Fórmula 1
El día que el Rey Emérito “subió” a Carlos Sainz a la F-1
Las gestiones del monarca con la familia real de Abu Dabi sirvieron para dar el «empujón» definitivo para que el madrileño fichara por Toro Rosso
Después del fútbol y los Juegos Olímpicos, la Fórmula 1 es el deporte con mayor seguimiento a nivel mundial. Sus retransmisiones son seguidas por millones de espectadores, posee una gran capacidad de influencia y los intereses económicos que pululan alrededor de este deporte traspasan lo conocido. La poderosa industria del automóvil pelea por tener un hueco entre los diez equipos que la Federación Internacional (FIA) permite que compitan, pero no todo es dinero, porque la complejidad técnica que se necesita para formar una escudería es muy elevada y no todos se atreven.
Los países pagan a los promotores verdaderas fortunas por tener una carrera en sus circuitos, porque la proyección y el retorno publicitario que consiguen es muy superior a lo invertido. Y en este club tan restringido y con unos beneficios tan suculentos para personas, empresas y países, España tiene y juega un papel muy importante. La envidia de muchísimos. Lo hace a través de sus pilotos y también por su Gran Premio, que desde hace más de 25 años se celebra en Barcelona, anteriormente en Jerez o en Madrid.
Tener dos pilotos de la misma nacionalidad en parrilla de salida es un éxito difícil de evaluar en el que se mezclan talento, apoyo, esfuerzo, exigencia, estructura… Deportistas de élite como Nadal, Gasol, Márquez, Alonso, Sainz o los triunfos de las selecciones nacionales contribuyen a incentivar la imagen del país en todos los sentidos, algo que ha atraído turismo e inversión, es decir, riqueza. Y todo esto siempre lo tuvo muy claro el Rey Emérito Juan Carlos I, gran aficionado al mundo del motor y perfecto conocedor de los beneficios que podía traer a España pertenecer, como país, a un club tan selecto como la F1. Un ejemplo de su contribución silenciosa para ayudar a deportistas españoles se produjo a finales de 2014.
El madrileño Carlos Sainz, que en 2021 formará parte del equipo Ferrari (un ejemplo de su enorme talento), se encontraba en una situación delicada para acceder a la F1. En aquel momento pertenecía a la cantera de pilotos de Red Bull y después de cumplir lo pactado con sus jefes para alcanzar la categoría reina (ganar un campeonato como las World Series), como siempre en la F1, otras dificultades aparecieron en su camino. Helmut Marko, responsable de los programas deportivos de la compañía de la bebida energética, cuya palabra tiene el mismo valor que un chicle y nunca se sabe por dónde va a ir, sugirió a los Sainz (padre e hijo) que sería conveniente acceder al equipo con alguna aportación económica, algo habitual entre equipos de mitad de tabla e incluso no tanto.
Lo normal es hacerlo aportando un patrocinador, pero eso sí, siempre hay que demostrar la valía en forma de resultados y palmarés, algo que es fundamental para obtener la Superlicencia, el permiso que concede la FIA para ser piloto de F1. Hasta Lewis Hamilton necesitó el «empujón» y el apoyo de McLaren en su momento.
Embajador
Sainz cumplió su parte del trato, ganó, y cuando todo parecía destinado a que ocupara un volante en la F1, Helmut Marko eligió a Max Verstappen. Sin embargo, el movimiento hecho por Fernando Alonso para irse de Ferrari a McLaren, provocó un efecto dominó en el que Vettel le sustituyó en Ferrari y eso dejó libre un asiento en Toro Rosso, el equipo B de Red Bull. Pero había tres candidatos más: Vergne, Gasly y Lynn.
Aquella temporada, 2014, Cepsa era el principal patrocinador del equipo Toro Rosso y meses antes dejó entrever que dejaría su patrocinio en la F1 para invertir en otros deportes. Sin embargo, durante la celebración del último Gran Premio de la temporada, disputado en Abu Dabi, emergió la figura del Rey Emérito, que se encontraba allí. Su buena relación con la familia real del Emirato Árabe fue clave para que IPIC, el fondo de inversión del país y propietario de Cepsa, anunciara que continuaba en la F1 apoyando a Toro Rosso con una cifra que podía alcanzar los 16 millones de euros anuales.
Aquella «real gestión» sirvió para que Sainz pudiera acceder al asiento libre del equipo Toro Rosso frente a otros rivales fuera de la pista. Fue una pequeña gran ayuda sin desmerecer los méritos del madrileño, que días después realizó una nueva prueba con el coche de Red Bull y dejó impresionados a los responsables, algo similar a lo que ocurrió meses antes en el circuito de Silverstone.
Sainz entró en la lista de los 20 pilotos en el mundo que compiten en la F1 y cinco años después está considerado uno de los mejores. De hecho, en 2021 será piloto titular de Ferrari. Con eso está todo dicho.
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