Las Ventas

Peñaranda: el confirmante se lleva la tarde isidril con corazón y orden

El diestro, que confirmaba su alternativa, dio una vuelta al ruedo con el sexto con una corrida interesante de Lagunajanda

El diestro Alejandro Peñaranda
El diestro Alejandro PeñarandaAlfredo ArévaloPlaza 1

De los llenazos a los que nos tiene acostumbrados Madrid se notó una bajada en taquilla como había pasado el día anterior en la corrida de José Escolar. Lo que antes era normal ahora hasta se nos hace raro. Si no vemos Las Ventas a reventar parece que pasa algo. Salud para esta fiesta loca, a pesar de que haya muchas cosas que no cambian y se abra la puerta de toriles y la realidad se asemeje a la de siempre: una ínfima posibilidad de felicidad. Pisaba la Monumental Escribano, veterano y conocedor de esta plaza y de la vida de los ruedos, tampoco se quedaba atrás el mexicano Joselito Adame, que cumplía nada menos que su corrida número 600. Y hablando de cifras cuántas serán las que habrá sumado Escribano de portagayolas a lo largo de su vida, pero hablamos de récord seguro. El sevillano es capaz de desafiar esa puerta del terror cumpliendo un ritual que ya se ha convertido en parte de su repertorio. Se fue allí con el cuarto, que era un toro cornalón y muy serio de cara. No quiso caballo, pero después tuvo prontitud como toda la corrida. Es verdad que detrás de esas arrancadas arrastraba la mansedumbre, que fue desarrollando a peor. La espesura de la faena de Manuel, que acabó por alargarse, aliada con la densidad del ambiente de Madrid no ayudó.

Se movió sin parar el segundo en los primeros tercios y nos dejaba la duda de ser saber cómo llegaría a la muleta de Manuel. El toro en ese punto de ir con tanta prontitud tuvo veinte arrancadas de medida justa, de cogerlo con los vuelos y llevarlo muy cosido y lento. El de Gerena así nos lo dejó ver en algunos muletazos, pero antes de que la faena llegara a macerarse el animal se rajó y se desestructuró lo que se estaba construyendo. Se le fue a los bajos la estocada y se disculpó Escribano, al siguiente encuentro se quedó tan en la cara que se llevó un topetazo.

Lote de Adame

Noble y de buena condición el tercero con el que Joselito Adame cumplió, pero la faena no alzó el vuelo. También se dejó un quinto, que tuvo buen fondo y empujó en en engaño del mexicano con franqueza. La faena no compactó. Tandas cortas y sin acabar de exprimir las bondades del de Lagunajanda por lo que la faena no trascendió.

Alejandro Peñaranda

Alejandro Peñaranda venía a confirmar la alternativa, de ahí lo de abrir plaza con el primer toro de la tarde Lagunajanda, que tuvo buena condición, pero se desinfló como un globo y eso en Madrid es un mal con poco apaño. Anduvo firme Peñaranda, resuelto y con buen aire hasta que el toro perdió el fuelle.

Toraco exagerado de pitones de una seria corrida de Lagunajanda cerró tarde para el recién confirmado. Fue toro bueno, que como otros, quiso empujar por abajo y persiguió el engaño. Peñaranda le puso los vuelos y tiró de él con solvencia y queriendo hacer las cosas bien. Da gusto cuando ves un torero así porque se marca la diferencia y disipa las dudas. El resto son excusas. Alejandro apuntó alto, con sentido ético y estético de la tauromaquia y como si estuviera igual de toreado que sus compañeros de terna. Hay algo en el toreo que supera barreras. Es por eso que puso orden en su cabeza y corazón en lo que estaba haciendo para torear a aquel toro, que tuvo cosas buenas, como otros de Lagunajanda, que llevó una corrida trabajada y bien presentada.

Ficha del festejo

Las Ventas. Madrid. Vigésimo tercera de feria. Toros de Lagunajanda. Tres cuartos de entrada. El 1º, a menos; 2º, manso, pero se deja; 3º, noble; 4º, de mejor embroque que final; 5º, bueno; 6º, noble y repetidor.

Manuel Escribano, de verde y oro, estocada defectuosa, aviso, estocada (silencio); estocada (silencio).

Joselito Adame, de blanco y oro, dos pinchazos, media estocada tendida y desprendida (silencio); estocada (silencio).

Alejandro Peñaranda, de blanco y oro, que confirmaba, media, aviso, descabello, dos descabellos (silencio); estocada (vuelta).