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Rodrigo Cuevas, heterodoxo Premio Nacional de Música: "Reivindico la pluma"

El arte inclasificable y audaz del artista asturiano, reverenciado por el jurado como trascendente, se alza con el galardón
Rodrigo Cuevas en el videoclip de "Más animal", canción que forma parte de su último álbum, "Manual de Romería"
Rodrigo Cuevas en el videoclip de "Más animal", canción que forma parte de su último álbum, "Manual de Romería"Sony Music
La Razón
  • Javier Menéndez Flores

    Javier Menéndez Flores

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El Ministerio de Cultura, pilotado por el catalán Miquel Iceta, está de un moderno superlativo. Prueba de ello es la concesión del Premio Nacional de las Músicas Actuales 2023, dotado con 30.000 euros, al inclasificable músico asturiano Rodrigo Cuevas, de 37 años. La noticia es excelente, ya que hablamos de un artista audaz y enormemente imaginativo al que es difícil adscribir a una corriente concreta. Lo que Cuevas hace es rodrigocuevismo en estado puro, y no hay mejor noticia para el arte que la de aquellos que no se conforman con buscar una voz propia y van mucho más allá, en un intento (loable) de crear un género que nazca y muera en ellos.
Autor de varios EPs y de dos discos de estudio, «Manual de cortejo» y «Manual de romería», fusiona con gran talento géneros antitéticos (copla, folk, música tradicional, música electrónica) y consigue un cóctel explosivo que coloca y engancha. En la nota emitida por el Ministerio de Cultura, justifican la elección por la «singularidad de su obra» y por una «propuesta trascendente que une música tradicional folclórica y música popular contemporánea». Y añaden que el jurado ha valorado de igual modo que «su proyecto artístico aporta un fuerte compromiso por la diversidad» y remarcan la «intensidad de su música en directo y su imaginario sumamente personal».
"Las cosas que nos hacen ser las personas que somos hay que destacarlas"Rodrigo Cuevas
En conversación con este diario, un Cuevas exultante confiesa que lloró «un poquitín» al conocer la noticia y traslada su emoción: «Uno no se dedica a esto, ni a nada, para que le den premios, pero recibirlos es como un ánimo muy grande. Un espaldarazo y un reconocimiento que te llena de orgullo. Te sientes tranquilo por dentro». Y celebra la decisión del jurado de premiar una propuesta como la suya, a espaldas del sonido y la estética imperantes: «¿Que están muy modernos? Pues como tiene que ser. Está bien combinar. Todo el mundo tiene cabida dentro del panorama cultural y todos somos muy importantes. No sé quiénes forman parte del jurado, no he tenido tiempo de averiguarlo. Pero he visto los nombres de los premiados y creo que era gente que lo merecía bastante. Estoy muy contento de estar en esa lista». Y asiente cuando se le pregunta si algunos artistas minoritarios se sentirán de alguna manera reivindicados con su premio: «Sí. Gente que lleva 40 años recogiendo cultura por los pueblos, música tradicional, haciendo trabajo etnográfico… Creo que sí se verán representados en este premio».
El músico señala la importancia de extraer lo mejor de los clásicos y llevarlo a tu terreno: «Tienen que servirme de inspiración, lo que no quiere decir que los tomemos como una religión. Eso es muy peligroso. Muchas veces, con los clásicos se acaba sentando cátedra sobre algunas cosas en las que ni siquiera ellos trataron de sentar cátedra». Por otro lado, él no se considera un transgresor: «La gente me lo dice todo el rato, pero yo no me defino como tal. Arca, por ejemplo, sí me parece transgresorísima (cantante y compositora venezolana afincada en Barcelona que se define como mujer transgénero no binaria). Ella es capaz de crear nuevos lenguajes. La ves y tienes casi que aprenderte un código nuevo para comprenderlo, y eso es para mí una persona transgresora. Y grandes transgresores han sido Warhol y también Almodóvar». Según Wikipedia, Cuevas reivindica «la pluma» como elemento principal de su arte. ¿Es cierto que él hace un elogio de la pluma, de lo gay? «Jajaja. Yo no sé quién escribe la Wikipedia y no sé nada de eso», responde. «Pero sí, reivindico la pluma. Forma parte de mi identidad y, evidentemente, creo que no hay que esconderla, todo lo contrario. Las cosas que nos hacen ser las personas que somos hay que destacarlas. Siempre que sean virtudes o cosas que no hagan daño a nadie».
¿Y a qué va a destinar Cuevas los 30.000 pavos del premio? Vive en una aldea gallega, y allí ese dinero da para muchísimo: «Jajaja. Yo no tengo ni casa en propiedad, vivo de alquiler. No tengo ni idea de qué haré con el dinero, la verdad. Justo estaba comiendo ahora con mi pareja y estábamos hablando de ello: “Ay, madre, ¿y qué hago con esto?”. No lo sé. Tengo que pensarlo», remata sin dejar de reír. Motivos tiene para hacerlo. Y para sentirse orgulloso.

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