Toros

Una buena terna de novilleros remonta una tarde a la contra en Bilbao

Víctor Hernández y Mario Navas cortan una oreja cada uno en la tercera de Feria

El novillero Mario Navas este lunes durante la corrida de la Feria de Bilbao en la Plaza de Vistalegre.- EFE/Luis Tejido
El novillero Mario Navas este lunes durante la corrida de la Feria de Bilbao en la Plaza de Vistalegre.- EFE/Luis TejidoLuis Tejido Luis TejidoAgencia EFE

La terna de novilleros que hizo hoy el paseíllo en la feria de Bilbao, de los que Víctor Hernández y Mario Navas pasearon sendas orejas, remontó con valor, acierto y pundonor una tarde a la contra tanto por lo climático como por el complejo comportamiento de los utreros de José Cruz.

El diestro Víctor Hernández, con su primer novillo EFE/Luis Tejido
El diestro Víctor Hernández, con su primer novillo EFE/Luis TejidoLuis TejidoAgencia EFE

En medio de una bruma londinense, con un intermitente “txirimiri” muy poco taurino y con otra paupérrima entrada de público, los tres aspirantes tuvieron suficiente entereza y carácter para sobreponerse a las nada propicias circunstancias en un festejo de tanta responsabilidad en sus incipientes carreras.

Pero las dificultades estuvieron sobre todo en los novillos del ganadero bilbaíno José Cruz: un sexteto de animales que, por distintos matices, incluso los de una movilidad engañosa, exigió de los tres actuantes un plus de concentración técnica y una firmeza que no siempre se valoraron en tan desapacible contexto.

En ese sentido, aunque fuera el único en irse de vacío, quien superó tan agria prueba con mayor nota fue el murciano Jorge Martínez, que una vez más, y en una situación como ésta, volvió a demostrar su enorme proyección, manejándose ya con la soltura y la solidez de un matador cuajado.

El sobrero que tuvo que lidiar bajo la lluvia en primer lugar se movió sin emplearse nunca, más bien haciendo hilo y calamocheando cuando se le exigía algo de esfuerzo, pero Martínez acertó a atemperarlo y a guiarlo largo con un templado manejo de los vuelos de la muleta, antes de fallar con los aceros.

Más complicado fue aún el quinto, el de más seriedad del encierro, que siempre engatillado de cuello reservó todas sus cortas y escasas embestidas, lo que no fue óbice para que Martínez se plantara ante él con la misma férrea firmeza.

Muy por encima de las circunstancias, el levantino intentó siempre torearlo por derecho, con una irrenunciable sinceridad y sin darse un respiro en un largo empeño en el que dejó ver a las claras su largo valor natural, para, de nuevo, perder premio en la suerte suprema.

Su compañero Víctor Hernández si que paseó un trofeo del cuarto, un novillo de movimientos atrancados y de muy poco celo al que, con suavidad, le hizo todo a favor para, más centrado de mitad de faena en adelante, pasarlo más veces de lo que el animal podía o quería en otro dilatado trasteo en busca del premio.

Ya con el que abrió plaza el novillero alcarreño se había mostrado en ese mismo son de asentado valor para solventar las dificultades de un utrero con defensiva aspereza.

La segunda oreja de la novillada llegó en el último turno, cuando se llevaban ya tres horas de festejo y el presidente atendió la petición del público para el vallisoletano Mario Navas, que mostró sus buenas maneras ante el único ejemplar que, aunque medido de fuerzas, quiso tomar los engaños con claridad.

Si no pudo pasar de voluntarioso con el tercero, que pegó más cabezazos que arrancadas, Navas se volcó con ese sexto, con el que logró momentos de buen gusto, también con el capote, aunque le faltó más pulso para aprovechar mejor la nobleza de un novillo al que, eso sí, mató a la primera para contento del escaso y mojado público.

FICHA DEL FESTEJO

Seis novillos de José Cruz, el segundo como sobrero tras devolverse por flojo uno de los titulares, muy dispares de hechuras y volumen y de escaso juego en su conjunto, bien por su falta de raza o por su aspereza y falta de entrega, salvo el sexto, que aunque escaso de fuerzas resultó manejable.

Víctor Hernández, de grana y oro: estocada (ovación); estocada honda (oreja tras aviso).

Jorge Martínez, de violeta y oro: estocada trasera caída y tres descabellos (silencio); pinchazo y estocada honda caída (silencio tras aviso).

Mario Navas, de azul soraya y oro: seis pinchazos (silencio); estocada desprendida (oreja).

Entre las cuadrillas, Marcos Prieto y Diego Valladar saludaron tras banderillear al primero.

Tercer festejo de abono de las Corridas Generales, con algo menos de mil personas en los tendidos, en tarde brumosa y de lluvia intermitente