Morante y su genio, primera parada hoy en San Isidro
El diestro de La Puebla se anuncia en tres ocasiones en el serial, la primera lo hace hoy con la corrida de La Quinta y la última por Beneficencia con la de Alcurrucén
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Hace 25 que llegó al escalafón de matadores. Casi. Lo hará cuando acabé la feria y se dé la de Burgos. También hará celebración en este año que el de La Puebla no perdona una. Ni media. Ni en los despachos para apuntarse a todas. Ni dentro del ruedo. Es inaudito, pero Morante este 2022 pasará de las cien si el destino y los toros lo permiten. Aunque de momento una lesión en la clavícula le ha forzado a parar los días antes de afrontar la Feria de Abril, donde hizo su órdago a lo grande. Allí, a pesar de ser casa, lo reciben con cierta hostilidad, esas cosas que pasan en la tierra. Tiene que ocurrir cosas con mucho peso para que el albero amarillento de rayas rojas ensangrentadas se abra en canal con el de La Puebla. Entonces, sí.
En Madrid es niño bonito. Los caprichos del destino. Se le consiente. Así ha sido desde hace tiempo. En este ruedo ha protagonizado un buen puñado de tardes sin historias y alguna que ya pasó para el recuerdo, aunque cruzar el umbral de la Puerta Grande se le resiste. Como si lo llevara inherente a la dimensión de su leyenda, que es gigante. Ojalá este año se rompa la maldición y este año transite a hombros el camino de la calle de Alcalá.
No apuesta ligero en este 2022, tampoco en Las Ventas. Puede que sea la temporada más seria que ha afrontado José Antonio Morante de la Puebla.
Es base y pieza fundamental de este San Isidro con el que recobra esplendor Madrid después del bocado que ha pegado la covid-19 a la Fiesta y a las cotas de diversión y felicidad de la vida. Su apuesta no se hace esperar. Hoy hará el paseíllo con la corrida de La Quinta, en uno de los carteles más apetecibles del serial con El Juli y Pablo Aguado, otro sevillano que robó el corazón de la Maestranza y de Madrid en el mismo año. Un pleno al alcance de muy pocos.
Morante está en su año. Está en plenitud delante del toro. Lo ve claro, le valen más toros que nunca. Ha sido capaz de dar una vuelta de tuerca necesaria a la Fiesta y apostar por otro tipo de ganaderías, anunciarse con encastes minoritarios que nadie quiere ver y mucho menos una figura y que son relevantes para la Tauromaquia e imprescindibles para generar ilusión y acontecimientos. Todo esto ha supuesto una importante llamada de atención para los propios compañeros que viven en un peligroso encorsetamiento sin ser consciente de la situación de la Fiesta. En la actualidad los toreros mantienen carreras largas, los escalafones no se renuevan y al espectador ofrecen siempre lo mismo. Carteles repetitivos (para intentar asegurarse taquilla) y ganaderías con las que se sienten cómodos. El resultado: espectáculo empobrecido, con poco lucimiento y un margen de creatividad y sorpresa ínfimo. Con el tiempo esto acaba pasando factura.
El jueves 26 será su segunda tarde con un cartel plenamente sevillano Juan Ortega y Pablo Aguado con la corrida de Juan Pedro Domecq. Volverá por Beneficencia. Se medirá con la de Alcurrucén con Ginés Marín y un sustituto de Emilio de Justo.
También se anuncian tres tardes Daniel Luque y Ginés Marín, once toreros harán dos veces el paseíllo (El Juli, Pablo Aguado, Antonio Ferrera, Gonzalo Caballero, Juan Ortega, José María Manzanares, Roca Rey, Tomás Rufo, Manuel Escribano, Diego Urdiales y Román), mientras que el resto se juegan su San Isidro a una tarde.
Así será un serial de 29 festejos, 24 corridas, dos espectáculos de rejones y tres novilladas y todo un universo de posibilidades. Madrid por San Isidro.