El Juli, una trayectoria histórica
Aún no se termina la temporada y el madrileño ya la ha marcado para siempre con el anuncio de su retirada. Todavía le quedan paseíllos por hacer, pero su legado ya es historia viva del toreo
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Ahora que El Juli anuncia que dejará de torear, sus números y las grandes tardes que deja en el recuerdo comienzan a hacerse más grandes, más difíciles de alcanzar. Si bien las estadísticas no son más que eso, número fríos, vistas con perspectiva se convierten en la profunda huella del paso de uno de los toreros más importantes de la historia. Además, todavía no está dicha la última palabra, porque al torero madrileño todavía le quedan muchos paseíllos por trenzar y toros por cuajar. Sin ir más lejos, su celebración personal del XXV aniversario de alternativa, el 16 de agosto en Gijón, donde lidiará seis toros en solitario.
Pero, para hacernos una idea de lo alcanzado hasta hoy por este monstruo del toreo actual, tenemos que remitirnos a las 1851 corridas de toros toreadas, los 3895 toros lidiados, de los que indultó 31 y a los que cortó 2863 orejas y 97 rabos, ganando el derecho a salir a hombros en 955 ocasiones, mientras que la puerta de la enfermería se abrió para él en 18 oportunidades.
Más simbólico resulta el honor de haber sido premiado con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2016, pues, sin duda, este premio sí que hace justicia con el legado que El Juli ha dejado en la tauromaquia, más allá de las puertas grandes y las orejas que pueda haber alcanzado.
Pero su trayectoria triunfal comenzó a labrarse muy temprano, cuando en la Plaza México, el 3 de agosto de 1997, El Juli indultó a “Feligrés”, el novillo que le catapultó como figura absoluta en México siendo apenas un novillero y como ídolo de la plaza más grande del mundo, donde después se entretendría saliendo hasta 17 veces a hombros por la puerta grande y dejando para tardes imborrables en el recuerdo del aficionado mexicano como las realizadas a los toros “Rey de Oro” y “Guapetón”, premiadas con el rabo, o la de “Trojano”, el toro de Montecristo al que Julián también indultó. Pero no sólo en México ha sido Ídolo, porque en Colombia, Perú, Venezuela y Ecuador no ha habido feria que no rinda y público que no haya hecho suyo.
Tras su periplo de formación en México, El Juli llegó a Europa a imponer su joven magisterio. La plaza de Madrid sería la que diera su bendición definitiva antes de convertirse en matador de toros, cuando aquel 13 de septiembre de 1998 se presentó en Las Ventas en solitario para estoquear seis novillos, colgando el cartel de “No hay billetes” y cortando dos orejas para salir a hombros.
Su alternativa en Nîmes, tan sólo 5 días después, y sin cumplir todavía los 16 años, se convirtió en un absoluto acontecimiento social. José María Manzanares y Ortega Cano, padrino y testigo de la ceremonia, convirtieron en matador de toros a El Juli, que cortó una oreja de cada uno de sus dos toros, frente a una plaza llena y millones de telespectadores viendo la corrida por las cámaras de Televisión Española. Francia también caería después rendida a sus pies. Justo en la plaza que le doctoró, la de Nîmes, suma 26 puertas grandes, tras obtener 85 orejas y 3 rabos, mientras que en la vecina Arles son 18 las salidas a hombros, con 49 orejas y 5 rabos. También Bayona le ha visto salir en volandas en 13 ocasiones.
En España, no hay plaza ni feria que no haya visto triunfar a El Juli. Desde su Madrid, la plaza más dura con el torero local, que sólo le ha aupado a hombros una vez desde aquella que lo hizo como novillero en 1998. Fue en 2007, con una corrida de Victoriano del Río, cuando realizó su cantada faena al toro “Cantapájaros”, del que sólo fue premiado con una oreja.
Es en Barcelona, la plaza de primera en la que más ha triunfado Julián, pues cruzó la puerta grande en 19 oportunidades antes del arbitrario cierre de la bonita Monumental. En la esa lujosa lista de puertas grandes de primera le siguen Valencia, con 18; y Sevilla con 11. Aunque siete de ellas han sido por la del Príncipe, siendo la más importante, sin lugar a dudas, la del 16 de abril de 2018, cuando indultó a “Orgullito” de Garcigrande.
No por realizada en una plaza de menor entidad, el Palacio Vistalegre de Madrid, la faena al toro “Desván”, de Toros de Cortés, el 4 de octubre de 2022, cuando Curro Vázquez se despidió del toreo, se convierte para él en un parteaguas definitivo en su carrera. Porque a partir de allí, El Juli decide evolucionar en su forma de torear, abandona la suerte de las banderillas y se centra en un toreo más profundo, más poderoso.
Sin embargo, a pesar de ser probablemente el torero que más y mejor le puede a los toros, también ha caído herido. Hasta 18 cornadas ha recibido, siendo la más grave la sufrida en Sevilla el 19 de abril de 2013, cuando un toro de Toros de Cortés, le partió el muslo derecho, siendo intervenido de urgencia para salvar la vida y, luego, otras dos veces para salvar la pierna y recuperar su funcionalidad.
Aunque, sin duda, son muchos más los toros a los que Julián ha cuajado faenas inolvidables. Como “Ropalimpia”, el toro de Núñez del Cuvillo al que cortó un rabo en Zaragoza el 12 de octubre del 2000; o “Puñalero”, de Daniel Ruiz, al que pidieron el indulto en Valencia; pero también las de “Licenciado”, de Alcurrucén, o más recientemente la de “Gañafote”, de La Quinta, que pudieron significar rotundos triunfos de puerta grande en Madrid, que finalmente no se dieron por la espada.
Por todo esto y mucho más, El Juli es y será un torero de leyenda.