Una baja más...
El año más duro de Cayetano: lesiones, vacío y una despedida sin brillo
En el año de su retirada, el torero vive un cierre amargo, marcado por lesiones y la pérdida de presencia en las plazas que marcaron su trayectoria
La temporada 2025 debía ser un año para recordar en la carrera de Cayetano. No por las estadísticas, ni por los números fríos de contratos firmados, sino por el valor simbólico de la despedida: la última vez en Las Ventas, el adiós a Sevilla, una última Puerta Grande soñada en Zaragoza. Sin embargo, la realidad ha sido bien distinta.
El diestro ha confirmado su baja en dos plazas donde estaba anunciado para este mes de agosto: Ciudad Real y Málaga. La causa, el mismo percance que le obligó a renunciar a Santander: una lesión en el pie sufrida el pasado 23 de julio en un tentadero y, en la sombra, ese desagradable altercado con la Policía en un restaurante madrileño que resuena a nivel mediático. Lo que al principio parecía una recuperación rápida se ha convertido en un parón prolongado que amenaza con oscurecer el final de su trayectoria.
El propio Cayetano lo comunicó con un mensaje en el que mezcla honestidad y resignación: "Después de probarme en el campo, siento comunicar que aún no estoy físicamente preparado para afrontar mis próximos compromisos en Ciudad Real y Málaga. Mi respeto a mi profesión y al público me obliga a ser honesto y responsable con la realidad por encima de la ilusión que me produce volver a pisar el ruedo. Gracias por vuestra comprensión y confianza".
En Ciudad Real, su puesto lo ocupará Manuel Jesús “El Cid”, que atraviesa un momento dulce tras su triunfo en la feria de Santander con la corrida de Victorino Martín. El sevillano, que ya abrió la puerta grande del coso manchego en 2006 y 2010, compartirá cartel con Emilio de Justo y Marco Pérez, lidiando un encierro de Juan Pedro Domecq.
Un 2025 cuesta arriba desde el principio
Lo cierto es que la temporada no empezó bien para Cayetano. La ausencia en ferias tempranas como Valdemorillo, Illescas, Olivenza, Castellón, Valencia o Arlés le dejó fuera de la conversación mediática en un año donde otros compañeros sí han sabido colocarse en el foco. Llegó a mayo con solo cuatro paseíllos en Las Rozas, Cariñena, Baeza y Almoguera, y sumó después fechas en Osuna, León, Alicante y Burgos. Muy poco para un torero que debía estar en las grandes plazas de despedida.
Su percance en el campo cortó en seco cualquier intento de remontada. Santander era una de las citas marcadas en rojo, con un cartel atractivo junto a Juan Ortega y Roca Rey, pero la lesión impidió su reaparición. Ahora, con la renuncia a Ciudad Real y Málaga, su temporada se reduce aún más, quedando solo un puñado de fechas inciertas y ninguna confirmación en plazas de primera.
El contraste con una temporada de alto nivel para otros
Mientras tanto, la temporada española y francesa está dejando nombres propios con actuaciones de peso: Morante de la Puebla, Alejandro Talavante, Emilio de Justo, Borja Jiménez o Pablo Aguado han firmado tardes memorables y mantienen una regularidad envidiable. Frente a eso, Cayetano aparece en las estadísticas con muy pocos festejos y sin grandes triunfos que pongan broche de oro a su carrera.
No estará en Sevilla por San Miguel, tampoco estará en Madrid —no estuvo en San Isidro ni estará en la Feria de Otoño— y tampoco en Zaragoza. Las tres plazas que marcan el eje final de la temporada española no contarán con su presencia, lo que deja un vacío evidente en el relato de su despedida.
El adiós que aún no tiene fecha
La gran incógnita es si Cayetano elegirá Jaén, en la feria de San Lucas, para decir adiós definitivamente a los ruedos. Sería un cierre discreto para una carrera que, más allá de las cifras, ha vivido siempre bajo la luz y la presión del apellido Rivera Ordóñez.
En cualquier caso, el balance de este 2025 es inapelable: una despedida sin las plazas grandes, sin la continuidad y sin el reconocimiento que esperaba. En un mundo tan simbólico como el de la tauromaquia, donde la última temporada queda para siempre en la memoria del aficionado, la historia de Cayetano se despide por una puerta que, más que grande, parece lateral.