Crítica de teatro

"Hay alguien en el bosque": Animales con metralletas ★★★☆☆

Después de su exitoso estreno en Cataluña, llega a Madrid una obra teatral que mezcla diferentes lenguajes y géneros

"Hay alguien en el bosque" está programada en La Abadía hasta el 2 de abril
"Hay alguien en el bosque" está programada en La Abadía hasta el 2 de abrilTeatro de la Abadía

Autora: Anna Maria Ricart. Director: Joan Arqué. Intérpretes: Ariadna Gil, Chantal Aimée, Òscar Muñoz... Teatro de la Abadía, Madrid. Hasta el domingo.

Fue la lectura de la novela Como si yo no estuviera, de la escritora croata Slavenka Drakulic, lo que impulsó a Cultura i Conflicte y Teatre de l’Aurora a embarcarse en un gran proyecto artístico que abordase la tragedia de las violaciones masivas a mujeres y niñas durante la guerra de Bosnia. Ahora, después de su exitoso estreno en Cataluña, llega a Madrid Hay alguien en el bosque, una obra teatral que mezcla diferentes lenguajes y géneros y que, además, se complementa con un documental, una exposición fotográfica y una propuesta educativa.

Sirviéndose de la videoproyección –grabada y en directo–, la música y el texto, Anna Maria Ricart ha elaborado una dramaturgia en la que los actores saltan de su propia realidad a la realidad de los distintos personajes que interpretan –mujeres violadas, testigos, militares, periodistas...– para poner en revelador contraste dos mundos radicalmente diferentes que coexistían en 1992: el de la despiadada guerra que se libraba e los Balcanes y el de una España, con la olímpica Barcelona a la cabeza del país, rebosante de optimismo e ilusión.

En líneas generales, todo está tratado, sin duda, con la suficiente honestidad y hondura como para que uno siga en su butaca con interés el relato escénico; pero hay dos resbalones que impiden que el resultado sea sobresaliente. El primer problema que presenta el espectáculo desde el punto de vista artístico es que la línea argumental que tiene que ver con la realidad de los intérpretes y de aquel contexto de Barcelona 92 se recrea en lo anecdótico, más de la cuenta, cuando son los actores quienes llevan el peso de la historia, cosa que no ocurre cuando la acción pasa al vídeo. El segundo problema es que hay una suerte de laxitud en las interpretaciones que impide que la historia, siendo tan durísima como es, llegue a conmover. No sé si ha sido una decisión del director Joan Arqué, tal vez para no caer en el melodrama; pero, de ser así, creo que se ha pasado de frenada. Cualquiera que tenga conciencia saldrá impactado, y mucho, a nivel racional; pero falta que el espectáculo, además de pensamiento, transmita emoción. Aquí ni siquiera yo, que soy una auténtica Magdalena con estos temas, tuve necesidad de secarme los ojos.

  • Lo mejor: El vídeo y la estupenda ambientación musical, que transmiten mucha más emoción que la palabra.
  • Lo peor: La extraña distensión interpretativa a la hora de abordar un tema como este.