Tres monstruos llegan a Almagro
Arturo Querejeta lidera una función en la que toman la palabra los personajes vilipendiados en los textos de Calderón
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La Real Academia Española no habla de «monstruo escénico» en su diccionario, pero, si algún día se le ocurre incluir la acepción, no sería mala opción hacer referencia a Arturo Querejeta. Dentro de la norma académica, al actor se le podría encajar como «monstruo» en el sexto punto de la entrada: «Persona que en cualquier actividad excede en mucho las cualidades y aptitudes comunes». No desentona ahí.
Aunque su empeño ahora no se pierde en definiciones propias, sino en hacer un lavado de imagen a algunos de los «monstruos» que aparecen en la obra de Pedro Calderón de la Barca. Apoyado en un texto de la jovencísima Aurora Parrilla y en la dirección de David Boceta, el intérprete –aquí también asesor de verso– presenta en el Festival de Almagro una pieza (Monstruos. El prodigio de los dioses) que bucea «en la controversia que puede haber entre la apreciación de un monstruo como sinónimo de lo terrorífico, y todo lo contrario, alguien que se acerca a algo más sensible, más elevado», cuenta Querejeta.
Cuando uno piensa en un monstruo calderoniano va automáticamente a Segismundo, sin embargo, en esta función han pisado terrenos obvios: «No queríamos abusar de esa figura». El protagonista de La vida es sueño está en forma de «pincelada», confiesa, pero el peso recae en otros tres personajes: Semíramis, de La hija del aire; Aquiles, de El monstruo de los jardines; y el tetrarca Herodes, de El mayor monstruo del mundo. Tres figuras que están detrás de los vaticinios de los dioses y que, apunta el actor, siempre han vivido «encerrados o cercenados».
Querejeta asume el papel de Herodes junto a sus compañeras de reparto, Isabel Rodes (Semíramis) y Beatriz Argüello (Aquiles). Son los principales de un montaje que incorpora otros nombres ilustres que también se distribuyen entre un elenco al que se suma Jorge Bedoya, como responsable de una música que, en palabras del intérprete, es «fundamental»: «Ha compuesto una banda sonora original, una pequeña ópera que nos va llevando por el espectáculo».
La oscuridad de esa cueva en la que se encuentran los personajes se mantiene «siempre presente» con las proyecciones a cargo de Álvaro de Luna, una de las piezas del equipo de «monstruos» –insiste Querejeta– que une a Laura Ordás (escenografía), Juanjo Llorens (iluminación), Ana Garay (vestuario) y Antonio de Cos (espacio sonoro).
El tridente de protagonistas se sentará en la mesa para jugar una partida con las cartas marcadas, pero ante la que se rebelarán para modificar los implacables augurios que los acompañan desde la cuna. Se han convertido en el monstruo que tanto buscaron los otros y quieren abrir los ojos del de enfrente para decirle que es la sociedad la verdadera culpable de la transformación. «Enseñamos cómo la violencia y la humillación están detrás» de esas máscaras que se les pone. «Tetrarca es humano. Solo son personas que defienden su dignidad. La injusticia puede ocasionar comportamientos monstruosos que corresponden al intento de restablecer la dignidad», sostiene Querejeta de un montaje en el que «la columna vertebral es la monstruosidad del ser humano, ya sea por cómo ha sido educado o por cómo algunos sentimientos pueden llegar a apoderarse de nosotros», añade Parrilla.
- Dónde: AUREA, Almagro. Cuándo: 18 y 19 de julio (20:00 horas). Cuánto: 20, 26 y 29 euros.