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El flamenco más crudo y radical, por Tomás de Perrate

El cantaor utrerano llega a Madrid con «Tres golpes», espectáculo en el que lo más radical y la parte más tradicional del flamenco casan
Desde la izda., Antonio Moreno, Tomás de Perrate, Paco de Amparo y Pepe Fernández
Desde la izda., Antonio Moreno, Tomás de Perrate, Paco de Amparo y Pepe FernándezClaudia Ruiz Caro

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El flamenco es metamorfosis, comunión, evolución, riego y riesgo. Tomás de Perrate no cree que este arte «sea fruto de un plan, ni de los actos de una serie de personas, sino de mucha mezcla que hemos tenido, sobre todo abajo, en Sevilla y Cádiz, lugares donde han convivido muchas culturas». El cantaor utrerano, descendiente de una de las grandes dinastías gitanas del cante flamenco, la de los Perrate de Utrera, atiende a este diario en vísperas de su actuación en Madrid. El artista, a quien el periodista y crítico flamenco Miguel Acal definió en 1999 como «un diamante de muchos quilates», llega a la capital con una propuesta profunda, meditada, que rinde homenaje al flamenco en su más pura esencia: la de su carácter evolutivo y acogedor de toda influencia. En el marco del FIAS 2023 (Festival Internacional de Arte Sacro), Perrate ofrece hoy en la Sala Negra de los Teatros del Canal «Tres golpes». Un directo que nace «de un disco que lanzamos en marzo del año pasado –su tercer trabajo discográfico–, y que es un proyecto tan interesante que procuramos mantenerlo en el escenario», explica.
«Tres golpes» es resultado de una idea imaginaria del propio Perrate, fundamentada en la más pura raíz del flamenco. En el espectáculo, traslada a este arte «al Siglo de Oro, a los siglos XVII y XVIII, y me baso en el folclore español de esa época», apunta, reivindicando que «se ha estudiado bastante el tema de lo árabe, de lo judío, pero no se había hablado de la influencia del africanismo, a raíz del esclavismo, que tanto tuvo que ver con esta música». Se calcula que en aquella época, asegura Perrate, «en Sevilla y Cádiz alrededor de un 20% de la población era africana, y eso, claro, tuvo su impacto». A partir de ahí, «Tres golpes» es para Perrate una proclamación, pues organiza la variedad de enfoques artísticos que contiene esta obra: incluye tres miradas al cante, la tradición y la forma, tres golpes con los nudillos en una mesa de madera. Una obra que debe su título a la canción original de Los Gaiteros de San Jacinto, un fandango callejero que lanzó este grupo folclórico tradicional colombiano, inspirado en la música africana traída por esclavos y liberadores a la América Latina del Pacífico.
Tomás de Perrate, cantaor utrerano
Tomás de Perrate, cantaor utreranoClaudia Ruiz Caro
«Tres golpes» no deja de ser, por tanto, un viaje imaginario del propio Perrate, quien se pone en la piel «de un gitano que llega en aquella época al puerto de Sevilla y hace lo mejor que sabemos hacer los gitanos, que es adaptarnos al medio en el que vivimos, y en este caso ese medio es la música». Así, el espectáculo incluye tanto esos cantes crudos, sin adornos, de los que se hacen en las puertas de las casas al comienzo del ocaso, a aquel flamenco que, de alguna manera, se ha ido diluyendo en el tiempo: la chacona, la jácara o la folía se unen a las tonás, los romances, las seguiriyas y las seguidillas. Y la voz metálica y profunda del cantaor no se enfrentará sola al público madrileño, pues para la actuación cuenta con una banda que, a primera vista, parece más bien ser rockera que flamenca. El artista actúa junto a Paco de Amparo, a la guitarra, el experimentado percusionista Antonio Moreno y Pepe Fernández, un jovencísimo pianista que se atreve con el piano de cola, el teclado eléctrico y el bajo. Una agrupación que, bajo la ambiciosa imaginación del cantaor, transmite sobre el escenario el más hondo sentido del flamenco radical: una propuesta que sabe entremezclar lo extremo y lo tradicional de este polivalente arte.