Real Madrid

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El Real Madrid y el VAR perdonan al Barcelona en el Clásico (0-0)

El equipo de Zidane fue mejor en la primera parte, pero perdonó y no tuvo de su lado al VAR en dos penaltis a Varane. La segunda parte fue más igualada. El encuentro se pudo disputar sin problemas, pese a las amenazas

Un Real Madrid con personalidad, trabajado y todos a unas, mandó en el Camp Nou, aunque no en el resultado. El equipo de Zidane dejó su huella en un territorio más hostil que nunca, sin complejos. Si no encontró resultado fue porque no tuvo puntería con su dominio en la primera mitad y porque ni el árbitro ni el VAR consideraron penalti un agarrón a Varane y un plantillazdo entro del área también al delantero francés. La indignación en el conjunto blanco sólo era superada por su estupefacción ante la claridad de ambas jugadas. Fue cuando el Real Madrid agobiaba al Barcelona, que no sabía cómo quitarse de encima el aluvión blanco. Saques de esquina, balones cruzados y llegadas por la banda izquierda, donde Isco y un Benzema incapaz de hacer algo mal reinaban. Les apoyaba Mendy, con más voluntad que acierto.

Si el Barcelona se mantuvo en pie fue porque los goles no entraron y sorprendentemente vivo pensó que podía ir a por el encuentro. El Real Madrid fue más constante, el Barcelona funcionó más a ramalazos, a que Messi conectara con Jordi Alba y así fue tirando hasta mediada la segunda mitad cuando empezó a levantarse y a hacer frente con más regularidad al contrario. Sacó Valverde al campo a Vidal y cambió los biorritmos de su equipo.

La primera parte terminó con 12 remates del Real Madrid y sólo uno del Barcelona. Es verdad que el de Messi fue un tiro que sacó Ramos bajo los palos, pero la diferencia de llegadas resume lo que fueron los primeros cuarenta y cinco minutos. El Real Madrid lo tenía muy claro: presión arriba, Valverde haciéndose kilómetros, Isco ayudando en defensa y ataque y todos muy concentrados. Sólo Bale, titular, parecía más desconectado. También era porque el Real Madrid se volcaba por el lado izquierdo, donde Semedo sufría. Los de Valverde eran todo dudas, quien sabe si alimentadas por su técnico. En un extraño movimiento, el Barcelona cambió su alineación inicial minutos después de hacerla oficial. Busquets era tiutlar y Rakitic suplente, pero después cambió y el croata fue titular, mientras que el español se quedaba en el banquillo, sin que quedase claro si era una decisión técnica o es que tenía fiebre.

No se encontró el Barcelona hasta entrado el segundo tiempo, demasiado pendiente de Messi y sin poder sacar la pelota con orden. La presión blanca le nublaba la vista y sólo pelotas de Ter Stegen por dentro aliviaban a los azulgrana. Repitieron la jugada varias veces hasta que el Real Madrid se la pilló. A favor del Barcelona es que ha aprendido a sobrevivir en la malas y durante un rato, fueron muy malas. Griezmann no apareció apenas, excepto en una jugada que se la dejó bien a Messi en la segunda parte y el centro del campo era del Real Madrid.

Valverde y Casemiro han conseguido lo que parecía imposible en este equipo: darle equilibrio. Tan importante son ya para Zidane que la suplencia de Modric no parece un problema. El croata salió en la segunda mitad, pero el partido ya estaba roto, el Madrid más cansado y el Barcelona con más fe.

A diferencia de otros años, de otras épocas ya completamente dejadas atrás, al equipo de Valverde ya no le interesan tanto los partidos controlados, prefiere correr, que se rompan, que Messi tenga espacios y que el público pida Ansu Fati. Fue cogiendo vida y frenando al Real Madrid o más que frenando, asustándole con algunas llegadas. Igualó un poco el partido, y no se movió el resultado. Está claro que esta Liga va a ser de poder a poder.

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