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Nick Mason: "Charlie Parker, Miles Davies..., aquello sí que era música"

Defiende el peso de la banda en la historia y recuerda cómo fueron sus inicios.

Foto: David Jar
Foto: David Jarlarazon

Defiende el peso de la banda en la historia y recuerda cómo fueron sus inicios.

Nada en Nick Mason sugiere que sea una leyenda de la música. Su pelo corto, su camisa blanca, sus pantalones negros y su gesto más bien de aburrimiento remiten a un oficinista que mira la hora cada cinco minutos para salir. Pero en realidad es uno de los fundadores de Pink Floyd y defiende con orgullo todo lo que dejó la banda.

–¿Qué recuerdos tiene cuando ve el resultado de esta exposición, tan cargada de objetos personales asociados a una carrera legendaria?

–Me trae bastantes, claro. Inevitablemente nos sentimos muy orgullosos de nuestro legado y de lo que hicimos. Tenerlo todo en un mismo lugar es fantástico. Te das cuenta de cuánto hicimos. Hay momentos de nostalgia, por supuesto. Hay gente que perdimos por el camino, grandes amigos. Había bastantes personas involucradas en este viaje. Es una colección de fotos de toda tu vida. Pero también es muy agradable encontrarte con una foto que no conocías, con un recuerdo que tenías olvidado...

–¿Es una exposición viva?

–No estamos actualizando continuamente las cosas, pero de vez en cuando aparecen objetos que pensamos que podemos incluir y cambiar por otras cosas. Hemos podido editar una película, hemos podido mezclar de nuevo sonidos... Supone una gran mejora con lo que había.

–¿Es esta exposición el auténtico final del grupo?

–En absoluto lo veo como el final de Pink Floyd, sino como una continuación. Si se hubiese acabado no nos habríamos reunido para hacer esto. Sí podríamos decir que se ha acabado en lo que se refiere a tocar en directo. Por desgracia, Rick (Wright) murió, y aunque nos juntáramos ya no volveríamos a ser los mismos. Pero solo volveríamos si hubiera algo lo suficientemente potente como fue «Live 8», hace diez años.

–¿Qué tenía Wright que le hacía tan especial?

–Yo le echo de menos especialmente. Su teclado era una parte intrínseca del sonido Pink Floyd. Con él nunca había suficiente, era una fuente constante de conocimiento, un héroe.

–¿Qué había detrás del sonido de Pink Floyd?

–Teníamos una forma única que tocar. Es cierto que cuando nos juntamos por primera vez, hace 50 años, no sabíamos tocar muy bien que digamos. Todo fue un proceso de aprendizaje, muy natural, a nuestra manera, hasta convertirnos en músicos bastante buenos. Acumulamos miles de horas de ensayo y eso lógicamente nos hizo desarrollarnos como músicos y como banda. Trabajamos mucho por ser mejores.

–¿Por qué cree que han envejecido tan bien sus discos?

–Si hay un secreto, no lo conozco. No hay un único motivo para que esto suceda. Es un poco como la teoría del caos. Es una suerte que las cosas salieran así en el momento adecuado. Todo coincidió exactamente. Ahora no podría surgir algo como Pink Floyd.

–Pink Floyd ha pasado por muchas épocas. ¿Cuál es su disco favorito?

–«A Sacerful of Secrets». Es una promesa de todo lo que estaba por venir después. Fue una forma muy bonita de despedirnos de Syd (Barrett). Roger (Waters) empezó a desarrollar toda su capacidad para hacer grandes letras y comenzamos a colocar todas las piezas del puzzle. Fue un disco transgresor en su época.

–Tras el gran éxito de los 70 y los problemas posteriores con Waters, ¿cómo cree que fue envejeciendo Pink Floyd?

–Estoy profundamente satisfecho de lo que hicimos. En «The Division Bell» creo que hay un par de temas que forman parte de lo mejor que hayamos hecho.

–¿Escucha música?

–No hay demasiado que me estimule lo suficientemente como para sacarme de mi pereza. Vengo de una época en la que se hacía lo mejor. gente como Eric Clapton, Jimi Hendrix o Ginger Baker. Y antes los «jazz-men», músicos de la talla de Miles Davis, Charlie Parker, Art Blakey. Oh, aquello sí que era música...