Cargando...
Sección patrocinada por

Día de la Hispanidad

"Señores, mi fe no era un sueño": Así relataba Colón a los reyes católicos el éxito de su primera expedición en el nuevo continente

Los hallazgos del Nuevo Mundo que hicieron de Colón una celebridad de la época

Cuadro que recoge el momento en que Cristóbal Colón es recibido por los Reyes Católicos larazonLa Razón

Cristóbal Colón partió de La Española (actual Haití) el 4 de enero de 1493 rumbo a Lisboa. Allí rechazó la oferta del rey Juan II de Portugal de apropiarse del hallazgo, dejando claro que el mérito correspondía a España. Posteriormente, continuó hacia Palos de la Frontera, donde desembarcó el 15 de marzo. A su llegada, envió una carta a los Reyes Católicos informando del descubrimiento y solicitando una audiencia con ellos.

El 21 de abril de 1493, los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón en el Monasterio de San Jerónimo de Murtra, en Barcelona. La ciudad se engalanó y altos cortesanos acompañaron al almirante en su entrada al salón del trono. Colón fue el único autorizado a permanecer sentado cerca de los monarcas, quienes se levantaron en señal de respeto.

García Ibáñez, Francisco. Cristóbal Colón es recibido por los Reyes Católicos en Barcelona, a la vuelta de su primer viaje, en 1493. 1845.Museo del Ejército Museo del Ejército

Fue en este momento que Colón declaró: "Señores, mi fe no era un sueño, he pisado el suelo indiano y en él tremola el pabellón hispano al lado del Santo emblema del Cristianismo", comunicando así el éxito de su expedición y marcando un momento clave en la historia de España y del Nuevo Mundo.

El genovés contó ante la corte cada detalle de su viaje, describiendo las islas de exuberante vegetación y a los inusuales habitantes que las poblaban. Explicó el uso de arcos, flechas y porras por parte de los indígenas, y relató historias sobre los caribes, conocidos por su canibalismo, sobre las sirenas frente a Monte Christi, aunque subrayó que no había encontrado ninguno de los monstruos que los cosmógrafos temían en aquellas tierras.

Los hombres de Colón mostraban animales traídos de las islas, como cacatúas, grandes ratas y pequeños perros que no podían ladrar, así como productos locales: pescados en salazón, algodón, áloe, especias y pieles de iguanas.

De acuerdo con cronista Francisco López de Gomarra, Colón “Presentó a los Reyes el oro y las cosas que traía del otro mundo; y ellos y cuantos estaban delante se maravillaron mucho en ver que todo aquello (…) Loaron los papagayos, por ser de muy hermosos colores(…), Probaron el ají, especia de los indios, que les quemó la lengua, y las batatas, que son raíces dulces, y los gallipavos, que son mejores que pavos y gallinas”.

Sin embargo, lo que más miraron fue los hombres que "traían cercillos de oro en las orejas y en las narices, que ni fuesen blancos, ni negros, ni loros, sino como triciados o membrillos cochos."

Estos casi desnudos rezaron el Ave María y se santiguaron. Cuenta López de Gomara que" Los seis indios se bautizaron (…) y el rey, la reina y el príncipe don Juan, fueron los padrinos, por autorizar con sus personas el santo bautismo de Cristo en aquellos primeros cristianos de las Indias y Nuevo Mundo”.

«Recibimiento de los Reyes Católicos a Colón», de Ricardo Balaca (1844-1880)larazon

Ante todas las riquezas los Reyes se arrodillaron, seguidos por todos los presentes, agradeciendo a Dios por estos tesoros. El coro entonó un Te Deum y, según las crónicas, muchos se emocionaron hasta las lágrimas, impresionados por la magnitud de lo descubierto y la promesa de un mundo hasta entonces desconocido.

Una vez concluida la audiencia con los Reyes Católicos, Fernando el Católico y el príncipe Juan escoltaron a Colón hasta la posada donde se alojaba en Barcelona. En un gesto de distinción poco habitual, el rey permitió que el navegante cabalgara a su lado, un privilegio reservado hasta entonces solo a miembros de la realeza.

En los días posteriores el almirante fue invitado a comer por el cardenal Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo y uno de los hombres más poderosos del reino. Las crónicas relatan que Colón fue recibido con honores excepcionales, el cardenal lo sentó junto a él, le hizo servir los manjares cubiertos y ordenó rendirle salva, tratándolo con la solemnidad y el protocolo reservado a los grandes señores.

Siguiendo las indicaciones de los Reyes Católicos, Colón abandonó Barcelona el 28 de mayo de 1493 y emprendió un recorrido por diversas ciudades: Tortosa, Valencia, Córdoba y Sevilla, siendo esta última donde comenzó a organizar su segundo viaje hacia las Indias Occidentales.