¿Cuál fue la primera tragedia de la historia en los ruedos?
José Cándido Expósito que fue uno de los diestros principales de su tiempo y su muerte en el ruedo se tiene como la primera de un torero profesional de la que se tiene noticia en los anales de la tauromaquia
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Nacido en 1734, aunque la fecha es aproximada, puesto que fue abandonado frente al Orfanato-Casa de Expósitos de Santa María del Mar de Cádiz y recogido en dicha institución el 30 de noviembre de aquel año, de él se ha dicho que fue hijo ilegítimo de una dama gaditana de alta alcurnia y producto de los escarceos que aquella mantuvo con un criado antillano, lo que explica el color de la piel del niño, que más adelante fue adoptado por Melchor Román y Josefa de Olvera, un matrimonio de Chiclana que le rescató de la inclusa. En aquella ciudad discurrió su infancia y se aficionó a los toros.
Desde muy pequeño no tuvo otra cosa en su cabeza que ser torero, siendo alumno de Lorenzo Manuel Rodríguez “Lorencillo” y bien pronto destacó entre los aspirantes de los que se rodeaba. Tan valiente como inteligente, practicaba con verdadera maestría las suertes más difíciles y con frecuencia mataba toros valiéndose solo de su sombrero como muleta y de un puñal en lugar del estoque.
Tal era su destreza y dominio de las suertes, que tomó una temprana alternativa, de la que muchos tratadistas afirman que fue la primera que se concedía oficialmente, en Madrid el 25 de mayo de 1756 de manos de Diego de Álamo “El Malagueño” y atestiguando Juan Esteller, cediéndole el toro “Capitán”, del hierro de don José y Miguel Jijón, si bien Boto cree que la presentación tuvo lugar un año antes, cuando realizó una suerte de “picar a pie” con una débil púa.
Sea como fuese, lo cierto es que aquella tarde tan especial no estuvo especialmente afortunado, siendo alcanzado por el toro de la alternativa y no pudiendo acabar con él al ser llevado a la enfermería.
Toreó mucho a partir de entonces y lo hizo en las principales plazas de España, donde llamaba mucho la atención y despertaba la curiosidad del público por ser mulato y al que sorprendía al realizar el salto de testuz, que consistía en pasar por lo alto del toro, de cabeza a pies, apoyando previamente el pie en la testuz de la fiera para lograr el impulso necesario.
José Cándido fue uno de los más famosos toreros de su tiempo, antes de Costillares, Pepe Hillo o Pedro Romero, destacando por su serenidad, valor y extraordinarias facultades físicas. Se le tiene como inventor del aquel salto del testuz y de la suerte del puñal, que aprendió del limeño Mariano Zeballos, quien por cierto la practicó por primera vez en la plaza de El Puerto el 5 de agosto de 1770, día en que también actuaba él junto con Sebastián Jorge y Vicente Bueno.
Para celebrar las fiestas de San Juan de 1771 en El Puerto de Santa María se dieron tres de las diez corridas de que constaba su temporada. En la primera de ellas, la del día 23 de junio, bastante accidentada, pues hubo varios percances, sustos y cogidas entre los que tomaron parte en la misma, actuaba José Cándido, lidiándose toros de una de las ganaderías de Bornos, citando algunos cronistas que probablemente era la de don Francisco Martínez Salido. Buenas lidias dieron el primero y el segundo, muriendo ambos a manos de Cándido.
Les superó en fiereza el tercero, un jabonero inquieto y poderoso, que dio muerte a cinco caballos, antes de caer, también él, “a los filos del mejor Cándido estoque”. Igual o parecida suerte corrió el cuarto.
El quinto, “Coriano” de nombre, embistió contra un carro adornado de flores que llevaba a un hombre y a una mujer para clavar rejoncillos, acompañados de pajes, lacayos y otros escoltas, como Goya reflejó en un grabado de su Tauromaquia. Hirió a la mujer y a un paje. Cándido intentó inútilmente varias veces parar al toro, pero el animal no se detenía en nada, saltando varias veces a la barrera y llegando en uno de sus saltos hasta los andamiajes de la plaza de madera fija en el Ejido de San Francisco.
Fue aquel ejemplar bravo y seco con los picadores. Uno de ellos, apodado al igual que el toro “Coriano”, se adelantó para picarle, siendo derribado y cayendo al suelo a descubierto. Hizo el quite el banderillero Juan Barranco “Chiquilín”, a quien persiguió el toro, librándole de una cogida segura el capote de José Cándido. Tuvo éste la desgracia de resbalar y caer en el quite por cosa de haber pisado la sangre de un caballo, y bien fuera que por el golpe en la cabeza perdiera el sentido, o por tratar de no llamar la atención del toro quedándose inmóvil, el animal pasó sobre su cuerpo, arrollándole, “y al revolverse presto, para desgracia del torero, le recogió con las astas, enganchándole por los riñones, pasándole de cuerno, suspendiéndole por un muslo y arrojándole ya herido de muerte como un muñeco, a grande distancia y sin sentido”.
Cuando llegaron los médicos de Cádiz que habían sido avisados, ya no pudieron hacer otra cosa que certificar su fin. Murió diez horas después de sufrir esas dos cornadas, en la casa número 5 de la portuense calle de San Francisco, a la 1 de la madrugada del día siguiente.
Antes de morir tuvo tiempo, y lucidez, para firmar su testamento, en el que dejó escrito que les repartiesen a los pobres cuanto consigo llevaba de oro, plata, ropa o cobre; mil misas para su alma y a sus hermanas un dote de tres mil y más reales, y “Todo su caudal y hacienda, casas, viñas, posesiones, vacas, bueyes, yeguas, cabras, cinco mil y más doblones en dinero, y otras cosas de alhajas muy superiores, le dejó a puerta cerrada sin que hubiese opositores, a su mujer y a su hijo, que por albaceas pone....".
Fue el primer matador de toros profesional fallecido en España, en una plaza edificada ex profeso para el desarrollo de la lidia. Está enterrado en la Iglesia Mayor de El Puerto de Santa María.
Uno de sus dos hijos, Jerónimo José, también fue matador, y uno de los más famosos de finales del siglo XVIII, siendo considerado el creador de la “Escuela Chiclanera”.
Juan José de Bonifaz refiere de este personaje que fue “Figura cimera del toreo de segunda mitad del siglo XVIII, José Cándido Expósito, gaditano y mulato”.