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Feria de Abril

El superpoder de Perera con un extraordinario «Anárquico» en Sevilla

El extremeño perdió el triunfo por la espada con un toro del hierro de Santiago Domecq, que fue premiado con la vuelta al ruedo en la Feria de Abril

La perfección de Perera con una gran «Anárquico» sin el final feliz que merecía Pagés/toromedia

Escribanolo volvió a hacer. Irse a portagayola. Cruzar la plaza. Negarse el miedo. Ponerse a prueba. Olvidarse de todo y recordarse en cada paso que el toreo está por encima de todo. Del cuerpo. Del dolor y de la vida. Y ser capa de volver a desafiar todos los demonios que al resto de los mortales nos hacen presa al menor inconveniente, porque algunas personas, en su excepcionalidad, hacen estas cosas. Y otras miramos. El de Santi Domecq salió frenado, midiendo, y ya ahí intuimos que no iba a ser fácil. Transitada la larga la dificultad de ponerse a portagayola es que como el toro te apriete estás jodido. A Manuel no le dio tiempo a recuperar su capote en plenitud y tuvieron que cortárselo ya casi en el burladero. Bravo el toro en el caballo. Dos varas. De lejos y con prontitud. Se cocían muchas cosas en la tarde, porque ahí ninguno debería querer dejarse ganar la pelea. El toro fue como un tren en banderillas y en el comienzo de muleta de Escribano. Después no acabó de aprovechar esa inercia que tenía de la distancia y a pesar de que tomaba muy bien el engaño se fue viniendo abajo sin que la faena acabara de tomar vuelo. Igual los planteamientos deberían haber sido otros.

Arriesgó en el último par al quiebro y por dentro antes de tomar la muleta y vérselas con un toro que no tenía poder e iba al paso. Es decir, que por mucho que Escribano se ponía la faena no trascendía y aquello se hacía monótono y el toreo vive de las emociones de la expresión artística o de estar en vilo. Las zonas grises acaban siendo tediosas.

La gran faena

El diestro Miguel Ángel PereraPagésToromedia

La lección de dominio de Perera con el segundo fue de las que no puedes dejar de mirar ni un segundo. El de Santi Domecq resultó extraordinario y como tal lo trató el extremeño. «Anárquico» sería premiado con una vuelta al ruedo. Temple exquisito, poder, y como si todo estuviera hilado y preconcebido antes de empezar con una perfección que asusta. Ni un muletazo de más ni un tropiezo de muleta. Todo acorde y en sintonía con la tremenda calidad del animal. Sin moverse, manteniendo su seña de identidad, sus espacios de cercanía, hizo lo que le dio la real gana cono si fuera sencillo y distaba mucho de serlo. Se tiró tras la espada, pero tuvo que descabellar y se enfrió la cosa. Una pena. Faenas así merecen una fina feliz, para el toro y para el torero con esa clarividencia.

Al quinto se le protestó en los primeros tercios por falta de fuerza. Tenía buena condición, pero no se tenía en pie. Tampoco la tarde. Perera lo cuidó, mimó y sostuvo con la esperanza de que el fondo le sacara de esa espesura. Se quedó en intentos.

Mejor embroque que final tuvo el tercero. Aun así, se movió también con sus misterios (y poca fuerza). Centrado Borja Jiménez, tirando de oficio y firmeza en una extensa labor.

A portagayola se fue Borja con el sexto. Así habíamos comenzado y así acabamos. Jiménez se lució con la capa en un saludo variado, aunque lo mejor fue la media. Sin duda. Apretó en varas y en banderillas, donde recortaba la suerte una barbaridad. No era cualquier cosa el toro. Le echó valor para empezar de rodillas. Salpicó la cosa de intermitencias. Necesitaba gobierno el de Santi, tenía su genio. Quiso Jiménez dentro de las irregularidades y dejó alguna tanda buena y otra más liviana mientras el toro se apagaba entre la nada.

Ficha del festejo

Sevilla. Décimo primera de feria. Toros de Santiago Domecq, desiguales de presentación. El 1º, de buena condición y a menos; 2º, extraordinario y premiado con la vuelta al ruedo; 3º, movilidad a menos; 4º, al paso y sin poder; 5º, encastado. Lleno.

Manuel Escribano, de verde y azabache, pinchazo, estocada (silencio); pinchazo, estocada (silencio).

Miguel Ángel Perera, de corinto y oro, estocada, seis descabellos, dos avisos (saludos); estocada (silencio).

Borja Jiménez, de tabaco y oro, pinchazo, media, aviso, tres descabellos (silencio); pinchazo, estocada (palmas).