre donde Atlántico y Mediterráneo se funden frente a la costa gaditana. El eco que seguro habrá encontrado ya en unos mares eternos que hoy llevan y traen el sonido de una guitarra flamenca. La de Paco de Lucía.

Discografía propia completa:

--1963 Los chiquitos de Algeciras (con Pepe de Lucía)

--1964 Dos guitarras flamencas en Stereo

--1965 12 Éxitos para dos guitarras Flamencas

--1965 Canciones de García Lorca para guitarra.

--1967 Canciones Andaluzas Para Dos Guitarras

--1967 Dos Guitarras Flamencas en América Latina

--1967 La Fabulosa Guitarra De Paco De Lucía

--1969 12 Hits Para 2 Guitarras Flamencas

--1969 Fantasía Flamenca De Paco De Lucía

--1969 Hispanoamérica

--1969 Paco De Lucóa / Ramón De Algeciras En Hispanoamérica

--1971 El Mundo Del Flamenco

--1971 Recital De Guitarra

--1972 El duende flamenco

--1973 Fuente y Caudal

--1975 Paco De Lucía En Vivo desde el Teatro Real

--1976 Almoraima

--1980 Friday night in San francisco

--1981 Entre dos aguas

--1981 Solo Quiero Caminar

--1982 Passion, Grace and Fire

--1984 One Summer Night

--1987 Castro Marín

--1987 Siroco

--1990 Zyryab

--1991 Concierto De Aranjuez

--1992 Paco De Lucía plays de Falla (Paco De Lucia interpreta a Manuel de Falla)

--1993 Live In America Live In America

--1996 Paco De Lucía, John McLaughlin, Al Di Meola

--1997 Antología

--1998 Luzia

--2003 Paco De Lucía / Integral

--2003 Por Descubrir

--2004 Cositas Buenas

--2004 Nueva Antología - Edición Conmemorativa Príncipe de Asturias

--2005 Gold

--2011 Paco de Lucía, EN VIVO, Conciertos España 2010

Colaboraciones destacadas:

En su faceta de guitarrista, Paco de Lucía contó con innumerables colaboraciones con figuras de la música de diferentes géneros.

Pero si hay que destacar una colaboración que pasaría a la historia, esta es la que llevó a cabo con Camarón de la Isla con quien, en una década, grabó algunos de los mayores éxitos del también cantaor gaditano, entre "Al verte las flores lloran"(1969), "Rosa María"(1976) o "Como el agua", trabajo en el que también colaboró el guitarrista Tomatito (1981).

En la discografía de Paco De Lucía también sobresale la colaboración con el músico estadounidense Chick Corea en 1982 en el disco "Touchstone", o la que tuvo con Woody Allen en la cinta "Vicky Cristina Barcelona"(2008) donde aportó la que es posiblemente su grabación más famosa, "Entre dos aguas".

Pero su estreno real como compositor de bandas sonoras fue en 1976 con "La nueva Costa del Sol", un documental promocional dirigido por Gonzalo Sebastián de Erice. Tres años después compuso la música original de "La sabina", de José Luis Borau, tres de cuyas piezas incluiría en su disco "Por descubrir".

Aunque, sin duda, su colaboración más destacada fue la que tuvo con el cineasta aragonés Carlos Saura, tanto en "Flamenco"de 1995 como en "Carmen"(1983), donde además de componer una banda sonora que le valió una nominación a los Bafta, se estrenó como actor, con una breve aparición junto a Antonio Gades. Efe