Doble estreno
La semana fantástica de Alberto Conejero: "La imaginación es un acto radicalmente político"
El dramaturgo, arropado por Natalia Huarte y Ana Wagener, estrena por partida doble: una obra que persigue el espíritu de Leonora Carrington y un recital sobre la Laurencia de Lope de Vega
Cuenta Alberto Conejero que, en principio, le “asustaba” la idea de que su Leonora y su Laurencia coincidieran en cartelera. A pesar de ser dos obras concebidas “en momentos muy distintos y con años de diferencia” los azares de la programación han querido que vean la luz al mismo tiempo; por lo que el dramaturgo ha asumido que “de un modo raro estaban destinadas a reunirse y a dialogar la una con la otra, de un teatro a otro, y a través de los siglos”. Del escenario de ContemporéneaCondeduque, donde se estrena “Leonora”, al del Teatro de la Comedia, en el que “Laurencia” ocupará la sala pequeña (la Tirso).
“Ojalá que los espectadores descubran sus heridas compartidas y sus entusiasmos singulares”, suspira un Conejero que tendrá en Natalia Huarte y Ana Wagener a sus dos altavoces. “Actrices con las que sueña trabajar cualquier autor y me da mucho aliento que hayan confiado en estas obras. Aprendo de su entrega y de su pasión, de su rigor y de su talento. En ellas la literatura dramática se convierte en gran teatro”.
Con esta doble cita, el autor sigue celebrando una profesión profesión que conoció muy joven: “Desde que de adolescente reconocí mi vocación, el teatro me ha dado un sentido, me ha permitido imaginar y vivir muchas vidas, y me ha enfrentado a las luces y sombras propias y a las de mis semejantes. Los disgustos y heridas me los guardo porque los entusiasmos y los dones son muchos más. No le pido al teatro que me cure, sólo que siga haciéndome esta compañía maravillosa”.
Cada una de las palabras de Laurencia
Primero, será “Laurencia” la que viva su puesta de largo, hoy, de la mano de la Compañía Nacional de Teatro Clásico con un recital que mantiene al completo las palabras del personaje de Lope de Vega en “Fuenteovejuna”: “Cometí un error como adaptador hace años y fue abreviar el 'monólogo', así que aquí está íntegro”, asegura de una pieza dirigida por Aitana Galán.
El texto se convierte en una suerte de terapia en la que el dramaturgo de Vilches (Jaén) intenta responder a todas esas preguntas que le han rondado por la cabeza desde que versionó el original en 2017: ¿Por qué la ausencia de la madre de Laurencia?, ¿cómo sería la vida de este personaje después de los sucesos?...
Conejero se sumerge de este modo en un nuevo texto (que no una versión) en el que nadie le podrá echar en cara que se ampara en el repertorio: “Los espectadores que tengan a bien comprar su entrada para 'Laurencia' sabrán que es un texto mío y mías todas sus faltas y ojalá míos también algunos hallazgos”.
Juntos, actriz y autor apuestan por un personaje propio que “no pretende ser el de Lope de Vega ni ninguno otro, es el nuestro, que con oficio y deseo entregamos”, asumen.
También Frondoso y la Pascuala
El planteamiento de la obra, explica Wagener, es “el antes, el durante y el después” de los hechos de Fuenteovejuna. Para la actriz,se “desmitifican” laspalabrasde Lope para analizar bien qué pasó: “Aquí no se habla en caliente después de ser violada. El código es que está recordando cosas de su vida”. Así se explica que la actriz no “cumpla” con los 17-18 años de la Laurencia original. “Yo, con más de 60, pensaba que se me había pasado la paella entera”, ríe quien, entre otros asuntos, también profundizará sobre la relación con Frondoso y la Pascuala.
Regresa el andaluz al Siglo de Oro también como una reivindicación de nuestra literatura: “Un prodigio de la imaginación y del ingenio, uno de los teatros más ricos y luminosos del mundo”, asegura. “Quisiera yo que todos comprendieran la libertad y belleza de ese repertorio. Ahora bien, es un teatro que también ha caído en esa custodia helada a la que llaman “patrimonio”, cuando el teatro ha de estar siempre vivo. ¿Cómo no existen más lecturas contemporáneas de esas obras, como hizo Müller con Hamlet o Medea, o Sarah Kane con Fedra? Porque nos han puesto el plomo del miedo en la imaginación”.
En busca del espíritu de Leonora
Y 24 horas después de esta nueva Laurencia será el turno de Leonora Carrington en una obra que esta vez sí dirige Conejero y que “no tiene la pretensión de la captura biográfica, aunque el cabotaje sean los años europeos de la artista. Lo que tratamos de encarnar poéticamente en el teatro es la huella de su espíritu”, asegura el dramaturgo.
La artista que encarnará Huarte estará muy lejos del cartelón de “musa de Max Ernst”: “Pulverizó esa etiqueta en vida muy pronto. Es Leonora quien ilumina ahora toda la constelación de nombres que observaron su obra con indiferencia y condescendía. Hay muchas Leonoras en Leonora Carrington y todas son apasionantes. Desde una espiritualidad pagana galvanizó el arte y antes de que el ecofeminismo tuviera un nombre, ella lo promulgaba. ¡Tantas Leonoras! Al final encuentras siempre a esa mujer libre y sublime, con su lucidez, con su deseo puesto en pie y enclavijada en el misterio, como si hubiera escapado de mil muertes y, a la vez, hubiera conservado intacta su alegría de niña”.
“Ella es inabarcable”, comienza Huarte sobre un personaje que, al mirarlo –continúa–, le transmite “libertad, magia, no autodefinición, presente y mucha conciencia sobre el mundo tangible y también el mundo espiritual que nos rodea. Siento arte, pensamiento político y ecofeminismo”.
Alberto Conejero mira hacia la vida de una mujer cuyas primeras décadas “conforman un pasadizo lleno de claroscuros” en el que el “destino final fue siempre la libertad”, afirma el autor. “Es admirable cómo Leonora Carrington se deshizo de todas las tutelas, de todas las imposiciones, de todas las violencias, para convertirse en una mujer creadora. Su cuerpo fue testigo y testimonio de lo que significaba ser una mujer y artista en esa Europa llena de fantasmas y de militares. Y al final está Leonora y su obra, como una victoria de la dignidad y de la imaginación, del deseo y de la igualdad”.
Un poema escénico que pinta el escenario
Pero “Leonora” no es ninguna biografía, sino un “poema escénico donde las palabras pintan el escenario”, comenta la actriz: “A partir de algunos eventos de su vida, Alberto ha conseguido, de manera magistral, escribir un texto que tiene tanto de poesía como de humanidad. El texto lo ha ido editando durante el proceso de ensayos porque ha querido dirigir la función con mucha libertad, encontrando cada día el camino sin ideas preconcebidas. Ha sido un regalo que Alberto me ha hecho, de una generosidad excepcional. Es muy bonito trabajar con un dramaturgo que dirige su propio texto sintiendo que la obra no está acabada, permitiendo que las propias palabras hablen en los ensayos. Nos hemos reído mucho y hemos trabajado mucho también y creo que eso a Leonora le encantaría”.
Como Laurencia en “Fuenteovejuna”, Carrington fue violada. También encerrada en un psiquiátrico. Sin embargo, esta función huye de romantizar ningún tipo de pena–defienden–. “Tenemos que ser más valientes nombrando las cosas. Leonora Carrington sufrió mucho, tuvo una herida de por vida, y ejercieron una violencia sobre ella que a cualquier otra persona la hubiera destrozado. Ella, gracias a su fuerza, a su impulso vital y a su pintura consiguió transformar aquel sufrimiento en algo activo, luminoso y por lo tanto más verdadero”, celebra Huarte.
El dramaturgo y director también se toma el montaje como una “responsabilidad”. Quiere que ese “dolor irrepresentable” esté presente y que “la escena haga memoria de esas violencias sin convertirlas en espectáculo. Convocar la fuerza indócil y libre, superviviente y sublime que fue Leonora”.
Carrington miró de frente al horror del mundo, y como explica Conejero, “lo padeció en su cuerpo, pero no se dejó vencer”. Es por eso que cuando ahora el dramaturgo y director observa las imágenes de aquella anciana, “y la veo sonreír, con todo y pese a todo, comprendo que la imaginación es un acto radicalmente político”.