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Fonseca vuelve a nacer con el vacío de Morante

Espeluznante cogida del mexicano en el cierre de Madrid en una tarde en la que pudo ser y no fue
Espeluznante cogida al diestro mexicano Isaac Fonseca en Las Ventas
Espeluznante cogida al diestro mexicano Isaac Fonseca en Las VentasGonzalo Pérez Mata PHOTOGRAPHERS

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Ni uno quedó de la divisa titular de Cuvillo. Ni Morante. Qué cosas. De la corrida prevista había acabado apenas un esbozo, un resquicio, quizá una idea de aquello que fue. En cambio, la gente sí acudió a la plaza. Llenazo. Maravilla. Así vale la pena despedir una temporada. Era un reencuentro para El Cid, que fue torero de Madrid. Se las vio con un zambombo de 600 kilos a punto de cumplir la edad necesaria para quedarse para las calles. El problema de toros en el campo es más que evidente. Aun así, el Garcigrande se movió y quiso perseguir la muleta del de Salteras, al que la gente brindó una calurosa ovación de bienvenida. La faena estuvo condicionada después. Un sí pero no. Muletazos que querían ser, pero rondaban la periferia. Como el toro que quería ir, pero de vez en cuando encontraba otros intereses. La tarde misma que quería ser, pero en realidad no era. El otoño mismo que quería ser, pero era primavera. Qué cosas estas. La espada no le falló esta vez a Manuel Jesús.
Lipi se ajustó una barbaridad en los dos pares que puso al cuarto. Brindó El Cid al televisivo Joaquín, el futbolista y recordó su comienzo de faena a los de tantas tardes buenas de Madrid. Lo esperó en el centro del ruedo. Con la diestra, relajado, dueño de los tiempos, como quien sabe más que el toro y que los que estamos arriba. Anduvo sincero en el prólogo con el toro de Victoriano. Todo lo sobrio y fácil que anduvo con la derecha con el noble y repetidor toro le costó confiarse con el que de siempre fue su pitón bueno, el zurdo. De ahí que la cosa no llegara a cuajar. Cuando retomó la diestra se le había ido la buena sintonía. Y el toro.
Lo del segundo fue una pena. Un ejemplar que iba y venía sin decir nada y eso en Madrid está cerca del pecado capital.Alejandro Talavante era su matador. Lo intentó, pero con eso en esta plaza no vale. Ruina. La suya. Y la nuestra. Tuvo recompensa con el cornivuelto quinto, que guardaba embestidas para faena emocionante, tan francas como irregulares en el ritmo. Talavante lo vio y quiso, pero en los términos de esta temporada, mucho trallazo y poca caricia. Tiene ese pellizco que todavía prende en la masa, la calidez del toreo bueno y entregado todavía se lo tiene guardado. Eso sí, le ha encontrado el sitio a la espada. Se le pidió el trofeo no concedido. Se quedó la cosa en saludos.
Isaac Fonseca pegó una larga cambiada en el tercio en el intento de despertarnos del letargo en el tercero. Se echó el capote a la espalda después con los mismos mimbres en un “aquí estoy yo”. Y todo iba bien encaminado con un animal de Toros de Cortés, que tenía prontitud y mucha largura en el viaje. Con él se había desmonterado Juan Carlos Rey tras parear. El problema fue cuando llegó la hora de la verdad. Justo después de brindar a la infanta Elena, que ocupaba una barrera de la plaza. Hubo un pase cambiado por la espalda de rodillas de infarto y después mucho intento de toreo, de largo, pero todos los muletazos cogieron el camino erróneo a la profundidad: tan ligado como por fuera y rápido. Y entonces lo que pudo ser una apoteosis acabó en un intento fallido de reconquista. Y el toro, con su querencia con rajarse, lo tenía dentro.
Volvió a nacer en el sexto. La cogida que sufrió Fonseca fue de las que dejan sin respiración. Impensable que saliera ileso, en apariencia y pudiera continuar. Cambió el ánimo de la plaza en la faena, a pesar de que tiró por el camino del tremendismo más absoluto en la plaza que se presupone más seria.
Vencida la tarde, volábamos para La Puebla. Se nos va a hacer larga la ausencia Morante. No hay muñeca, ni mala cabeza que nos haga libres de tú no presencia. Que sea corta la parada. Por dios.
Jueves 12 de octubre de 2023. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Corrida del Día de la Hispanidad. Lleno en los tendidos.
Toros de Garcigrande, 1º y 2º, Toros de Cortés, 3º, y Victoriano del Río, 4º, 5º y 6º. Destartalados. El 1º, noblón; 2º, tan franco como soso; 3º, buen toro; 4º, noble y repetidor; 5º, con mucha movilidad, transmisión y ritmo desigual; y 6º, con movilidad y complicado.
El Cid, de azul pavo y oro: estocada (palmas); y estocada, aviso y dos descabellos (silencio).
Alejandro Talavante, de tabaco y oro: estocada caída (silencio); y aviso y estocada (ovación).
Isaac Fonseca, de espuma de mar y oro: estocada baja y aviso (silencio); y estocada perpendicular, aviso y descabello (ovación).