“¿Por qué de mí a mí me arrancas?”: un gran auto de fe

Cuando en 2022 se cumplían cuatro siglos de la canonización de Santa Teresa de Jesús (12 de marzo de 1622), también coincidía el cuarto centenario de la publicación de los “Sonetos” de Michelangelo Buonarroti y, casualmente, el 450 aniversario del estreno de los primeros motetes romanos de Tomás Luis de Vitoria. Esta simultaneidad de acontecimientos llevaron al historiador y escritor Jaime de los Santos y al dramaturgo Darío Facal a crear “¿Por qué de mí a mí me arrancas?”, un monólogo interpretado por la actriz Nuria Fernández y dirigido por el propio Facal, a partir de textos autógrafos de la Santa de Ávila y del genial artista italiano, junto a otros místicos, como García Lorca o Vaslav Nijinski, además de Platón, Ovidio o Samuel Becket, entre otros. Llevan casi un año de representaciones y ahora llegan al momento más especial y emotivo, este “Auto de fe contemporáneo”, como lo definen, recala en la iglesia Basílica construida sobre la casa natal de Santa Teresa en Ávila, “donde todavía se conserva su dormitorio y el patio en el que jugaba con su hermano”.

Nunca se había puesto en paralelo la fructífera obra literaria de una Doctora de la Iglesia con el que, para muchos, es el mayor poeta del siglo XVI italiano, Miguel Ángel Buonarroti. “Cuando acabé la carrera investigué mucho sobre la relación entre los textos de ambos –explica Jaime de los Santos-. A pesar de ser contemporáneos, no hay constancia de que se leyeran mutuamente, ni de conocerse, pero cuando hablan del amor, ella del amor de Dios y él por un hombre, Tommaso Cavalieri, llegan a utilizar las mismas palabras, ambos coinciden durante décadas, atravesados por similares ideas sobre la vida y la muerte, Eros y Tanatos. Y sobre el amor, que como la fe, es una de las abstracciones más presentes y definitorias para la existencia del ser humano”. Esto descubrió el historiador. “Cuando me aproximo por primera vez a esos escritos, lo que intento es demostrar, más bien descubrir, cómo hay una línea de pensamiento transversal, casi global, que hace que los dos grandes poetas compartan las mismas fórmulas, ambos hablan, por ejemplo, de cómo a la vida solo se llega a través de la muerte”.

Fue el mismo De los Santos quien elaboró la dramaturgia. “Lo primero fue seleccionar textos, unirlos, coserlos y ponerlos en comunión con otros grandes místicos del siglo XX, como Lorca o Becket, y completarlos en cuatro pequeños monólogos escritos por mí –señala-, tratando de profundizan en ese feminismo incipiente de la Santa con una mirada quizá más contemporánea, pero intentando respetar el mismo estilo”. El hilo conductor son, “los ecos que hay entre dos personajes tan importantes e imprescindibles para entender la cultura europea y las coincidencias que se descubren entre ellos cuando se analizan en profundidad –afirma-. Sorprende hasta qué punto tienen un espíritu similar, reflexiones parecidas, respuestas comunes de dos almas sensibles a un momento histórico de Europa en el que la Contrarreforma está marcando la línea”. Los demás escritores van entrelazados, “se intenta en esa sutura de unos textos con otros, demostrar que hay temas universales que llegan a los artistas creadores con una sensibilidad, casi mística, y coincidente entre ellos”.

Nuria Fernández “se presenta como las esculturas del barroco, que tenían que llevar al creyente hasta la emoción en clara contraofensiva a la Reforma luterana. Le acompañan cuatro cantantes polifónicos con temas de Tomás Luis de Vitoria, abulense como la Santa y contemporáneo de ambos”. La actriz, va con un hábito carmelita pasado por el filtro del modisto Leandro Cano, con una pequeña escenografía de Karlos Gil y un trabajo de orfebrería de Suma Cruz, porque se pretendía que en este “Auto de fe”, todos los ingredientes fueran de manos de artistas de primera categoría”, concluye.

El título de la pieza es una frase que Ovidio, en “Las Metamorfosis”, pone en boca de Marsias cuando, tras perder su batalla con Apolo, le arranca el pellejo. ¿Por qué de mí a mí me arrancas?, grita el sátiro mientras es desollado por osar desafiar al dios. “Esto es importante para nosotros –explica De los Santos-, porque la Iglesia católica coge esta idea para prefigurar a San Bartolomé, que sufre el mismo martirio por no renunciar a su Dios y Miguel Ángel se autorretrata precisamente en la piel arrancada que San Bartolomé tiene en sus manos en el juicio final de la Capilla Sixtina”.