Kobe Bryant
Un día contra Los Lakers, por Jorge Garbajosa
Estoy hecho polvo. Recuerdo un partido que jugamos en casa cuando militaba en los Toronto Raptors contra Los Angeles Lakers. De pronto el entrenador me encarga que defienda a Kobe Bryant. Yo defendiendo a Kobe Bryant. Le di un golpe sin ninguna mala intención y se torció el tobillo. De inmediato le pedí perdón y no se me olvidará jamás la frase que me dijo. Fue algo así como «no te preocupes. Sé que juegas duro, pero a ti te respeto porque no lo haces con mala intención». Así era Kobe.
Recuerdos del Mundial Todo el mundo sabe que estamos hablando de un jugador de baloncesto extraordinario. Han sido muchos partidos contra los Lakers y con la selección, pero su figura va mucho más allá de lo que encarna en la pista. Era un auténtico icono en la cancha a nivel mundial, pero es que Kobe era mucho más. Era un tipo amable, cercano, simpático, comprometido, muy preocupado con los temas sociales... No era su amigo, pero tenía una muy buena relación con él que se había incrementado cuando fue nombrado embajador del pasado Mundial de China. Su papel antes y durante el torneo en el que España ganó su segundo título mundial fue un ejemplo de cómo se debe representar un gran torneo. Era cercano, su talento brutal en una cancha de baloncesto se trasladaba a una forma de ser que le hacía único. Recuerdo una cena en marzo en la que estuvimos hablando largo tiempo y se le veía entusiasmado con el campeonato.
Un tipo muy especial Sólo espero que su mujer Vanessa Bryant y sus hijos no viajaran en el helicóptero que se estrelló. Lo de Kobe Bryant es el culmen de un fin de semana horrible. La vida a veces es demasiado cruel, un desastre. Menos de 48 horas antes de lo de Kobe Bryant me enteré de la muerte de mi excompañero en el Unicaja Robert Archibald y ahora llega esto. Se nos ha ido una leyenda, un tipo que era especial dentro y fuera de la cancha.
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