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Hallazgos arqueológicos
Refugios ante el apocalipsis nuclear
Como consecuencia del intensificado temor a la guerra nuclear en tiempos de la Guerra Fría, un reciente estreno descubre la fascinante red de búnkeres creada Aarhus, Dinamarca

Aunque la arqueología tenga como fin analizar la cultura material del ser humano y de nuestros más cercanos ancestros, también atiende a realidades del presente e incluso la más estricta contemporaneidad como la Guerra Fría. Este conflicto, que mediatizó la segunda mitad del siglo XX a nivel global, se caracterizó por la oposición frontal entre dos bloques, antitéticos desde los planos ideológico, social, económico, político y militar, encabezados por las dos grandes superpotencias mundiales tras la [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/cataluna/carta-que-explica-final-segunda-guerra-mundial-que-guarda-cataluna_20250521682da4dd66596f29aa90c3ba.html|||Segunda Guerra Mundial]]: EE.UU. y la Unión Soviética. Aunque nunca se enfrentaron militarmente de forma directa, puesto que ese conflicto habría implicado la extinción de la raza humana conforme el inmenso poder destructivo de sus arsenales nucleares, siempre sobrevoló la tensión del hipotético conflicto. Como afirmase[[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/ciencia/3-anecdotas-oppenheimer-que-pudieron-alejarle-bomba-atomica-siempre_2024031165ef2fa4dac8310001646e7f.html||| Robert Oppenheimer]], el padre del Proyecto Manhattan, “nos podemos asemejar a dos escorpiones en una botella, cada uno capaz de matar al otro a riesgo de perder su vida”. Sin embargo, eso no quiere decir que no se enfrentaran a todos los niveles, desde el propagandístico al militar aunque en este último caso a través de terceros países en conflictos conocidos como proxy wars hasta prácticamente el final de este conflicto larvado.
En los últimos tiempos la arqueología del conflicto ha mostrado un extraordinario interés en estudiar los escenarios e impacto de este choque multisectorial como lo demuestra el extraordinario «The Archaeology of the Cold War» de Todd Hanson (2016, University Press of Florida), que combina este enfoque con los propios de la arqueología contemporánea y la arqueología de la ciencia para desentrañar sus efectos en las generaciones que lo vivieron. Además de ésta y otras monografías, se han sucedido numerosas publicaciones que profundizan en aspectos concretos como el interesante y reciente “Mapping Cold War Civil Defense in Aarhus, Denmark”, una investigación de Adela Sobotkova y Rosanna Farbøl, investigadoras de la Universidad de Aarhus, publicada en el «International Journal of Historical Archaeology».
Este estupendo estudio tiene como objetivo analizar el sistema de defensa civil de Aarhus, la segunda urbe más poblada de Dinamarca, puesto que, aunque se han estudiado de forma habitual refugios individuales o enfocados a la protección de personalidades políticas o a los militares, no ha ocurrido lo mismo con los más escasos entramados defensivos civiles como se plantea desde esta investigación que adopta la metodología propia de la arqueología del paisaje.
En el caso danés esta necesidad, como se recalca en la investigación, vino de la dicotomización política del mundo de postguerra y de la situación geoestratégica de Dinamarca, clave para el control del mar Báltico, que impulsó a este país a abandonar su neutralidad para adherirse a la OTAN en 1949. Ese mismo año se inició la planificación de la defensa civil danesa, centrada en la construcción de refugios accesibles para toda la población “asegurando que cualquiera pudiera alcanzar un refugio en un radio de 200 metros sin importar el tiempo o espacio”. Con este fin se reaprovecharon los cerca de 6000 refugios construidos durante la ocupación nazi de Dinamarca a los que se sumaron otros erigidos al inicio de la guerra de Corea. Desde un principio se tuvo en mente la amenaza nuclear e incluso se procuró adaptarlos a los nuevos avances armamentísticos encarnados en la bomba H, añadiendo nuevas tipologías.
Así pues, a los refugios clásicos se le añadieron búnkeres públicos combinados (KOB) que, aunque no tan aptos para la defensa, eran útiles para afrontar amenazas militares pero también en el día a día, ejerciendo funciones como párkings públicos atendiendo simultáneamente a la creciente motorización de la ciudadanía. Aarhus contó con 33 KOB al final de la Guerra Fría de los 233 construidos a nivel nacional y, asimismo, desde 1950 una nueva ley urbanística determinó que los nuevos edificios de viviendas contaran en sus sótanos con "habitaciones reforzadas" o Sikringsrum, a los que se debían añadir otra nueva categoría, los refugios suplementarios (SOB), sótanos preexistentes que debían ser adaptados. Este último plan no terminó de ver la luz aunque sí se hizo un mapeo de los sótanos adecuados.
Este artículo ofrece a través del análisis de documentación de la Comisión de Defensa Civil de Aarhus del período y la visita a más de 200 escenarios una reconstrucción geoespacial de la red de defensa civil de la ciudad demostrando que, con sus más de 3000 refugios de todo tipo, Aarhus hizo un buen trabajo “al menos en el papel”. Esta densa red permitía que más del 90% de la población a fines de los ochenta pudiera acceder a un refugio emplazado a menos de cinco minutos. En definitiva, esta investigación no sólo ofrece un análisis histórico sino que, además, revela implicaciones en el presente puesto que “sus hallazgos pueden utilizarse para incrementar futuras estrategias de resistencia”, aportando “valiosas lecciones para la construcción de infraestructuras equitativas y adaptables” con ocasión de los retos medioambientales y políticos de nuestro presente.
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