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Teatro y danza

Los Premios Max se rinden a 'Afanador'

Triunfo total para esta mirada surrealista del BNE inspirada en el particular universo fotográfico del colombiano afincado en Nueva York

El director del Ballet Nacional de España, Rubén Olmo, frente al micrófono del Teatro Gayarre, anoche Villar LópezEFE

El de los premios escénicos es siempre un tema controvertido. No es un melón fácil de abrir. ¿Cómo se deben dar? ¿Estaría bien trocearlos por regiones? ¿Hacer un «totum revolutum» en el que hacer «la gran fiesta» del teatro y/o danza? ¿Separar los géneros artísticos?... Las posibilidades son casi infinitas. Aquí también se cumple aquello de que en España tenemos millones de seleccionadores, jueces, árbitros...

Pero mientras cada uno guarda (o no) su propia teoría sobre cómo deberían ser los premios «ideales» (si es que es posible), anoche, los Max volvieron a centrar las miradas teatreras y dancísticas. Día grande en el Teatro Gayarre de Pamplona y otra velada para recordar, principalmente, por el equipo de «Afanador»: cinco manzanas fueron para la saca de esa poderosa unión entre el Ballet Nacional de España y uno de los creadores con más proyección del continente, don Marcos Morau (La Veronal y Nacional de Danza de 2013). Mejor espectáculo de danza, mejor composición, mejor dirección, mejor vestuario y mejor iluminación. Toma ya.

Gala Premios MAX 2025Eduardo SanzEuropa Press

Triunfo total para esta mirada surrealista sobre el flamenco inspirada en el particular universo fotográfico del colombiano afincado en Nueva York, Ruven Afanador. Un espectáculo de danza de claro aliento vanguardista inspirado en sus libros «Mil Besos» (2009) y «Ángel gitano» (2014), que integran de forma muy personal la imagen del flamenco en el lenguaje visual contemporáneo.

¿Dos universos contrarios?

Pero más allá de los ganadores del Gayarre, (de nuevo) llama la atención cómo cambia el palmarés de uno premios a otros; en este caso, de los Talía a los Max. Dos galardones que, en teoría, guardan muchos puntos en común y que tienen resultados completamente diferentes. Un mes es la distancia de una a otra cita y los resultados no es que sean opuestos, pero sí muy dispares. Si en la noche del 12 de mayo, en Madrid, «1936» hacía pleno con seis de seis, ayer, pasó completamente desapercibido. También arrasó hace solo una semana en los Godot (aunque estos se ciñen a la escena madrileña). En Pamplona, ni siquiera estaba entre los finalistas a mejor espectáculo teatral. Es llamativa, cuanto menos, una circunstancia que se repite con más frecuencia de la que puedan imaginar.

Premios Max de las Artes EscénicasVillar LopezAgencia EFE

Un éxito, el de mejor montaje teatral, que en esta ocasión fue para la particular versión de Barco Pirata, Andrea Jiménez y Teatro de la Abadía del «Rey Lear» de Shakespeare («Casting Lear»), que además se hizo con el reconocimiento a la mejor adaptación (Jiménez y Juan Mayorga).

Mención especial también merece «Natural order of things», de Guy Nader y María Campos. Tres fueron las manzanas que acumuló una pieza fascinada por las dinámicas del cosmos: mejor coreografía y mejores intérpretes de danza (la propia Campos y Alfonso Aguilar). Por su parte, Enric Auquer («El día del Watusi»), Ágata Roca («L’imperatiu categòric»), Ester Guntín («Quiso negro»), «Contra Ana» (de La Contraria), «Farra» (de Cúa. Lucas Esocbedo y la CNTC)... fueron los otros nombres de la noche en el Gayarre. Y por supuesto, Petra Martínez y el recién fallecido Juan Margallo, merecidísimos Max de Honor.